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Doyoung soportó el acoso del tigre y los insultos de sus padres durante mucho tiempo igual a si no tuviera más remedio. Sin embargo, otro tigre joven, que también había estado observando la situación en completo silencio, abandonó su asiento para salir de la recámara y el tigre que lo había estado molestando desde que llegó, se aburrió, le sonrió y se levantó para contestar el teléfono. Su padre hizo lo mismo y finalmente, su suegra, quien a fin de cuentas era la encargada de enseñarle las costumbres familiares tradicionales que sólo se transmitían por línea materna, pareció considerablemente enojada de ser quien se quedara a solas con Doyeong. 

Su suegra era un miembro destacado de la familia Lee. Tanto, que pareció bastante distante de su esposo. No era hija de tigres sangre pura, pero provenía de una familia noble de músicos muy reconocidos en todo el país y, por consiguiente, parecía no gustarle la idea de tener un nuero que fuera un gato.

"La verdad es que deberíamos presentar una denuncia de inmediato y sancionarte por lo que hiciste con nuestra casa".

Dijo la suegra mientras se colocaba frente a Doyeong.

La mujer, que parecía tan enojada como hace un momento, tomó el teléfono y llamó a los padres de Doyeong de inmediato, citando los nombres de los abogados y fiscales que tenía a nombre de su casa y hablando como si fuera a echar a Doyeong y presentar una denuncia cuando le viniera en gana. Y no sabía si era porque se trataba del hijo mayor, pero, aunque se sentían frustrados por lo que estaba pasando con Seohan, igual lo de ellos eran puras palabras porque parecían incapaces de romper su voluntad. Solo estaban intentando chantajearlo tanto como fuera posible.

Doyeong fue criado con dignidad, por lo que, al ser el más joven y además el hijo único, fue bastante mimado de niño. Aunque eso no significaba que fuera imbécil. Se dio cuenta de que en realidad las acciones de su suegra tenían como objetivo domesticarlo para que fuera más fácil de manejar y entonces, tuviera un nuevo sirviente que utilizar según su conveniencia. Y por eso dejó bien en claro que si no le gustaba la manera en la que se comportaba, entonces ella iba a anunciar arbitrariamente el parto que tuvo y su adulterio al mundo exterior para destrozar a su familia. Considerando todas las circunstancias, no había nada que pudiera hacer al respecto.

Ya se había arrodillado una vez, así que sus rodillas se doblaron más fácilmente ahora.

"Lo haré bien, madre. Daré lo mejor de mi para no dañar a Seohan ni a su familia..."

Dijo, miserable y penitente

La roca sobre su corazón era pesada porque no creía en ninguna de las frases que estaba diciendo, pero, considerando la seguridad de su familia, su vida y el futuro de los bebitos que estaban en esta casa, lo mejor que podía hacer era hacer lo que querían en primer lugar. Y quizá porque le gustó la actitud de Doyeong, tan lamentable, la suegra terminó la llamada con un saludo y colgó de golpe. Luego abrió la boca con una expresión de superioridad en su rostro, como si se estuviera burlando de el:

"¿No sabes que tu existencia misma es un problema?"

"Lo sé..."

"¿Y sabes que para considerarte esposo de un tigre, su familia debe aceptarte primero? Y ahora mismo no lo estamos haciendo".

"..."

Era cierto que la influencia de la familia en el compromiso y el matrimonio siempre pareció bastante enorme para los felinos pero, al final, resultaba que la elección quedaba completamente en sus manos. Seohan no importaba.

"Yo haré que me acepten."

Pero cuando Doyeong dijo eso, su suegra de repente le dio una bofetada en la mejilla que sonó honestamente escandalosa. Ella resopló, se levantó, enderezó sus rodillas desaliñadas y volvió a abofetear la mejilla de Doyeong como si no hubiese tenido suficiente con solo una vez.

"Hablas como si los tigres fuéramos una familia vulgar a la que no le interesa el estatus ¡Lo que hacemos está en un nivel muy diferente a los matrimonios tradicionales que conoces, niño! ¿Y aún así dices que te aceptaremos como si ya fuera un hecho? ¿¡Quién te dio permiso de opinar en primer lugar!?"

"... Lo siento."

"La familia no lo aprueba. También se lo dejé muy en claro a Seohan. Que no te estamos viendo como su prometido".

"Entonces ¿qué soy?" Doyeong quiso decir eso, pero no pudo. Era natural que una pregunta inútil sólo provocara ira y ningún beneficio para su bienestar por lo que mientras Doyeong permanecía allí, sin hablar, su suegra volvió a dejarse caer en la silla y se cruzó de brazos.

"Entonces, no le llames Seohan. Es "Señor Seohan". A partir de ahora".

"Entiendo..."

La suegra miró a Doyeong y continuó.

"¿Qué diablos está pensando Seohan? No lo entiendo en absoluto. Le dije que no te admitiremos en nuestra familia y ni siquiera le importó en lo más mínimo. Solo vino y me pidió que te educara sobre las costumbres familiares..."

"..."

"Y honestamente no quiero desperdiciar mi energía en cosas innecesarias..."

Luego lo pensó un momento:

"De cualquier manera, de ahora en adelante, después de que Seohan se vaya a trabajar, vas a venir al edificio principal para que te enseñen a ser una humilde gato bestia. Te vas a acostumbrar al ambiente atendiendo a los adultos de la mansión y harás justo lo que los sirvientes hagan."

Doyeong tragó saliva. 

Tenía que ser paciente.
Soportarlo. 

Debido a lo que había hecho, el futuro se había vuelto más sombrío para él y además, ahora no estaba solo. Fuera como fuera tenía que criar a sus bebés por lo que no podía solo romper el compromiso y ya.

Respondió Doyoung, quien se obligó a abrir la boca: "Sí, madre."

Pero ella se enojó de nuevo:

"¿Puedes dejar de decirme "madre"? Estoy diciendo que no me pongas en tu misma categoría".

"Sí."

"Vete. Porque no quiero verte más hoy. Ya tuve suficiente de gatos".

Y al ver a su suegra agitar la mano como si estuviera molesta, Doyeong se inclinó y salió de la habitación sin decir otra palabra. El tutor, que estaba esperando frente a la sala, se acercó como preguntándole si estaba bien, pero lo ignoró completamente. Salió del edificio principal con las piernas temblorosas y regresó al edificio de Seohan. Luego, como si se le hubiera ido la energía de golpe, Doyeong se desplomó en el suelo y contuvo las lágrimas tanto como le fuera posible.

"Lo siento. No estoy en una posición en la que pueda dar un paso adelante para ayudarte".

"Ugh..."

"Está bien. Todo estará bien, te lo prometo."

"Sí. Claro." Doyeong rápidamente se secó las comisuras de los ojos y habló con una voz llena de lágrimas. "Mis bebés... Am, necesito fórmula."

"¿Qué? Ah, claro. Lo conseguiré de inmediato."

Doyeong asintió en lugar de responder. Si abría la boca, sentía que iba a llorar más fuerte que ahora y definitivamente no quería hacer eso frente a él.

Preocupado por los bebés, que debían haber pasado hambre toda la mañana, se obligó a levantarse y se sostuvo del mueble para intentar tomar un respiro. El tutor rápidamente ayudó a Doyeong a caminar por el pasillo pero él sacudió la cabeza y apartó la mano que tocaba su brazo. No obstante, lo apoyó de nuevo, diciendo que estaba bien que recibiera ayuda de vez en cuando pero Doyeong rechazó obstinadamente el favor y, después de una pequeña pelea en la que le gritó "que lo dejara en paz", el tutor salió de la casa, diciendo que compraría leche en polvo en el mercado.

Entonces Doyeong se apresuró a regresar a su habitación y cerró la puerta con un fuerte golpe. Luego, rompió a llorar con fuerza, se apoyó contra la madera y se destrozó como si hubiera sido sentenciada a muerte. Si iba a la casa principal todos los días, definitivamente no iba a poder soportarlo.

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora