¿Qué tan ocupado puede estar? ¿Por qué ni siquiera las llamadas puede responder? ¿O un mensaje? La última vez que habló conmigo fue cuando llegó, diciéndome que estaba bien.
Pero ya han pasado dos días desde entonces y no hay notícias suyas.
Me siento tan triste y sola, no se suponía que nuestros primeros días de casados fueran así, separados... Aunque diga que no, estoy segura que sí le molestó.
Por mi culpa, no pudimos completar la unión, no soporté más allá de su eyaculación.
Soy una estúpida, una inútil, él seguro... Él seguro está arrepentido de nuestra unión y por eso no responde, quizás esté preparando el divorcio, y con justa razón.
No pude cumplir con mi rol, no pude complacerlo.
***
—Día 4—
"Estoy ocupado, pero estoy bien. Cuando pueda te hablo."
Melissa observó el mensaje y sus ojos se cubrieron de lágrimas nuevamente, sollozando de forma angustiosa. ¿Eso es todo lo que tenía para decirle después de cuatro días de ausencia?
—¿Estás muy ocupado? Necesito hablar contigo... Me siento muy triste —le envío un audio—. Sólo unos segundos, nada más.
"En la noche te llamo."
Se secó las lágrimas de sus ojos, enviándole un está bien.
¿Qué más podría hacer?
***
—Día 9—
Su celular vibró sobre la cama, y cuando ella salió del baño, sintiéndose realmente muy mareada luego de vomitar lo que había almorzado, leyó lo que decía aquel mensaje de Caelan.
"Quizás dos semanas más, mi madre está enferma."
—¿Y por qué no puedo ir contigo? No necesitas venir a buscarme, puedo viajar sola hasta allí, sólo dime dónde estás —le dijo en un tono lastimero, a través de un audio.
"Te dije que no me envíes audios, no puedo oírlos."
Los labios de Melissa temblaron y comenzó a llorar.
"Caelan, necesito verte, por favor, dime dónde estás y viajaré, no necesitas venir por mi, puedo llegar sola, lo prometo."
"Te dije que no, mi madre no aprueba nuestra unión y está enferma como para sumarle más estrés. En donde semanas estaré en la casa."
***
—Día 28—
Dejó la carpeta sobre la mesa y tomó su maleta, al escuchar que él taxi ya había llegado. No hizo más que cruzar la puerta, que su celular comenzó a vibrar, ignorándolo.
El conductor se bajó para ayudarla a guardar la maleta, y su celular vibró nuevamente.
—Señorita, creo que la llaman.
—Sí, es solo spam —pronunció subiéndose.
—¿A dónde quiere ir?
—Al aeropuerto por favor —le dijo cortando la llamada, viendo que le llegaba un mensaje en ese momento.
"¿Estás durmiendo? En dos horas llego. ¿Quieres que te lleve algo para desayunar?"
Leyó aquello y eliminó el mensaje, antes de colocarse unos anteojos negros y apoyar su cabeza contra el asiento, cerrando los ojos.
Se sentía mareada, pero no podía descompensarse ahora, tenía que llegar al aeropuerto y tomar un vuelo.
***
Entró a la casa y observó que todo estaba a oscuras, encendiendo las luces de la sala y tomó su celular. Eran las ocho de la mañana, era imposible que hubiese salido tan temprano.
Se fue a la habitación y más aún se sorprendió de encontrarla vacía, extrañándolo.
—Melissa ya estoy en casa ¿Te fuiste a dormir a otra habitación? —pronunció en voz alta, saliendo de esa para dirigirse a otra.
Teniendo el mismo resultado. Ella no estaba en la casa.
—Buen día, lamento llamar temprano, pero es que recién llego y me sorprendió que Melissa no estuviera en la casa. ¿La podría despertar un momento? Necesito hablar con ella —le dijo a la madre de su esposa.
"—¡¿Qué?! ¡Melissa no está en mi casa! ¡¿Cómo que no sabes dónde está ella?!"
—¿No está en su casa? Pero... Tampoco está aquí.
Escuchó que le cortaban la llamada y maldijo en voz baja, bajando rápidamente las escaleras.
¿Dónde diablos estaba?
Salió de la casa, llamándola a su número, dirigiéndose a la cochera para subir a su auto, pero ella nunca respondió, comenzando a preocuparlo.
¿Y si algo le había ocurrido en la calle? ¿Y si alguien la había atacado? Sabía que los omegas en su sociedad eran propensos al hostigamiento, y ella al ser una hembra y no estar marcada, más aún.
—Maldita sea, respóndeme, Melissa —gruñó dejando el celular en su soporte, mientras iba saliendo de la casa con el auto.
***
"—¿Entonces, doctor? —preguntó con temor, tomándose de las manos, jugando con sus dedos.
—Estás embarazada, te haré un pedido para que te realicen una ecografía, por lo que me has contado, debes estar de unas pocas semanas, pero lo sabremos mejor con la ecografía.
—¿E-Embarazada? ¿Está seguro? —le inquirió al momento que sus ojos se cristalizaban.
El profesional al observó la reacción de ella, suspiró y se quitó los lentes.
—¿Fuiste abusada? Lamentablemente es algo que suele ocurrirle a tu casta y en estos casos, las interrupciones son legales.
Negó con la cabeza, secándose con un pañuelo los ojos y la nariz luego.
—N-No.
—No tengas miedo, nadie puede herirte aquí y no estás obligada a gestar tampoco.
—N-No fui abusada, l-lo promento. Yo estoy casada, mire —le dijo enseñándole su anillo—. Mi marido está de viaje, y es por eso que vine sola.
—De acuerdo, eso cambia mucho la situación. Te haré el pedido para la ecografía y otros estudios que debes realizarte. Además, comenzarás con vitaminas prenatales."
Observó por la ventanilla del avión el cielo, las nubes, con una mano en su vientre... Sintiéndose completamente vacía.
—Señorita ¿Quiere algo de comer? —sonrió amablemente la azafata, acercándose a ella con un carrito.
—Gracias, no tengo hambre —le dijo en un tono bajo, sin mirarla.
Sólo quería iniciar una nueva vida muy lejos de todo, donde nadie la conociera y pudiese juzgarla.
...