Capítulo 13 · Recuperando fuerzas

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El accidente de Henry nos había alejado más de lo que ya estábamos. Por supuesto, no comenzó el colegio inmediatamente, porque debía guardar reposo al menos por quince días.

Ese día del accidente lo recuerdo como uno de los más horribles que he vivido, me dio mucho miedo escuchar decir a su mamá las palabras Henry, Accidente y Hospital en una sola frase. Afortunadamente no pasó del susto, pero claro el coche quedó muy dañado y, el pobre brazo de Henry, roto.

Ese día lo operaron, le pusieron unos clavos para arreglar la fractura y se lo inmovilizaron, era el izquierdo, donde había recibido el impacto del choque. Nos dejaron verlo luego de la operación y estaba todo magullado el pobre, con raspones por el cuello y el brazo. Al verme sonrió y me dijo...

- Creo que el helado lo dejaremos para después cariño...me salió un imprevisto. - Le sonreí con los ojos llorosos y le di un beso con cuidado porque no podía moverse mucho.

Pasamos cuatro días en el hospital. Yo le llevaba comida, helado y dulces todos los días y ayudaba a su mamá en lo que podía para hacerlo sentir cómodo. Estaba algo tenso y gruñón porque no lo dejaban ir a casa. Pero por la magnitud del golpe los médicos no querían darle el alta muy pronto hasta no ver si no había alguna lesión más grave. Al cuarto día finalmente le dieron el alta y se pudo ir a casa. Debía tener inmovilizado el brazo por al menos quince días más y ver cómo iba reaccionando a la terapia que le tocaba realizar, para que su brazo volviera a tener movilidad.

Mi rutina actual era ir al cole por las mañanas y luego me iba a su casa a pasar el resto del día con él, hasta que mi madre me pasaba buscando. Debía tenerlo al día con las tareas para que el regreso a las clases no fuera tan fuerte, con mucho estudio acumulado. La primera semana no estaba de muy buen humor, tener el brazo inmóvil lo tenía mal. Pero yo trataba de calmarlo con besos apasionados y se relajaba. Como no podía moverse bien yo evitaba estar muy cerca para no hacerle daño, pero poco a poco se fue sintiendo mejor y cuando su madre salía o sus hermanos no estaban, aprovechábamos para hacer travesuras picantes. Podía tener todo el cuerpo roto, pero siempre tenía su mente activa en cómo hacer para meterme mano.

Mi madre siguió con los preparativos de mi fiesta de cumpleaños, ya estaba casi todo listo. Yo la acompañaba algunos días que no iba a casa de Henry para hacer algunas cosas que faltaban. Ya tenía el club reservado, la decoración lista, la comida y la bebida, y ya había visto el vestido que quería. Fue verlo y saber que ese era el que quería.

Las terapias de Henry fueron duras, pero lograron el resultado que se esperaba, él se encontraba más ágil, con mejor humor y ya podía mover el brazo un poco más. Ya no había rastro de los arañazos y moretones en su cuello. Volvía a ser mi Henry y comenzó a ir al colegio con un cabestrillo por recomendación médica.

Gracias a mi ayuda en las tareas que le fui llevando a casa por las tardes, le fue fácil volver a adaptarse al ritmo de las clases y estar al día con los temas de los exámenes. Nuestra rutina también cambió, volviendo poco a poco a cómo era antes de pasar por las vacaciones de navidad y por el accidente. Las idas al gym no eran del todo iguales, él solo hacía cardio y me ayudaba con mi rutina de pesas. Luego íbamos a mi casa y pasábamos la tarde estudiando, descansando y hablando sin parar.

La relación de mi padre con Henry había mejorado un poco, ya no lo miraba con cara de asesino al menos. Aceptaba que era mi novio y eso no lo podía cambiar. Mi madre siempre lo trató muy bien, como el hijo que nunca tuvo, bueno tal vez exagero, pero lo incluía en nuestros planes familiares y lo llamaba cuando necesitaba buscar algo en el armario, en la balda más alta, aprovechando su altura.

Una tarde estábamos relajados en el sofá de mi casa, viendo algo en la televisión sin prestarle mucha atención, cuando Henry me dice...

- Sabes que la próxima semana mis padres se van de viaje un fin de semana entero. Mis hermanos se quedarán con mis tíos y yo le dije a mi madre que me dejara en la casa porque, con el tema del brazo, no quiero dormir incómodo en otro sitio. Así que... - me dio un beso en el cuello y susurrando me dijo - tendré la casa para mí solo... y para ti si quieres ir a visitarme ese finde... - me guiña un ojo coqueto.

Luna Enamorada [+18] - Completada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora