UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .

54. ¡¡CORRE, CORRE!!.

Proverbios 6

26 Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan;
Y la mujer caza la preciosa alma del varón.

Yo la miro incrédula.

—¿Que quieres? —le pregunto.

—¿No es obvio? —pregunta señalándo su bolso —me voy a ir a quedar contigo, no olvides que ahora somos amigas.

—¿Que? —frunzo el ceño —¿A qué horas fue eso?.

—desde ahorita —hace la misma sonrisa de su hermano Zuar y me abraza.

Suspiro agobiada.

—Annie regrese por dónde vino —le digo —yo no la pienso aguantar, suficiente tuve con ayer y con verte aquí.

—pero tu dijiste que me llevarías —hace pucheros como una niña.

—yo no he dicho que...

—¿Que está pasando aquí? —sale la hermana Alice de la mansión.

—nada mamá —responde Annie haciéndose la inocente.

La hermana Alice la mira poco convencida.

—¿Te está causando problemas? —me pregunta. —porque de ser así...

—no mamá, no —se apresura a decir Annie —solo quedé de ir a acompañarla esta noche para ir al culto con ella mañana.

—¿Es eso así? —la hermana Alice me mira fijamente.

Sé que si digo que no, Annie estará en problemas, lo sé por la cara de terror que tiene la pobre.

—¿Estás segura de que irás a culto? —le pregunto yo a Annie.

—completamente segura —asiente varias veces.

La hermana Alice la fulmina con la mirada.

—mas te vale que cumplas lo que has dicho, —le advierte —porque yo también voy a ir al culto mañana y dónde no te vea...

—si mami —pone cara de corderito —te aseguro que voy a ir.

Es increíble como el semblante de Annie cambia cuando está con su madre, ya no es una chica altanera que se cree dueña de todo.

—¿Estás segura de llevarla contigo? —me pregunta la hermana amablemente dejando de lado la dureza con que trata a Annie.

Yo me quedo pensando.

Annie con la mirada me suplica que diga que si.

—si, siempre y cuando haga lo que digo —respondo.

No sé porque siempre tengo que decirle que si a la hermana Alice.

Ahora siento que me estoy haciendo cargo de una niña.

—por supuesto —habla Annie —haré todo lo que tú me digas, incluso lavaré tu ropa interior si así lo deseas.

—¡Oye! —le digo avergonzada —¿De dónde sacaste eso?.

—creo que eso sería lo más terrible que pudiera algún día hacer —contesta.

Así es como termino llevando aquella niña conmigo.

Sencillamente no lo puedo creer.

Narra Annie:

Horas después.