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Naryeong fingió que nada había pasado en primer lugar, se sentó en el sofá de la terraza y bebió del té que el señor Kim había traído especialmente para ella, diciendo cosas como por ejemplo, que "era bueno para su estabilidad física" y que además "le ayudaría a calmar su mente cuando de por si ya estaba tan agitada." Hizo el esfuerzo de parecer sonriente y con la cabeza enfocada en algo más importante que lo que había pasado con el maldito gato, pero, después de lo Doyeong, era evidente que eso era lo único que le estaba dando vueltas en la cabeza. Después de todo ¿Por qué fue a buscar su libro de genealogía? ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Lo había sospechado? ¿Planeaba algo en su contra? Pero, incluso así, Na-ryeong, que intentó ignorarlo tan fuerte como fuera posible, pareció sentirse más preocupada por lo que podía pasar con su hijo Seo-han, que por lo que había hecho con la estabilidad mental de su antiguo invitado.

Pero la calma no duró mucho tiempo.

Había tanto escándalo afuera de la terraza que Na-ryeong rompió su copa cuando la mano le empezó a temblar con toda su fuerza. Pensó "Seo-han es mi hijo así que ¿Qué podría hacerle a su propia madre?" Y trató de recoger los cristales incluso aunque era evidente que sus dedos no le estaban respondiendo igual que de costumbre. Intentó levantarse de la silla para ir a un lugar en el que pudiera recostarse de una manera más cómoda pero...

¡Bang!

¡¡La puerta de la sala se abrió de golpe!!

Tan pronto como Naryeong volvió la cabeza hacia la entrada, un enorme tigre de montaña, que estaba en el arco de la puerta, le mostró un enorme y espeluznante hocico lleno de baba y luego, en el momento en que presencio las robustas patas delanteras del animal, enterrando sus garras directo en la madera como para tomar impulso, sintió tanto pánico que la mujer intentó gritar para que se detuviera pero, sin tener ninguna posibilidad de escapar ante el ataque, se descubrió viendo todo en color blanco cuando el gran tigre saltó y se abalanzó sobre su cuerpo para aventarla de un modo increíblemente doloroso hacía abajo. Los muebles se cayeron, la mesa se rompió y Naryeong instintivamente se convirtió en un tigre blanco y rodó al mismo tiempo en que el tigre comenzaba a morderle la garganta con toda la intención de generarle algún tipo de daño. El rugido de Seohan llenó la sala y el de su madre pareció rebotar en la pared de mármol junto con un chillido bastante impresionante. Luego, el hijo levantó su pata con toda su fuerza y golpeó el lomo del tigre contrario. Ella se escapó tan rápido como le fue posible para ese momento, corrió en dirección a las escaleras y entonces, mucho antes de que pudiera hacer otra cosa para defenderse, sintió la manera impresionante en que su hijo le arañaba brutalmente la piel de la espalda y le hacía chocar y girar de nuevo mientras el líquido rojo se extendía gradualmente desde su lomo, hasta el piso, manchando su pelaje por completo en una herida que parecía horriblemente profunda.

La caída Naryeong rápidamente se puso en posición de lucha, pero su espíritu habitual no estaba por ninguna parte. El enorme tigre frente a ella era el futuro gobernante de su pueblo antes que ser su hijo por lo que la energía que estaba emanando de su cuerpo era tan poderosa y profunda que le pareció difícil de soportar incluso para una bestia de tan alto rango como lo era ella.

La hembra enroscó su cola entre sus patas traseras e inconscientemente agachó sus orejas en dirección a su cara. Una señal de derrota muy evidente para los tigres. Algo que le gritaba con todo su cuerpo "que se detuviera" porque no tenía ni la voluntad ni la capacidad para luchar contra él en un combate que evidentemente no era nada parejo. Pero, cuando pensó que había logrado tranquilizarlo al menos lo suficiente como para hacer que retrocediera, el tigre, que seguía frente a ella, le mostró que no tenía ni la más mínima idea de detenerse solamente por verla acobardarse y en su lugar, endureció sus músculos, como si estuviera a punto de saltarle de nuevo, enseñó los colmillos y gruñó de tal manera que Na-ryeong vaciló y dio un paso para atrás con muchísimo pánico. El tigre, sin prestar atención a su lenguaje corporal, saltó nuevamente hacia ella hasta hacer que la mujer, abrumada por lo que estaba pasando y sin la mínima oportunidad de huir de nuevo, cerrara los ojos con fuerza como para esperar que la matara con ese último ataque violento...

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora