2 Samuel 19
26 Y él respondió: Rey señor mío, mi siervo me engañó; pues tu siervo había dicho: Enalbárdame un asno, y montaré en él, e iré al rey; porque tu siervo es cojo.Annie deja de discutir con las empleadas y me da una dulce sonrisa como sino estuviera pasando nada.
Sino es porque yo misma la ví con mis propios ojos, creería que no es verdad.
Es experta en fingir.
—ven conmigo —hablo con voz autoritaria.
Ella asiente y me sigue.
Llegamos a la sala y nos sentamos.
—ahora si dígame lo que me iba a decir ayer.
Ella baja su mirada al suelo y comienza a jugar con sus dedos.
—te escucho —la instó hablar.
—yo...—traga grueso.
Me quedo mirándola a la espera de que termine de hablar.
De pronto unas cuantas lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas.
—no tienes porque ponerte así —le digo —solo habla.
Ella se tapa con ambas manos su rostro y sigue llorando.
—esto es tan humillante —dice en medio del llanto —jamás pensé que me tocaría hacer algo así —llora más.
Yo mientras tanto solo la miró y me frustra porque no tengo ni idea de que es lo que le pasa.
Mucho menos sé cómo consolarla.
Suspiro y se me ocurre una gran idea.
«Annie necesita un calmante».
«Porque yo no estoy dispuesta a darle un abrazo».
Además no sé si realmente le pase algo o solo me este manipulando con su llanto.
—ire por una pasta —me pongo de pie.
Annie inmediatamente se para de su lugar, corre hacia mi.
Mis alarmas se encienden y pienso en como defenderme de su ataque.
Pero ella no me ataca, solo cae de rodillas a mis pies.
—¡¡Perdón, perdón, perdón!! —dice aferrándose a mis pies. —¡¡Perdón por atentar contra tu vida!!.
Me quedo sorprendida.
Jamás pensé que ella me fuera a pedir perdón.
Nunca ví rastro de remordimiento en su rostro.
Pero aquí está llorando postrada a mis pies.
—ya, ya, ya —le digo inclinandome —ponte de pie.
—¡Nooo! —dice —primero quiero tu perdón.
—de acuerdo —contesto sin salir de mi asombro.
Ella se pone de pie con mi ayuda y sin pensarlo me abraza.
—dime que me perdonas.
—esta bien, te perdono —respondo con voz dulce.
—gracias —me deja de abrazar y me da una sonrisa.
Pero no era cualquier sonrisa, era una real, que por cierto le quedaba muy bonita.
Ojalá sonriera más seguido de esa manera.
—solo tengo una pregunta —la miro fijamente.
—¿Que? —pregunta un poco más calmada.
ESTÁS LEYENDO
UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .
RomanceHombre frío, calculador, lleno de odio, que solo le importa su propio bienestar. es un poco de la descripción de Mibsan, mejor conocido como la bestia, por sus actos de crueldad. ¿Será que un hombre así puede cambiar?. acompañame en esta historia pa...