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Le dolía todo el cuerpo.

Mientras intentaba volver a dormir, quiso masajearse el hombro que sentía especialmente dolorido cuando...

"Um..."

Escuchó un crujido, pero su mano no pudo levantarse de la cama.

En realidad, le dolían mucho las muñecas, los dedos y los brazos y sentía una presión bastante extraña que le pellizcaba una parte de la piel y que le estaba ocasionando muchísimo dolor. Se quejó, volteó la cabeza y abrió los ojos de poquito en poquito.

"..."

Pero estaba en una habitación desconocida, con un olor desconocido, un techo desconocido y artículos domésticos que eran bastante extraños para su gusto.

Y antes de que pudiera al menos permitirse entrar en pánico por un momento, Doyeong se dio cuenta de que sus muñecas y tobillos estaban atados a una especie de cama que lo obligaba a estar en una misma pose.

"¿Pero qué...?"

Tiró y sacudió bruscamente sus extremidades para tratar de aflojar las ataduras pero, estaban tan terriblemente apretadas que le fue imposible.

"¡Auxilio!"

Pero inmediatamente después le vinieron a la cabeza las últimas cosas que vio antes de quedarse dormido en el asiento del auto:

Sus bebés dormidos.

Él estaba junto a ellos y Woon había decidido conducir el coche hasta la puerta para esperar a Joo cuando...

Cuando...

¡Maldita sea! No podía recordar nada.

A ver... Estaba viendo a los bebés y luego tuvo una pequeña conversación con Woon. Le dio un medicamento para las náuseas y...

"Carajo..."

Cuando sus pensamientos llegaron a ese punto, Doyeong comenzó a lamentarse y pensó que había sido un completo estúpido por no pensar que esa también era una trampa. El medicamento que le ofreció era el mismo que le había recetado el médico, por lo que no se le pasó por la cabeza ni un solo momento que pudiera tener una especie de droga allí.

"Ah... ¡Ah! ¡Auxilio! Auxilio..."

Era una habitación tranquila. Paredes blancas, sin ventanas. Doyeong intentó examinar la situación con cuidado pero, como estaba atado y no podía sentarse bien, apenas y pudo levantar la cabeza y mirar alrededor de la habitación para hacerse una idea de la situación en la que estaba metido: Libros sobre la investigación de los hombres bestia, un refrigerador pequeño, un escritorio, y sobre él, tres microscopios y matraces, viales y tubos. Luego, una pared llena de papeles con documentos sobre la tribu de los tigres y la tribu de los gatos y en el medio, fotografías enmarcadas de sus hijos y también de él.

Doyeong reprimió la piel de gallina que sintió después de ver eso y miró a su alrededor para intentar encontrar su teléfono. Tal vez no podía acercarse a él pero, si lo había dejado cerca de la cama, quizá al menos podía pedir ayuda utilizando el comando que se activaba con voz.

Pero entonces...
La puerta se abrió.

"¿Ya estás despierto?"

Y Woon entró con una bandeja de comida en la mano.

"¿¡¡Qué estás haciendo!!? ¡Déjame ir, maldito estúpido!"

Gritó Doyeong después de descubrir que Woon se estaba sentando justo a su lado. Luego, cuando su sonrisa amistosa desapareció, el rostro del profesor se endureció y finalmente pareció permitirse abrir la boca:

"Si hubieras salido de esa casa cuando te lo pedí la primera vez, esto no habría sucedido nunca".

Luego se acercó, miró a Doyeong de arriba para abajo, curvó las comisuras de su boca y habló de nuevo para decir:

"Y te dije que te ibas a arrepentir de eso".

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora