Verbs and Moans - Kookmin

Capítulo 32

       Perspectivas del corazón

"El amor puede ser un faro de esperanza en los momentos más difíciles. En situaciones de adversidad, el amor puede ser una fuerza poderosa que nos impulsa a seguir adelante y superar los desafíos que se nos presentan.

—— En la habitación de Jungkook, el aire acondicionado soplaba con suavidad, transformando el calor de esa casi noche en una fresca tranquilidad. Jimin estaba recostado contra el respaldo de la cama con un montón de papeles con horarios y apuntes dispersos a su alrededor. Sus pies descansaban sobre las piernas de su profesor quien estaba sentado frente a él.

Ambos se hallaban inmersos en sus libretas, repasando juntos los temas que habían visto. Aunque la materia era extensa, el ambiente en la habitación estaba lleno de una comodidad, complicidad y un entendimiento tácito.

Mientras Jeon hojeaba sus apuntes, repasaba con detalle los temas de inglés que habían cubierto, resaltando los que faltaban, al igual que tachaba los días restantes a la competencia. Su voz llenaba la habitación con un tranquilo murmullo al explicar los puntos más importantes, su tono metódico y constante convertía la revisión en una experiencia casi relajante.

Al mismo tiempo, sus manos trabajaban con suavidad en los pies del rubio, aplicando presión en los puntos justos y deslizándose lentamente por la piel.

Con cada roce de sus manos, era una sensación de calma que se propagaba por el cuerpo de Jimin, de los dedos de los pies hasta el último pelo de su cabeza.

— Eso se siente bien...

Jungkook levantó la mirada — ¿Te gusta?

— Sí, gracias. Bailar con botas es bastante agotador y en un rato debo volver a usar.

— ¿Cómo te sientes?

— No sé cómo describirlo.

— Todo estará bien, encontraremos una forma.

— Sabe — suspiró y cerró la libreta. Acercándose para quedar con las piernas a ambos lados de la cadera del pelinegro, casi sentado sobre él — usted me hace sentir muy bien.

— Tú también lo haces — le acomodó el cabello — ¿Quieres que te lleve al trabajo, precioso? — le dió un beso en la mejilla.

— Vale... Yo creo que ya es hora de que me vaya a arreglar, llamaré a J- — el sonido agudo de una bocina resonó en el tranquilo campus, interrumpiendo la conversación entre Jimin y Jungkook. Ambos se miraron sin entender lo que ocurría y decidieron salir rápidamente a ver. Sus ojos se ensancharon al observar un auto rosado estacionado a pocos metros de ellos.

Un Lamborghini Huracán, un modelo conocido por su diseño elegante y su rendimiento excepcional. Pero este no era un Huracán ordinario. Estaba pintado de un rosa claro, casi pastel, que contrastaba bellamente con los detalles brillantes que adornaban su carrocería. El auto era una verdadera obra de arte, llamativo y absolutamente impresionante.

En el asiento del conductor, Jin sonreía alegremente y su mano descansaba con confianza en el volante. Se bajó con sus ojos brillando de emoción y orgullo. En su mano, sostenía un juego de llaves que lanzó hacia Jimin.

El más bajo las atrapó con las mejillas rojas — ¿Qué cojones?

— Andar a pie no es de reinas — su sonrisa no se borraba. Terminó de llegar hacia su amigo y prosiguió — sé lo mucho que te esfuerzas por todo, las ganas tan grandes que has tenido de comprar un auto para que vayamos a trabajar, salgamos y no volvamos a subir nunca más en taxis donde los hombres nos insultan o nos morbosean... Por eso compré esto para ti. He estado reuniendo desde que empezamos en el Luna Lush para darte este regalo y que me permitas ir sentado a tu lado, hacia el rumbo que queramos tomar, juntos.