Capítulo 17 · El castigo

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Desde que llegué ese domingo a casa y después del mega regaño, no me han dejado asomar la nariz por la ventana sin vigilarme. Las siguientes semanas mi rutina ha sido de la casa al colegio y del colegio a la casa. Sin gym y claro que sin visitas de Henry. Me estoy volviendo loca encerrada. Menos mal que puedo ver a Henry en el colegio todos los días y por supuesto estamos juntos todo el tiempo.

El lunes siguiente de nuestro aniversario, les cuento a él y a Mónica los detalles de lo que hablé con mis padres. Mónica se disculpó conmigo por lo que pasó con su madre. Ella no le comentó nada del plan porque no lo creyó necesario. Pero le resto importancia, porque no fue su culpa. Justo nos quedamos dormidos y no atendí la llamada de mi mamá. Si hubiera atendido, ella no llamaba a la casa de Mónica y no se hubiese enterado. Pero no pasó así. Pasó de la manera más perjudicial para mí. Para nosotros.

Henry me contó también, que ese día mi mamá le había dicho que la había decepcionado mucho, que le había dado la confianza de entrar a su casa y que él se había aprovechado de eso. Casi ni lo dejó hablar y él se fue muy preocupado porque no quería que pasaran las cosas de esa manera. Está tratando de idear un plan para que mi madre lo perdone, pero no sé si lo conseguirá. Y si lo consigue, luego nos queda mi padre que ahora mismo lo debe odiar a muerte.

Luego de todos los por menores del momento regaño, Mónica estaba intrigada por saber detalles del suceso más importante de la noche por supuesto. Y se dio la oportunidad perfecta cuando tuvimos libres un par de horas, porque un profesor enfermó y no vino a clases. En esas dos horas nos dio tiempo de conversar por largo rato.

- ¿Pero era un dolor insoportable? - me pregunta luego que le expliqué que lloré por lo que sentí.

- Si, pero no... al principio si me dolió un mundo claro, eso fue lo que te digo que me hizo salir lágrimas, pero me aguanté. Te acuerdas de que justo lo conversamos el día antes. Es así, al principio crees no soportar y ya luego te acostumbras y va pasando... y amiga cuando pasa... ves la gloria eterna. - le cuento con cara de enferma sexual.

- Vale, vale, ya sé que te gustó... si me dices que no pararon hasta las cinco de la mañana, me puedo imaginar... pero ¿Puedes sentarte?, ¿golosa????- nos reímos.

- Si supieras que no me puedo sentar mucho rato, la verdad es que me molesta, pero lo paso por alto, toda esa molestia me recuerda la mejor noche de mi vida.

Henry estaba distraído con sus amigos, él también se ponía al día con ellos y sus juegos de fútbol y cháchara masculina. Sin duda, la conversación que Mónica y yo teníamos era más interesante.

- Ajá y ahora la pregunta de los cien mil lingotes de oro... ¿cuándo lo volverán a hacer? porque no veo que sea pronto, con tu mamá en modo dragón de Komodo. Ya cuando se dé la oportunidad serás completamente virgen de nuevo.

- No me digas eso que me pone mal... - le digo triste - Henry está ideando algunos planes para poder acercarse a mi mamá y ablandar su corazón. Esperemos que funcionen pronto. Pero estoy segura de que dos miradas que le haga como el gatito de Shrek, con los ojos de Henry, y cae rendida. - nos reímos - Yo sé que a ella le gustan, me lo dijo desde que lo conoció. Así que esa será su arma final.

- ¿Quién no se derrite con esos ojos? - le pego en el brazo - Eh!!! que solo digo lo obvio, tú sabes quién me tiene loca y para mi Humberto tiene los ojos perfectos, que me derriten por completo.

- Solo bromeo contigo, pero tienes razón, quién no cae rendida ante semejantes ojazos...

- Pero me imagino que pensará llevarle algún detalle, ¿no? no sé, flores o chocolates... tiene que enamorarla como lo hizo contigo... bueno no tanto... – nos reímos.

Luna Enamorada [+18] - Completada ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora