27. AYUDAME.

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Hechos 16
9 Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos.



Hace solo un par de días había averiguado su número con la intención de llamarle para saber el estado de Mibsan, pero a última hora no me atrevi a hacerlo.

Ahora ella me está llamando.

—¿Es que acaso se le olvida quien soy? —pregunta prepotente Ari al superior.

—a mi me da igual quien sea usted, —responde el superior con indiferencia —a mí nadie me amenaza y se me retira ya, sino quiere que llame a seguridad.

Ari cruje los dientes contra él llena de rabia, luego me mira a mi como diciendo: esto no se queda así.

Finalmente sale de ahí dando sancadas.

Vuelvo mi mirada hacia el teléfono.

—usted señorita me apaga ese teléfono ya, estamos a punto de entrar en una operación —me habla el superior.

—bueno señor —respondo.

Sin decir más apago el teléfono.

Vamos a la sala de higiene en dónde nos preparamos debidamente para entrar en la sala de operación.

Minutos después.

Entramos a la sala en dónde nos encontramos a un joven con una herida de bala en el vientre.

—lo primero que tenemos que hacer es extraer la bala —habla el superior quien ya tiene puesto su tapabocas. —y detener la hemorragia.

Miro atentamente como el superior lo hace mientras le entrego los materiales que él me pide.

Siento como si yo ya hubiera hecho una operación o al menos extraído una bala, cosa que es imposible porque apenas soy principiante.

«Tal vez lo viví en un sueño».

Horas después.

Finalmente las prácticas se terminan y podemos irnos.

No pierdo tiempo y corro hacia donde esta mi closet, guardo todo lo de estudio-trabajo, me pongo el reloj el cual marca la hora anunciandome que sino me muevo llegaré tarde al ensayo de la alabanza.

Comienzo a echarle llave al closet pero por el afán al sacar la llave está se cayó.

Me agachó rápidamente a recogerla, pero alguien más lo hace por mi.

Levanto mi mirada y me encuentro bastante cerca del rostro de Cristian, es un compañero de universidad.

Me paro rápidamente marcando distancia.

Él me entrega la llave rosando mis dedos intencionalmente.

—que bueno que llegue a tiempo —me dice —siempre que entro al vestíbulo tu ya te has ido.

—eso es porque tengo bastante afán —comienzo a caminar.

—quería invitarte a tomar algo —camina tras de mi.

Apresuro más mi caminar.

Siempre procuro evitar esta clase de encuentros.

Mi primo siempre se ha encargado de mantener todo hombre lejos de mi, pero ahora que ya tengo 25 años ha permitido que se acerquen y eso es un gran problema porque no sé cómo tratarlos.

Además no estoy interesada en nadie por el momento o al menos eso creo.

Tampoco sé cuáles sean las intenciones reales de Cristian, solo sé que no me agrada.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora