15 años después...
Me levanté tarde. Mi alarma sonó, pero dije lo típico de... 5 minutos más... Y fueron 15.
Salí corriendo al baño y a vestirme. Hoy tenía una reunión importante en el trabajo y quería llegar a tiempo para dejarlo todo perfecto. No me gustaba llegar tarde y dejar los toques finales de la reunión para última hora.
Me gradué con honores de arquitecta, como mi padre. Se imaginarán lo orgulloso que se sentía de mí. Hice unas prácticas en una de las mejores empresas que había en la ciudad y me ofrecieron quedarme luego de acabarlas. Estuve con ellos tres años. Aprendí muchísimo, fue una gran escuela.
Luego me ofrecieron un cargo de supervisor de proyectos en otra compañía, con mejores beneficios y un mejor sueldo. No lo dudé y acepté la oferta. Necesitaba un cambio para demostrar mis conocimientos y crecer como profesional. De ese cambio han pasado cinco años, donde sigo aprendiendo un montón cada día.
La reunión de la mañana era con Luis, un ingeniero que forma parte del equipo de supervisores de proyectos. Compartimos muchos de ellos, por lo que siempre estamos trabajando juntos. Entre nosotros existe una buena relación laboral y está coladito de amor por Carolina, mi mejor amiga.
Nos conocimos en la universidad y desde allí hemos sido inseparables. Ella comenzó a trabajar en otra empresa luego de graduarnos, pero recientemente conseguí que entrara aquí y ahora es parte del equipo de arquitectos.
Yo siempre fui de tener pocos amigos, pero duraderos. Aún mantengo comunicación con Mónica, mi mejor amiga del cole y de mi vida pasada. Ella ha venido a visitarme en un par de ocasiones a Madrid y hemos compartido un montón de cosas juntas.
Lo máximo que hemos dejado de hablarnos son dos semanas y porque ella se fue de viaje a un sitio de África que no tenía conexión. Sus aventuras son una cosa de otro mundo. Ella se fue por el lado artístico, se graduó de Bellas Artes y es un espíritu libre, una libélula que nunca para en un sitio fijo.
A veces me cuenta un poco de lo que dejé atrás, hace tantos años ya. Pero yo prefiero no indagar y ella lo respeta. Después de todo este tiempo, me sigue doliendo lo que viví. Henry también respetó esa distancia que yo había puesto de por medio y no volvió a llamarme o a escribirme. Solo lo hizo una vez, cuando recién llegué a Madrid, para saber cómo estaba y como iba todo. Después de allí nada más... Creo que él también necesitaba sanar.
El recuerdo de lo que vivimos lo tengo guardado con llave en mi memoria. El colgante que me regaló, también. Lo tengo en una caja guardado junto a otros recuerdos de mi pasado, que duelen mucho.
Vivo sola desde hace un par de años, mis padres no querían que lo hiciera, pero finalmente aceptaron que debía hacer mi vida aparte. Nos vemos todos los fines de semana. Ellos viven por el centro y yo en el norte de la ciudad, conseguí un piso que está muy cerca de mi trabajo. Es perfecto, con dos habitaciones, una para mí y otra, mitad de invitados, mitad oficina. El salón y la cocina comparten el mismo espacio abierto y se comunican con una terraza que me ofrece vistas a toda la sierra de Madrid. Me encanta mi piso.
- ¿Se te pegaron las sábanas? - me dice Carolina al verme llegar apurada a mi despacho.
- Pues sí, no me podía levantar. Debemos dejar las salidas de los jueves. Me matan. - le reclamo tocándome la cabeza. Anoche nos fuimos al bar con varios compañeros de la oficina y volví tarde a casa.
- Qué poco aguante tienes niña...- me mira con cara de reclamo.
- Poco aguante no, sino que estoy cansada, esta semana ha sido dura. Pero terminemos lo que debemos presentar en la reunión, que comienza en pocos minutos... así que mueve tu culo y busca las carpetas. - le digo haciendo las impresiones de los informes que debemos presentar.
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Luna Enamorada [+18] - Completada ✅
RomanceA Luna le encanta fantasear todos los días con un chico de su colegio, pero no ha tenido el valor de acercarse a él. Van al mismo curso, pero en salones diferentes. Suspira de solo verlo pasar con sus amigos. Hasta que un día la suerte le cambia y p...