46. ANITA.

49 3 269
                                    

Proverbios 25

19 Como diente roto y pie descoyuntado
Es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia.




Lo miro con tanta ira.

Siento que quiero matarlo.

«¿Como es posible que defienda a esa mujer de esta manera?».

«¿Por qué tiene que ser tan cruel?».

Siento odio, dolor.

Siento que todo mi ser se está desgarrando por dentro.

En mi mente puedo imaginar todo lo que posiblemente le están haciendo a la pobre Anita.

—¡¡Perdoname por favor!! —le pido —no dejes que la toquen, ten misericordia.

Mibsan ríe ante mi súplica sin importarle que lo estoy haciendo de todo corazón.

—yo no conozco que es la palabra misericordia —contesta indiferente.

—¿Osea que no me vas ayudar? —pregunto en un hilo de voz.

Él sonríe.

—no —responde sin remordimiento alguno.

Me pongo de pie al ver que solo estoy perdiendo el tiempo aquí.

De verdad que Mibsan no sabe que es el afecto fraternal.

Está tan mal de la cabeza que prefiere defender a sus enemigos que a los suyos.

Pero yo no me pienso quedar con las manos cruzadas.

No voy a permitir que destruya a Anita.

—si quieres guerra, —le digo con odio —guerra vas a tener.

—que sea más entretenido que con Zuar por favor, —dice volviendo su vista al televisor —él se rindió taaan rápido.

«Desgraciado».

Destruyó lo que con tanto esfuerzo Zuar había construido en años.

A mi me dio igual cuando me enteré.

No pensé que ahora yo también estaría en problemas.

—le diré a mi padre, haré que haya un enfrentamiento. —lo amenazo.

—es lo único que sabes hacer, lloriquear ante Fares —se burla.

Salgo de ahí a pasos rápidos marcando el número de Fares.


Me encierro en mi habitación mientras ruego que Fares conteste rápido.

—¿Que quieres? —pregunta apenas contesta.

—ayudame, —le digo llorando —Mibsan tiene a Anita.

—eso te pasa por tonta, eres igual de lamentable que tú hermano Zuar, son tan inútiles.

Zapateo de la rabia y me jalo el cabello.

—¡¡No llamo para que me regañes!! —le grito —llamo para que me ayudes, necesito que rescates a Anita.

—pierdes tu tiempo.

—¡Ayudame! —le suplico —ella es una niña que no tiene la culpa de nada, no puedes permitir que la mate.

Fares suspira.

—es por eso que lo permitiré, si Mibsan la mata, quiere decir que se está volviendo fuerte, eso me da esperanzas de que en el futuro puede matar a Gracia, —contesta —además no tengo tiempo como para mandar a mis hombres a perder el tiempo por algo tan insignificante.

UNA ANTORCHA ENCENDIDA EN MEDIO DE LAS TINIEBLAS .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora