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No sabía cuánto tiempo había estado caminando en círculos pero, Doyeong, quien tenía dolor de estómago y había andado por el sendero de la montaña buscando un lugar donde no hubiera olor, ya no podía moverse debido a que su cabeza estaba vuelta un verdadero desastre. En realidad ¿Qué tan lejos había llegado y dónde quedaba la casa de su prometido exactamente? Había corrido sin rumbo hacia un lugar distante que no tuviera las feromonas de la familia de los tigres así que, incluso llegó un momento en que perdió el sentido de la orientación y terminó absolutamente perdido. A veces, cuando llegaba a un lugar muy alto, podía ver la luz de la casa de Seohan pero, justo ahora eran puros árboles, ramas, pasto y piedras. De hecho, no sabía si ya había abandonado el territorio de la mansión y tampoco entendía del todo la razón por la que no se había encontrado a otras bestias o a más animales mientras caminaba.

El dolor, que había disminuido por un tiempo considerable, volvió con fuerza justo en la parte baja de su abdomen así que, Doyeong, que de por si estaba temblando, se agachó aún más hasta hacerse una pequeña bolita sobre el pasto. Su espeso pelaje blanco estaba cubierto de suciedad y desorden pero ni siquiera con eso había sentido la necesidad de arreglarlo y de hecho, pensó que no tenía tiempo que perder porque el dolor empeoraba, se hacía tarde, y con frecuencia perdía y recuperaba el conocimiento de tal manera que se sentía completamente en desventaja.

El sol se estaba ocultando y el bosque rápidamente se volvió aún más difícil de distinguir que hace un momento. Cerró los ojos con fuerza, apretó todo el cuerpo en un intento por dejar de moverse, y ​​​​soportó el dolor de la forma más valiente que le permitió la cabeza incluso aunque estas punzadas en el abdomen y en la parte baja de la espalda eran intensas e increíblemente profundas. Se dio la vuelta desde su posición agachada y estiró sus pequeñas patitas mientras sentía como si le estuvieran cortando el interior con una navaja bien afilada y al rojo vivo. Creyó haber soltado un grito de dolor pero, lo que escuchó de su boca fue exactamente como sonaría el llanto de una gata en celo. Un sonido agudo y vulgar, muy independiente de su voluntad y que le hizo tener la mente lo suficientemente nublada como para llegar a pensar que defenderse era inútil. Pero, cuando Doyeong sintió que perdería los estribos, inteligentemente tomó una liana, que serviría como la cortina que le dijo Woon que se amarrara en las piernas, la presionó con la pata para crear una trampa, hizo un nudo mordiendo con la boca, y la enrolló alrededor del tronco de un árbol. Metió la cabeza en ese pequeño agujerito y presionó la cuerda con las patas de adelante. Algo mil veces más difícil de hacer siendo gato, pero muy útil.

Y Doyeong, que apenas y se había atado, perdió el conocimiento otra vez hasta que entonces:

"¡¡Mauuuuuuuu!!"

"¡Miyaaaaa!"

Cuando abrió los ojos, sorprendido por unos agudos gritos encima de su cabeza, encontró que se trataba de dos gatos salvajes que estaban peleando cerca de donde él estaba tendido. Y Doyeong, quien se sorprendió al ver que obviamente lo estaban haciendo por él, que estaba en celo, trató de irse para que no le hicieran daño debido a la pelea pero, por obvias razones, terminó siendo estrangulado debido a la liana que se amarró alrededor del cuello. En otras palabras, había olvidado completamente la existencia de la trampa que hizo para frenar sus movimientos así que, aunque podía atarlo fácil siendo un gato, se necesitaban dedos humanos para desatarlo estando tan ajustado como ahora por lo que, sin pensarlo, se transformó:

"¡Agh!"

Pero la liana, fuertemente trenzada, se habían apretado alrededor de su cuello para que coincidieran con la forma del cuerpo de un Ragdoll. Y el amarre, hecho de un material que no se estiraba, ejerció una fuerte presión sobre la garganta del humano, que era más grueso y grande, y lo apretó más y más hasta que ya no podía tragar o tan siquiera respirar correctamente.

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora