39. NOTICIAS.

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Deuteronomio 21
1 Si en la tierra que Jehová tu Dios te da para que la poseas, fuere hallado alguien muerto, tendido en el campo, y no se supiere quién lo mató,

2 entonces tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor del muerto.



He decidido tomar una decisión.

Durante este mes que voy a cuidarlo, haré todo lo posible por ganarlo para Dios.


Día siguiente.


Llegó al hospital como de costumbre para realizar mis prácticas.

Me bajo del auto y apenas piso el hospital siento que tengo algo pendiente que hablar con él superior.

—buenos días —saludo a las chicas de la recepción las cuales se ven un poco consternadas.

—¿Todo bien? —pregunto.

—aquella vez que viniste a ver al supervisor, ¿Pudiste hablar con él? —me pregunta una de ellas.

Yo frunzo el ceño.

—¿Cuando? —pregunto —yo no he venido a buscar al supervisor.

—si, —insiste ella —tu viniste el sábado en la tarde.

—es imposible —rio un poco consternada. —el sabado yo estaba en mi casa —le aclaró.

—eso no es verdad —alega —ademas tú apareces en los vídeos de seguridad.

—pero yo no recuerdo haber venido.

Es la verdad.

Yo no vine, creo que ella está confundida.

Además no entiendo porque habría de venir a ver al superior un sábado, cuando ni siquiera hay trabajo.

—vamos a ver las cámaras de seguridad —insiste ella.

Vamos de camino a la sala de cámaras mientras yo pienso en lo que ella me dice.

Pero unos comentarios me hacen salir de mis pensamientos.

—¿Como fue posible tal cosa? —le dice una enfermera a la otra.

—tan bueno que era él —se lamenta la siguiente.

—¿De que están hablando? —le pregunto a mi compañera.

—pues del ataque al superior —responde.

Me paro en seco y la miró.

—¿De que ataque me estás hablando? —pregunto con horror.

—se dice que unos hombres llegaron a altar horas de la noche a su casa y después de entrar y atacarlo, salieron y no contentos con eso quemaron su casa.

Abro mi boca con horror al oír esas palabras.

«No puede ser».

—¿Estás segura? —le pregunto.

—totalmente —responde —¿Acaso no ves las noticias?.

Niego con la cabeza.

Lamentablemente yo no soy de las personas que se sientan frente a un televisor hora y media para ver noticias.

Ni siquiera veo películas que es más entretenedor.

Un sentimiento de culpa se instala en mi pecho al pensar que yo no le hable de Cristo.

Siempre que nos relacionamos, hablábamos de trabajo nada más.

Excepto el día que me ayudó con la inyección.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora