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Después de darle un beso profundo a Doyeong, Seohan se levantó de su asiento ante los llantos de los bebés.

"¿Sabes qué? Mañana quédate a cuidar de los niños, no vayas con mis padres."

Y Doyeong, aliviado gracias a la inesperada consideración del tigre, lo aceptó, y decidió dormir hasta muy tarde del día siguiente. Pero Seohan dijo también que tampoco iba a trabajar y que podía quedarse despierto en su lugar para echarle un vistazo a los gatitos.

Eso lo puso nervioso.

"..."

Miró hacia el sofá, agitando una botella de leche en polvo descuidadamente. Fue porque Seohan, que le había dado tiempo libre, diciendo que no tenía que irse de la casa ni hacer las tareas domésticas, se sentó cómodamente en su habitación, con una camisa más ligera que su habitual traje de tres piezas, sin corbata y concentrado en la tableta que tenía en las manos. Sus mangas, que habían sido cuidadosamente abotonadas, estaban arremangadas hasta las muñecas y tenía una pierna acomodada suavemente contra la otra.

La presencia del hombre era a la vez, tan incómoda como interesante. Aunque era un tiempo libre para los dos, era incómodo porque no podía actuar como de costumbre teniéndolo de frente y también, la verdad era que lo ponía tan nervioso que no podía ni respirar con tranquilidad. De hecho, Doyeong se concentró en las muñecas y manos del tigre, con las venas abultadas expuestas bajo las mangas, en sus cejas ligeramente fruncidas, sus largas piernas y sus bonitos pies. Pero de repente sintió calor y decidió enfocarse en los niños.

"Vengan aquí, mis amores."

Pero incluso aunque Doyeong le dio a cada niño un biberón, siguió mirando de reojo al tigre todo este tiempo.

"Hola, Doyeong ¿No fuiste a la otra casa?"

En ese momento, empezó la hora de trabajo del tutor.

Pero cuando entró en la habitación y encontró a Seohan, ocupando el sofá, cambió su saludo de inmediato y también trató de mantener una distancia considerable mientras hacía una pequeña reverencia con su cabeza. Sin quitar los ojos de la tableta, Seohan levantó ligeramente la mano en respuesta y eso fue todo lo que dijeron.

El tutor levantó las cejas hacia Doyeong, él elevó los hombros y luego, tomó nuevamente la botella de leche y se la puso en la boca a uno de los bebés.

"¿Por qué no fuiste?"

"Estoy... Descansando."

"¿Los bebés están comiendo bien. Escuché que lo escupieron".

"Sí, anoche. Creo que últimamente han perdido el interés por la leche en polvo y, la verdad eso me preocupa un poco porque, bueno, nunca han comido otra cosa que no sea eso".

Los niños tenían una nueva cama hecha completamente de madera. Tenía una malla y una barrera alta para evitar que la brincaran porque estaban descubriendo a últimas fechas que sus patitas eran fuertes. Y como los niños se habían vuelto más activos, estaba bien seguro de que pronto treparían y podrías saltar por encima sin ningún problema. Pero mientras hablaba con el maestro de como pronto necesitaría comprar otra cama, algo que hiciera que los bebés se quedaran en un mismo lugar todo el tiempo, Seohan, que no había quitado los ojos de la tableta, de repente llamó al maestro:

"Oye, hazme un favor".

"¿Qué?"

El maestro, que estaba agitando otro biberón para Doyeong, volvió a elevar una ceja mientras se acercaba directo a su amo. Luego, con los ojos todavía fijos en la tableta, Seohan abrió la boca otra vez y dijo:

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora