Capítulo 48 · El gran día

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- No hay boda. - se quedan todos de piedra cuando hago esa afirmación.

- ¿Cómo? – dice Mónica y los ojos de todos los presentes se clavan en nosotros esperando explicaciones.

- ¿Qué pasó? – Me pregunta Caro visiblemente preocupada.

Estamos en mi casa, una semana después de habernos enterado de mi embarazo, en un almuerzo familiar que organizamos para darles esta no tan buena noticia a todos. Estaban Caro y Luis, Mónica y Humberto, mis padres, mis suegros y los hermanos de Henry.

Luego de pensarlo bien Henry y yo decidimos que lo mejor era enfocarnos en nuestra hija y prepararnos para lo que nos venía. No quería casarme y estar incómoda por el embarazo. Quería disfrutar mi fiesta como se debe, comiendo y bebiendo de todo.

- A ver, calma, que habrá boda... – dice Henry a modo de aclaratoria - pero no en la fecha que habíamos dicho. Lo que haremos será posponerla.

- ¿Estás segura? - me pregunta mi madre.

- Sí, 100% segura. - respondo.

Al escuchar eso nuestros padres se calmaron, solo un poco. Les decimos las razones más detalladamente y parecen comprender, pero aún no están del todo convencidos. Ellos afirman que podemos hacerla sin problema porque no estará tan avanzado mi embarazo, pero el problema principal no era si pudiera hacerla o no, sino que, no era lo yo quería. Definitivamente las prioridades habían cambiado y ahora nuestro principal foco estaba en nuestra hija.

Me había imaginado el día de mi boda con mi vestido ideal, ese que ya estaba casi terminado y en el que, sin duda alguna, no cabría mi barriga cuando llegara el momento. Y no solo era por el vestido, que era un sueño, sino también que no podré bailar, beber, ni disfrutar de la fiesta como habría querido. Mi intención es pasármelo bien sin estar pensando en que, si salto mucho al bailar, mi hija se salga de repente. Si, lo sé, soy una exagerada, pero había tenido una pesadilla parecida y no quería revivirla.

Finalmente terminamos de comer, luego de que todos aceptaran un poco renuentes nuestra decisión, y comenzamos a hablar de las fiestas que estaban a la vuelta de la esquina. Estas navidades sin duda, serían muy especiales. Estará toda la familia en pleno y, estando embarazadas Mónica y yo, seguro estaremos muy mimadas.

Su panza se notaba mucho más que la mía, que esta semana había crecido un montón. No sé si era por el hecho de que, como ya lo sabía, ahora se hacía notar la bebé. Pero luego de ir a la revisión del médico, con mil exámenes y estudios, nos dijeron que todo iba en orden. Así que estábamos tranquilos y viendo crecer poco a poco mi pancita.

Mónica y yo estábamos muy felices de compartir esta experiencia al mismo tiempo. Si nos hubiéramos puesto de acuerdo quizás no hubiéramos coincidido. Y efectivamente, ha sido un año de coincidencias. Mónica y yo embarazadas de los mismos meses, viviendo juntas en la misma ciudad y ambas comprometidas con nuestros amores de colegio.

- Sacando cuentas, cuando fuiste a mi auxilio al enterarme de mi embarazo, tú también lo estabas... – dice Mónica.

- ¡Claro! Por eso tenías esos malestares con la comida... - afirma Carolina.

- Si, ahora lo entiendo todo. Pero es que nunca me lo imaginé, porque la primera vez que salí embarazada me dieron muchos mareos y vómitos. En este caso obviamente no fue así. Además de la regla súper falsa que me vino y la que me despistó por completo, había tenido irregularidades en la regla y no le di importancia. Pero ya ven...

- Vamos, que mini Luna no quería que supieras que venía de camino. – comenta Caro.

- Deberías hacerte una prueba tú también, ya que estamos, por si hay un mini Luis en camino. – le dice Mónica y los ojos de Caro se abrieron de asombro.

Luna Enamorada [+18] - Completada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora