47. EL LÍDER DEL CLAN DE LA DESTRUCCIÓN.

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Nota: Dios les bendiga mis amadisim@s lectores.

Espero que se encuentren muy bien 🤗🥰.

Pasó por aquí porque quiero saludar de manera muy especial a una de mis lectoras la cuál se me estaba escapando de saludar.

Esa lectora es mi queridísima Saray518.

Dios te bendiga lectora y amiga.

Me alegra mucho que hayas decidido leer mis libros, lo aprecio demasiado y también aparte de saludarte quería dedicarte un texto bíblico.

Salmos 20

1 Jehová te oiga en el día de conflicto;
El nombre del Dios de Jacob te defienda.

2 Te envíe ayuda desde el santuario,
Y desde Sion te sostenga.

3 Haga memoria de todas tus ofrendas,
Y acepte tu holocausto. Selah

4 Te dé conforme al deseo de tu corazón,
Y cumpla todo tu consejo.

Que Dios sea bendiciendote cada día más y que sigas siendo de bendición en donde quiera que te encuentres 🤗🤗🤗.

Gracias por ser de bendición para mí vida 🥰.

Bueno ahora sí los dejo con el capítulo.

Dios l@s bendiga.













Salmos 138

3 El día que clamé, me respondiste;
Me fortaleciste con vigor en mi alma.


Lo sigo en silencio mientras imagino lo peor de lo peor.

Me guía por unas escaleras que nos llevan más abajo de lo que ya estamos.

Es otra especie de subterráneo en donde no hay los mismos movimientos que arriba.

Aquí lo que hay son celdas, muchas celdas.

Incluso en algunas hay cuerpos en descomposición los cuales huelen horribles.

Hago un esfuerzo por no vomitar mientras me tapo la boca.

—si sientes que no puedes más, puedes volverte por donde viniste —me dice andando como si nada sin taparse la nariz.

«Creo que algo anda mal con su olfato».

De no ser porque Anita está aquí, hace rato me hubiera ido, es mas, ni hubiera venido.

—¿Es que acaso tus hombres no quitan los cadáveres? —pregunto.

—es para que los perros se alimenten —responde —pero algunos se han vuelto resabiados y no se comen todo, les gusta la carne fresca, como la de Anita.

Ese ejemplo me hizo estremecer.

Le dedico una mirada asesina pero él ni siquiera se inmutó, sigue caminando como si nada.

Trago grueso y aligeró mis pasos para alcanzarlo mientras hago el mayor esfuerzo por no oler ese putrefacto olor.

—hemos llegado —dice Mibsan deteniéndose.

Miro hacia todos lados pero no veo a Anita.

«Lo sabía».

«Mibsan me estaba llevando a una trampa».

—¿Donde está Anita? —pregunto con el corazón a punto de salirseme.

—esta aquí —responde tomando lugar en un cómodo sillón negro que le acaban de traer uno de sus hombres.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora