18. TENGO QUE SALVARLA.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Proverbios 6
16 Seis cosas aborrece Jehová,
Y aun siete abomina su alma:

17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente,

18 El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,

19 El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.



Días después.

Estoy mirando por la ventana aparentemente a mis hombres, pero en realidad tengo la mente muy lejos de aquí.

No les voy a decir en donde, solo que cruza fronteras.

Sigo sin entender como es que alguien como ella está invadiendo la mayor parte de mis pensamientos, cuando a mí lo único que me quita el sueño es matar.

A pesar de estar en mi despacho, puedo oir los pasos de la madrina bajando las escaleras.

«No, otra vez no».

Desearía que fuera a desayunar, pero en realidad viene es a mi despacho y ya se me está agotando la paciencia, es más, la he aguantado demasiado.

Sabía que iba a venir, pero no pensé que se fuera a demorar tantos días.

El problema no es que esté aquí, el problema es que se la pase detrás mío y no entienda que lo nuestro no puede ser.

O tal vez el peor problema sea que yo le pongo cuidado a sus ocurrencias.

Tal vez debería de echarla, pero soy lo único que tiene, es triste decirlo pero a pesar de estar rodeada de gente, al mismo tiempo está sola, así como yo.

La puerta del despacho se abre y se llena de perfume todo el lugar.

Su perfume es una mezcla de flores con frutas, es el mismo que ha usado desde siempre y aún no me termino a acostumbrar a él.

Ni siquiera me molestó en mirarla.

Ella corre a abrazarme por la espalda.

—¡No! —le digo.

Ella se detiene en seco.

—¿Por qué? —pregunta con voz chillona.

No la estoy viendo pero se que está haciendo un puchero.

—porque me acabe de duchar, además este es uno de mis mejores trajes y no quiero tirarlo.

Ella suspira molesta y se va.

Suspiro aliviado al ver que está vez no se quedó más tiempo, si sigue así tendré que encerrarme en mi refugio y nunca más salir de ahí.

Mi teléfono comienza a timbrar, miró la pantalla y es Linda.

—hola manita —contesto.

La chica la está pasando de maravilla en su luna de miel.

Eso hace que yo de alguna manera también me sienta feliz.

Ya me cansé de ver todas las fotos que mis hombres me mandan de ella y Deimond.

Definitivamente no me equivoqué al apoyar ese matrimonio.

Finalmente ella salió de esta pudrición y puede ser una mujer libre por el mundo y feliz junto a la persona que ama.

—¡¡Holaaa!! —saluda con emoción —¡Estoy tan feliz!.

—yo también lo estoy —le digo sonriendo de manera sincera, aunque no pueda verme.

—lo sé, pero no tanto como yo —alardea.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora