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Doyeong dejó atrás las sábanas y huyó a un lugar donde no podía ver a Myeonghan, mientras se secaba el sudor frío que fluía por su cara todo este tiempo. Los calambres en su estómago parecieron bastante impresionantes y mientras se sentaba, agarrando su vientre con las dos manos, el líquido fluyó de entre sus piernas como si se hubiera roto algo. Había un dolor que no disminuía ni siquiera al agacharse y en el momento en que intentó recuperar el aliento, cayó para adelante y se lastimó en la palma cuando una piedra se enterró hasta el fondo de sus dedos. Sin embargo, el dolor de la herida no era nada comparado con el que tenía en el abdomen y, completamente incapaz de soportarlo, pronto incluso dejó escapar un gemido que rebotó contra los árboles y que se escuchó muy parecido a un terrible: "¡¡Aaaah!!" Que le dejó la boca abierta por un bien tiempo.

¿¡Por qué se había dado cuenta de esto hasta ahora!? ¡Lo de hace un momento solo fue un presagio para lo que estaba apunto de pasar! Disminución severa del apetito, fiebre, sudoración. Que su piel se hubiera vuelto tan sensible, que se pusiera violento como para atacar al tigre al que tanto le tenía miedo, y la depresión que hervía una y otra vez hasta hacer que se pusiera a llorar, todo, absolutamente TODO era un síntoma, pero no lo notó porque tenía la mente puesta en la situación tan tensa en la que estaba viviendo que en su propio cuerpo. Y para mala suerte y en otras palabras, se podía decir que había entrado en celo. ¡Sin duda era un síntoma de celo! ¡¡Ni siquiera pensó en sospecharlo porque se suponía que no aparecía mientras estuviera lactando!!

"Ah, ah, ah..."

Doyoung dio unos pasos para atrás y volvió a sentarse. El primer día solo sufría de un leve dolor abdominal así que, cuando tomaba su supresor y se recostaba unos minutos, por lo general se le pasaba sin tener más contratiempos importantes. Ahora el dolor en su útero y en el revestimiento interno de su carne, que sólo aparecía en el pico del clímax, le llegó tan temprano que frunció el ceño y gritó, sintiendo la forma en la que el ardor se extendía cada vez más y más hacia abajo, en dirección a su pelvis y al área de su culo. Seguro eso se debía al hecho de que había machos increíblemente fuertes en la mansión y en particular, el problema principal debió ser porque había tenido un contacto muy íntimo con las feromonas del hermano de su prometido. Cómo si su cuerpo hubiera reconocido por su propia cuenta el olor de un individuo con el que podía aparearse.

"¡Carajo!"

Doyeong respiró profundamente para calmar una mente que se estaba desvaneciendo y entonces, cada vez que su dolor de estómago empeoraba, ponía fuerza en las manos que tenía sobre el suelo y se movía de tal forma que las puntas de sus dedos se hundían en la tierra para dejar marcas.

(Por favor. Por favor, no ahora. No ahora. No ahora...)

Sin embargo, el cuerpo que estaba perdiendo el conocimiento no parecía estar escuchando en absoluto los deseos de Doyeong. Su pecho ardía, su abdomen inferior se sentía como si estuviera siendo aplastado por un dolor extremo y todos sus órganos internos fueron exprimidos una y otra vez mientras que la cadera le temblaba, se mordía el labio y finalmente, se le escapaba un grito al sentir un dolor similar a estar en llamas.

"¡Aaaaaah!"

El dolor insoportable finalmente borró sus pensamientos. Además, su sentido del olfato se volvió más sensible y su visión se llenó únicamente de destellos de luz acompañados de un terrible y agonizante dolor de cabeza.

Doyeong se levantó de nuevo. No tenía idea de hacia dónde lo llevaban sus pasos pero los sentidos animales tendían a ser extremadamente precisos en momentos así. Después de todo, la mejor manera de deshacerse del dolor del celo era mediante el apareamiento y la inmediata ovulación por lo que fue como si su cuerpo gritara "encuentra a un macho" "encuéntralo" "ENCUÉNTRALO". Y después un "Puedes hacerlo si sigues el olor". Que le hizo tambalearse.

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora