Capítulo 22 · El Reencuentro

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La semana que siguió a la visita de Mónica comenzó y terminó igual, con miles de cosas que hacer entre reuniones y preparación de informes en el trabajo. Me absorbió completamente el tiempo, más de lo que hubiera querido. Veía a Mónica por las noches cuando llegaba a casa y me esperaba con la cena preparada.

- Quédate para siempre... yo te mantengo. - le digo bromeando.

- Yo feliz, pero la emoción no durará mucho.

- ¿Porqué? ¿No me quieres?

- No es eso... claro que te quiero... pero no tienes pene amiga - y nos reímos sin parar.

Los días con ella aquí conmigo han sido una brisa fresca, de las que reconfortan y de las que no quieres que terminen nunca. Cuando estamos cenando me dice que Humberto llegaba esa noche y que quedaron en verse mañana sábado por la noche en un bar.

Ella le había dicho que yo también iría. Le reprocho por eso, que ella lo quiera ver no quiere decir que yo también. Pero tampoco le haré el feo de no ir. Era más amigo de Henry que mío, pero compartimos muchas cosas y no pasa nada con verlo un rato.

El sábado en la mañana estuvimos haciendo algunas compras en el supermercado, comimos en un restaurante de comida gallega que estaba delicioso, como siempre, y luego nos fuimos a casa a descansar un rato para arreglarnos para salir.

Cuando se hace la hora, nos vestimos juntas compartiendo la ropa que ella trajo y lo que estaba en mi clóset. Finalmente, luego de probarse hasta lo que era de verano, ella se pone un pantalón negro de pierna ancha, un jersey manga larga cuello vuelto color champagne y unas zapatillas blancas. Yo me puse un vestido de punto, color vino con unas botas tipo vaquero color beige. Ambas salimos perfumadas y listas para encontrarnos con Humberto.

Sabía que hoy sería una noche de sacar muchos temas y no podía hacer más nada que disfrutarlo. Mónica y Humberto no tenían la culpa de lo que había pasado y también me vendrá bien saber un poco de lo que dejé atrás. Solo espero que no se mencione mucho a Henry, no quiero seguir invadiendo mis pensamientos con él.

Pero últimamente no podía dejar de hacerlo y no sé por qué. Habían pasado muchos años desde la última vez que lo recordaba tanto. Al principio cuando llegué a vivir aquí era obvio que no dejaba de pensarlo, pero luego con el pasar de los años y estar pendiente de la universidad y el trabajo, lo había dejado apartado de mis recuerdos. Salvo algunas noches de pasión, yo sola en compañía de mis queridos amigos de batería portátil, que venía a mi mente sin ser invitado.

Llegamos al bar en 15 minutos caminando desde mi casa. Entramos y vemos a Humberto sentado en una mesa cerca de la puerta esperándonos. Cuando nos ve se levanta para recibirnos con una sonrisa en su rostro. Pero en mi campo de visión había una columna que tapaba justo el asiento de la silla que estaba frente a él.

Seguimos caminando y cuando nos acercamos me quedo de piedra por lo que veo. Alguien se levanta de ese asiento sin mirarme y saluda a Mónica y luego gira su cabeza y nuestras miradas se juntan. Era Henry. En carne y hueso. Después de 15 años de no vernos, ni hablarnos.

- Hola - me dice sonriendo, pero con una cara de asombro.

- Hola - le respondo. No sé cómo me sale esa palabra de mi boca porque no salgo de mi estado de shock. Me toma de la cintura, me da un beso en la mejilla y la descarga eléctrica que siento en todas partes de mi cuerpo me asustan, me abruman. No pensaba que mi cuerpo iba a reaccionar así. Nos quedamos mirando un segundo largo y comienzo a negar con la cabeza. Me disculpo y salgo del restaurante.

De verdad no me esperaba esto. Estoy hiperventilando, todos los recuerdos que tenía en el fondo de mi cerebro salieron de golpe. Comienzo a llorar como una loca, no puedo creer que Mónica me hiciera esto, y no decirme que él vendría. Camino en dirección a ningún lado, no puedo quedarme allí. Mis sentimientos explotaron con solo verlo.

Luna Enamorada [+18] - Completada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora