Cap 39

525 102 33
                                    

Los días habían pasado demasiado rápido, tanto así que ya se habían cumplido tres semanas desde el juicio de Haruchiyo.

El pelirrosa había estado asistiendo con una psicóloga, la mujer le había estado ayudando y la familia no podía estar más agradecida de ver grandes cambios a comparación de los primeros días. Haruchiyo había desarrollado inseguridades gracias a las cicatrices de su rostro y cuerpo, escondiendolas con tapabocas por miedo a que alguien le dijera lo feas que eran.
Muto también ayudaba mucho a su recuperación, siempre hablando con él y siendo muy atento; Y aunque el rubio seguía cabreado por no poder golpear a esos tipos, estaba contento al saber que les habían dado más años al descubrir el fraude del Juez.

Muto también ayudaba mucho a su recuperación, siempre hablando con él y siendo muy atento; Y aunque el rubio seguía cabreado por no poder golpear a esos tipos, estaba contento al saber que les habían dado más años al descubrir el fraude del Juez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Definitivamente odiaba ser parte del consejo estudiantil, ni si quiera era tan inteligente como para estar ahí, pero había sido el elegido por todos los cursos de primer año que no había podido negarse.
Él sabia que solo estaba ahí porque sus padres y él mismo eran famosos, ser rostro de una revista juvenil era algo estresante, aunque no iba a a dejar de hacerlo solo por eso.

Caminaba con tranquilidad por el pasillo, en sus brazos, llevaba una caja llena de folletos y documentos que le debían llegar al líder del consejo estudiantil; estaba tan concentrado en no dejar caer la caja que el que termino cayendo fue él. La caja estaba intacta a un lado de él, y mientras se sobaba el culo por la fea caída, estaba contento de no haber aplastado la caja.

—¿Te encuentras bien? - Una voz desconocida le hizo voltear.

—E-eh si

—Te ayudo - El chico se acercó a él, y sin esfuerzo lo jalo de la mano para ponerlo de pie. —Kokonoi, ¿cierto?

—Si, mucho gusto eh...

—Kaidou Izumi - Dijo el más alto mientras tomaba en sus manos la caja.

—Gracias por su ayuda Kaidou-san

—No hay de que, debiste pedir ayuda Kokonoi, la caja es algo pesada para un chico como tú

Takemichi le miro confundido, dándose una rápida mirada para averiguar porque no podía cargarla. Kaidou sonrió con gracia.

—Eres muy pequeño y delgado, a eso me refiero

—Ya veo, aunque si puedo cargarla, solo me resbale

—No queremos que vuelvas a caer, así que dejame ayudarte a llevarla, después te llevare a la enfermería para asegurarnos de que no te hayas hecho daño

El rubio asintió sin más, no negaría la ayuda de alguien cuando si la requería, pero no iba a decir eso, sonaría patético.

𝐓𝐎𝐊𝐘𝐎  𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐘  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora