9. NO LO HAGAS.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Romanos 6
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.



Él sicario fijó su mirada en mi con tristeza.

-¿Así que me dabas por muerto, eh? -pregunta.

Yo no respondo nada, solo trago grueso y trato de ser lo más valiente posible, aunque en estos momentos lo único que quiero es despertar de esta terrible pesadilla.

Tristemente no es una pesadilla, es el destino que me ha tocado vivir.

Él suspiró ante mi silencio.

-yo también te daba por muerto -una lágrima rueda por su mejilla -despues de aquel atentado en el que murió tu madre, fue fatal, comence a buscarte y a preguntar por ti de casa en casa, al ver que no te econtraba pensé que estabas muerto como tu madre.

Hasta yo me quedé aterrado viendo cómo contaba aquella historia inventada la cual tenía cierto parecido con la real.

Ojalá fuera mi verdadero padre él que estuviera ahí parado, tal vez me tragaría todo mi odio y lo perdonaría.

-¿Cómo así? -pregunta Felicia mirándome -¿Es eso verdad?.

Yo asiento.

«Es lo más similar a la verdad».

Él sicario continúa hablando y comienza a contar aquella historia trágica con pelos y señales, era tanto el drama que hacía que de alguna forma estaba convenciendo a Felicia.

Cuando creyó que ya era suficiente, hizo nuevamente el intento de llevarme, yo no opuse resistencia, pero Felicia dijo que no me dejaría ir hasta que no llegara Ricardo.

Eso hizo que mi paz se prolongará por unos cuantos momentos más.

Horas después.

Ricardo ya llegó, al ver al sicario y la razón de estar ahí, su semblante decayó.

Podía ver en sus ojos que no quería que yo me fuera.

Pues yo tampoco me quería ir, pero no me quedaba opción.

Debía hacerlo por el bien de ellos.

-¿Estás seguro de esto? -pregunta Ricardo después de que él sicario le contó toda la historia con pelos y señales.

-por supuesto -respondo -es mi papá.

-pero...-se queda pensando -¿Por qué no se te ve feliz?.

Es porque desde que mi mamá murió y me quitaron a mi preciada hermana, ya nada volvió a ser igual.

Al recordar eso, siento la rabia surgir desde lo más profundo de mi ser.

Tal vez el destino quiere que les haga pagar a los que mal me hicieron.

-yo siempre soy así -respondo fríamente.

-disculpenlo -habla el sicario amablemente -desde la muerte de su madre, él se volvió un chico distante.

Decidí no prolongar más lo inevitable y camine hacia él sicario que se hallaba sentado en medio de Ricardo y Felicia.

-vamonos papá -me constó tanto decir aquella última palabra que hasta sentí náuseas.

-¿Estás seguro que quieres irte? -pregunta Felicia con sus ojos cristalizados.

Yo asiento.

-¿No querés quedarte unos cuantos días más con nosotros? -pregunta Ricardo.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora