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Fue un parto difícil. De hecho, los médicos dijeron personalmente que nunca habían atendido una situación tan delicada como esta. Lo confirmaron mediante una ecografía así que Doyeong, que estaba embarazado de un solo cachorro, también descubrió que el bebé era mucho más grande y pesado incluso que sus tres niños Ragdoll juntos. Ni el médico, Seohan o Doyeong dijeron nada al respecto para intentar mantenerse lo más calmados posibles, pero sabían, debido a las pruebas, que había una alta posibilidad de que el niño en su útero no fuera un gato. Lo malo de esto era que todas las bestias daban a luz con sus cuerpos originales por lo que, cuando se volvió un ragdoll, el vientre se le deformó horriblemente y aunque el parto había comenzado desde hace un buen rato, el bebé rara vez asomaba la cabeza y causó muchos problemas a la madre durante casi un día entero. Era un cachorro casi cinco veces más grande que un bebé de la tribu de los gatos por lo que fue una fortuna que creciera hasta alcanzar el termino. También, que todavía estuviera vivo.

Entonces, después de mucho esfuerzo, medios médicos, una incisión en el canal de parto y demasiada paciencia, el bebé nació, tomo aire y lloró con el sonido que haría un pollito o un pato que apenas estaba descubriendo que podía hacer ruido. Un gemido extraño que sonó honestamente angustiante.

El niño, que yacía al lado de su muy cansada mamá, era bastante diferente de sus hermanos en muchos aspectos variados: Color, tamaño y también apariencia. Sus niños eran blancos con puntos marrones, mini-Doyeongs en toda la extensión de la palabra que ciertamente eran unos adorables gatitos. Pero este bebé parecía un tigre. Un cachorro con rayas negras, estrechas y brillantes, en un suave pelaje color canela acompañado de ojos grises que aún no habían encontrado su verdadera forma. Sin embargo, ya que era una bestia igual a su padre, estaba completamente convencido de que se convertirían a la larga en ojitos de un bonito color dorado.

"¿Es tan lindo?" Doyeong, que acababa de despertar de una breve siesta nocturna, miró la forma en que el tigre no podía quitarle los ojos de encima al recién nacido. "Dijiste que soy más importante que el bebé, pero, parece que ya te tiene completamente loco aunque solo tiene un día... Que envidia."

Cuando Doyeong se rió, el tigre habló mientras todavía acariciaba suavemente el pelaje esponjoso del bebito con sus dedos enormes:

"Es un tigre tan pequeñito. No lo sé, es increíble. Es tan hermoso que no quiero... No quiero soltarlo todavía. Es nuestro niño valiente, Doyeong ¿Verdad?"

Sus manos fueron extremadamente cuidadosas mientras lo acariciaban de arriba para abajo y su boca hizo una expresión muy tierna cuando lo veía dormir contra su almohada. De hecho, en esos pequeños movimientos inexpertos podía sentir un significado bastante profundo e íntimo que le hizo pensar que, si pudiera, llevaría a ese hombre al pasado para hacer que sus primeros bebés sintieran ese amor que ahora le estaba dando a su pequeño hermanito. Y tal vez fue por haber dado a luz hace relativamente poco, pero, se emocionó por la escena y lloró lo suficiente como para decidir que debía detenerse. Entonces Doyeong abrió la boca para cambiar el humor:

"¿Registraste el nacimiento?"

"Me gustaría registrar nuestro matrimonio primero, si no te molesta".

Dijo el tigre.

En ocasiones había insinuado que quería casarse de inmediato con él, pero, esta vez pareció ir muchísimo más enserio que de costumbre.

"Yo..."

Pero como siempre, antes de que pudiera responder, alguien llamó a la puerta de la habitación y la abrió para revelar una cabeza bastante despeinada y extraña. Era Naryeong, viéndolos a ambos alternativamente como si se hubiera arrepentido de estar allí tan pronto como puso un pie en la sala.

Un gato viviendo en la guarida de un tigre.(Traducción Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora