31. TE DARÉ LO QUE DESEAS.

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Marcos 13
12 Y el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres, y los matarán.




Él se pone de pie mientras me mira fijamente.

—repite lo que dijiste —me dice —no te escuché bien.

Yo abro la boca para repetir lo que dije, pero en menos de nada el camina hacia mi, yo intento alejarme pero cuando me doy cuenta choco contra la pared.

Zuar me acorrala poniendo ambas manos alrededor de mi cabeza.

—oh vamos, ahora sí te escucho —su aliento a menta choca contra mi rostro.

Me comienzo a poner un poco nerviosa, a mi mente viene aquella vez que Mibsan fue a coger la toalla, la diferencia es que con él sentí muchas cosas que con Zuar no.

Con Zuar lo único que quiero es apartarme.

Intento empujarlo pero antes de tocarlo él ya estaba en el otro extremo de la habitación.

Suspiro con alivio, por un momento debido a los nervios se me había olvidado respirar.

Lo miro sorprendida pero me sorprendo más al ver quién está en la puerta.

Nada más y nada menos que la señora Alice.

Ella lo mira fijamente.

Este le sonríe de manera tierna.

«Ojalá la señora Alice no se deje engañar por esa mirada».

«Ojalá tampoco vaya a malinterpretar las cosas».

—hola mamá —dice él como si nada.

Quien sabe que pretendía hacer si la hermana Alice no hubiera llegado.

—¿Que pretendías? —le pregunta ella seria como adivinando mis pensamientos.

—vine a ver a mi hermano. —responde.

—¿Aparte de eso?.

Él suspira al verse interrogado.

—estaba teniendo una conversación amena con Gracia —responde.

Mis mejillas se comienzan a calentar.

—eso no es verdad —me apresuro a decir.

No entiendo porque siempre termino metida en problemas.

La hermana fija su mirada en mi.

Abro mis labios para decirle lo que esta pasando, pero antes de que diga algo, Zuar lo hace.

—por supuesto que es verdad —me mira fijamente —es solo que Gracia es un poco penosa y lo niega por cuánto estábamos bastante cerca.

Le dedicó mi peor mirada.

Él me sonríe como respuesta.

Es simplemente indignante.

«¿Quien se creé para decir esas cosas?».

Alice suspira mientras me mira, luego vuelve a mirar a Zuar.

—acompañame —le dice —si sigues así creo que querras ir a hacerle compañía a tu padre.

Frunzo el ceño al no entender.

Supongo que lo va a mandar a trabajar con él.

—pero ¿Por qué? —aliega, puedo ver cierto temor en su mirada —¿Yo que hice?.

—todavía lo preguntas —dice tomándolo del brazo y sacándolo de la habitación.

Apenas cierran la puerta me mandó las manos a la cabeza frustrada.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora