17

240 55 20
                                    

Seohan entrecerró los ojos mientras observaba arder su cigarrillo. Pensó que lo había estado aguantando bien, pero, la verdad es que tenía una ganas impresionantes de fumar uno de estos tal vez desde el día en que prometió no hacerlo por el bien de Doyeong. E incapaz de soportarlo, el tigre tomó uno de su secretario, fue a su oficina, cerró las puertas y lo encendió de inmediato. Pero, después de una calada profunda, lo apagó en el cenicero y se rió como si acabara de recordar algo bastante divertido.

Fue porque le vino a la mente la imagen de un gato.

<Me gustas.>

Solo quería saber si estaba interesado en él pero, cuando dijo que "le gustaba", su mente se quedó en blanco y luego comenzó a ver todo en rosa, azul, e incluso en tonos un tanto más brillantes.

Desde que había conocido a Doyeong en la cafetería después de la escuela, tuvo un sentimiento profundo por él que gradualmente se fue instalando en su corazón hasta llegar a un punto en que le hizo sentir algo que nunca había experimentado antes. Al principio estaba avergonzado de sentir algo por un gato tan joven e intentó no definir ese sentimiento y dejarlo de lado tanto como fuera posible hasta lograr que se hiciera diminuto. Sin embargo, los sentimientos crecieron, se convirtieron en obsesión, y luego, después de malentendidos y peleas, comenzó a enojarse y perdió el momento de hacerlo más profundo. Además, cayó en la equivocación de mirar los deseos de los demás en lugar de preguntarse cuál era el suyo.

<¿Quieres casarte conmigo porque me amas?>

Y mientras miraba a Doyeong, parado justo en frente de su cara, pensó que en definitiva no había otra manera de llamar a estos sentimientos que había comenzado a experimentar por él: Tenía deseo, cariño, amor, ganas de protegerlo, y una posesividad que le hacía no querer compartirlo ni siquiera con su propia sombra. Estaba feliz de que fuera su compañero y había una terrible ira ardiendo dentro de él cuando lo miraba observando a otro hombre. En realidad, había sido así durante mucho tiempo antes de llevarlo a su casa, desde que tuvieron su primera cita desorganizada en un café para adolescentes o tal vez, desde que descubrió que sería prometido suyo y repasó su cara en una fotografía un tanto pixelada. Era solo que, sus palabras habían decidido permanecer bajo su lengua mientras que Doyeong, decidió ser valiente y decirlo tal y como lo sentía para intentar arreglar algo.

A Seohan realmente nunca le había importado nadie. Nunca le gustó un hombre, una mujer, o tan siquiera rogó por el afecto o amor de otra persona. Y como no tenía experiencia en enamorarse, ahora parecía muy tonto en las relaciones personales y todavía no podía hablar de sus sentimientos sin sentir que comenzaba a balbucear de tanto en tanto. Le hubiera gustado que Doyeong al menos pudiera decirle cómo hacerlo o qué decirle para hacer que estuviera complacido pero, cuando dijo que lo amaba desde siempre y Doyeong comenzó a enrojecer, entonces una sonrisa se formó en el rostro de Seohan hasta el punto en que comenzó a reírse por lo encantador que realmente era. Incluso ahora y aunque no había nadie alrededor, de todas maneras lo recordaba y tenía que taparse la boca antes de que comenzaran a notar que parecía un tonto.

Había sacado un cigarrillo más de su bolsillo cuando el equipo de investigación policiaca entró en la oficina de Seohan después de tocar la puerta un momento. Entraron, tomaron asiento sin pedir permiso, y comenzaron a turnarse para hablar acerca de lo que harían a continuación:

"El proceso de investigación ya se está llevando a cabo".

Dijo uno.

"Y pensamos que lo primero que debemos decirle ahora, es que el señor Doyeong ha sido catalogado como el principal sospechoso en el caso de asesinato contra su primo. Además, lo más problemático de todo esto es que aparece un gato ragdoll en las cámaras de seguridad que encontramos cerca del edificio".

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora