AMINA BELANGER
Alzo la mirada, observando el imponente castillo Eckvan. Le daba mil patadas en el culo al castillo Favre, con más de ocho torres, de quizás 200 metros de alto, y una enorme justo en medio, un muro aún más que rodea todo el territorio. Fácilmente caerían cinco castillos favre ahí.
—Carajo—Maldigo entre dientes.
Me parece que tomara más tiempo de lo que pensé encontrar al niño.
—Tiene más de mil habitaciones, y casi el doble de calabozos y salas de tortura—Exclama Ziah, y yo la volteo a ver, con enojo. La pelinegra chasquea la lengua. —Te sorprendería saber lo mucho que les gustaba encarcelar y torturar a la gente.
Niego con la cabeza, observando el muro, en busca de guardias. Con todas las posibilidades en mi contra, no puedo huir. Cyprian, aunque una reverenda molestia, no merecía esta muerte.
—Cualquiera pensaría que al menos tendría guardias custodiando su pocilga—Murmuro.
—¿Qué?—Se sorprende Ziah, y alza la mirada, observando el muro, con el ceño fruncido.—Algo anda mal...
La miro, ella palidece, confundida y honestamente, me esta poniendo nerviosa a mí.
—¿De qué hablas?
—En tres mil años, jamás he visto que el muro no sea custodiado—Explica. —Algo pasa dentro del castillo.
Relamí mis labios, tratando de observar por unas de las ventanas, sin éxito. El rostro de Ziah me dé muestra que esta a punto de dar un paso atrás.
—Mujer, te necesito ahí.—Le recalco. Niega con la cabeza. —Convenceré a Cyprian de que te haga otro collar para que puedas salir de límite.
—Y me dejaras pretender a Diana Ayleen—Sin duda esta esperando que le dijera eso.
Suelto un suspiro, sintiendo un vacío en el pecho.
—No creo que yo sea el problema—Confieso.
—Yo se la ganaré a Favre.
Pobre ilusa. Igualita a mí.
—Apuesto que sí.
Ella esboza una sonrisa de confianza. Nos levantamos, para bajar la colina. La enorme puesta de hierro y madera estaba destruida de abajo, rasguños en las piedras me hacen fruncir el ceño. Antes de seguir, entro al muro, como sospechaba, ahí guardaban armas.
—Iremos primero por los calabozos—Le digo.
Tomo una ballesta, estacas y le lanzo unas a Ziah. Tomo cinturón con vaina, y guardo a ahí una espada.
—Me siento en 1400—Digo.
—Que épocas aquellas—Suspira. —Recuerdo que tenía tantos esclavos negros que ni sabía sus no...—Ziah se calla al verme. —Sin duda yo hubiera recordado tu nombre, se ve que eres buena para trabajar.
Me dejo de acomodar el cinturón, procesando lo más racista que he escuchado, y eso que yo vivía en Estados unidos en los años 30.
—No hay duda que Diana caerá rendida a tus pies—Exclamo con sarcasmo.
Se encoge de hombros, con su sonrisa estúpida. Salgo del muro, Ziah me guía hacia un lado derecho. Yo mantenía la ballesta carga y lista, sin embargo, no había movimientos.
Subimos una escalera, antes de ver una puerta de hierro. Ziah me mira, preguntándome sí estaba segura. Ruedo los ojos, y abro la puerta yo, y la tiro dentro.
Se iba a quejar, pero hago una seña para que se calle. Comenzamos a caminar, grandes cuadros estaban colgados en las paredes. Casi todo estaba cubierto o de oro o de plata.
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Sword Onyx [3]
FantasyCONTINUACIÓN DE CROWN ONYX El mal está desatado, y lo que creían que los protegía se debilita cada vez más. Por un lado esta la Alianza Triple Diosa, dirigída por Jessica Favre, que buscará a toda costa proteger a los suyos mientras lucha por asimi...