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Su prometido era parte de la raza de felinos más increíblemente poderosa en el mundo. Nacían como cachorros de tigre, pero cuando llegaban a los 12 meses de edad, se les caía el pelaje y comenzaban a verse como bebés humanos. Tenían los hábitos tanto de los hombres como de los tigres, y debido a esto, la mayoría de ellos no vivían en grandes grupos sino que, durante la temporada de reproducción, iban en dirección a las tribus más fértiles para aparearse con ellas y dar a luz a crías fuertes.

Este hombre además, era un noble. Su cuerpo era de gran tamaño, y la forma que adoptaba cuando era tigre era de un Baekdusan o mejor conocidos como "tigres siberianos". Su padre y su madre eran del poderoso clan Lee, que fungía como una de las familias más prestigiosas y adineradas de toda Corea y se decía, que incluso siendo un hombre humano tenía los dientes afilados como diamantes y que poseía una fuerza y una agilidad que sorprendía incluso al más capacitado de las bestias.

"Papá..."

Ahora, la voz de Doyeong llamando a su padre era infinitamente entrecortada.

El hombre miró a Doyeong, que estaba parado a su lado, bajó la cabeza como si le dijera "que no hablara todavía", y luego se inclinó hacia el depredador que estaba tirado en el sofá de la sala justo como lo haría de ser un felino. Incluso en esta desagradable situación, Seohan, siendo un tigre, estiró el cuerpo de una manera imponente, como para que vieran su tamaño, luego se acomodó, cruzó las piernas y eligió el silencio en lugar de hacer preguntas. Movió lentamente los dedos sobre el apoyabrazos del sofá y de hecho, cada que lo golpeaba "tak, tak," un chasquido resonaba desde ese lugar hasta las pareces haciendo que Doyoung, que ya estaba a punto de llorar, se encogiera de hombros más y más, sintiendo miedo mezclado con asombro hacia ese increíble hombre. Después de todo, resultaba que era un pecador porque dio a luz, no solo a una vida, sino a tres de ellas...

Las bestias, que ocultaban su existencia entre los humanos, tenían sus propias reglas. Y el castigo por violar los antiguos preceptos era severo.

En el pasado, cuando había más bestias que ahora, los miembros de la misma raza se casaban entre si para intentar reproducir a su raza. Sin embargo, después de que estalló la gran guerra de Eurasia, hace aproximadamente unos cien años, la población de hombres bestia disminuyó exponencialmente porque los pocos individuos que quedaban abandonaron la idea de la conservación de sus razas o resultaba que simplemente habían muerto, provocando que se generaran varios registros de razas desaparecidas tan solo en un par de meses.

Debido a que eran increíblemente fértiles, el pueblo de los gatos, que mantuvo un número decente incluso después de la guerra, no tuvo dificultades para sostener a su raza y de hecho la mantuvo en un número bastante equilibrado. Por otro lado, el pueblo de los tigres, que tenía un número inherentemente pequeño y no solía andar en grupos numerosos, tenía a muchos nobles, (que eran los que tenían la capacidad de dar a luz), muertos en guerra y número de crías inusualmente bajas que les hicieron pensar en lo cercana que parecía la idea de su extensión.
Por consiguiente, los nobles optaron por ser mestizos y seleccionaron a aquellos nacidos con genes dominantes, de la noble familia de los gatos, desde una edad bastante temprana, dándoles generosos obsequios que finalmente se tomaban como una señal de compromiso y finalmente, de matrimonio.

La familia de Doyeong era una de ellas, por ejemplo. Una prestigiosa familia noble de gatos domésticos con excelentes genes dominantes y una capacidad reproductiva propia de su raza. Muchos nobles buscaron sus servicios de generación en generación de modo que, gracias a ellos, reconstruyeron su antigua gloria, que había quedado devastada después de la guerra, y crecieron en riqueza debido a que las familias nobles enviaban oro diariamente como un tipo de "pago". Y aunque sus compatriotas, otros gatos, llamaron a esto una traición a su sangre y a sus antiguas tradiciones, secretamente envidiaba a la familia de Doyeong y a otras muchas que habían sido elegidas por los tigres debido a que, por supuesto, el rango que esto les ofrecía los tenía prácticamente en la cima de los felinos.

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora