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Le observó dormir a su lado, y se animó a acariciarle el cabello. Tenía los ojos hinchados de tanto que había llorado, y no podía evitar sentirse tan culpable por la situación.

¿Con que necesidad sus padres la habían llamado? Si querían más dinero, simplemente lo tendrían que haber llamado a él, no a ella. Melissa estaba transcurriendo uno de los embarazos más tristes que una mujer podría pasar.

Descendió su mano hacia su mejilla y le acarició suavemente la piel, sintiendo como ella se estremecía, pero no de una mala forma, ya que se acurrucó más hacia su lado.

Había decidido quedarse con ella hasta que se durmiera, y así también saber que se había calmado.

La miró, y se acercó más al cuerpo de la rubia, para luego envolverla en sus brazos y estrecharla contra él, despertándola.

—¿Qué haces Caelan?

—Lo siento —murmuró.

—Okay, pero suéltame.

Bajó la cabeza y ella lo estaba mirando con el ceño fruncido.

—¿Cuántos hermanos tienes, Melissa?

—Eso no te importa, suéltame, Caelan.

—Yo tenía nueve hermanos, pero hace mucho tiempo nadie sabe nada de nuestro hermano mayor. ¿Puedes creerlo? Aún con todo el dinero que tiene mi familia, no hemos logrado encontrar una pista de él. Es como si la tierra se lo hubiese tragado.

—¿Y qué le pasó?

—No lo sabemos, nuestro padre un día se lo llevó de viaje y esa fue la última vez que supimos de él.

—Entonces tu padre debe saber de él.

—Seguro, pero es algo que jamás nos dirá. Después de él, siguen mis hermanos Cecilia y Samir, a Cecilia la conoces ya, y Samir vive con su familia en el bosque, tuvo cuatro hijos con una mujer mestiza.

—¿Mestiza?

—Sí, uno de sus padres era un lobo. Y después seguíamos mis hermanos y yo, éramos trillizos, pero Shayne y yo nacimos de una misma bolsa, éramos gemelos. Shayne falleció hace diez años... Y Skyler hace casi tres años.

—Lo siento —pronunció en un tono bajo, viendo lo afectado que estaba.

—Después siguen mis hermanos Lev y Vladik, también han formado sus familias. Vladik es padre soltero, su mujer murió por una complicación en el parto. Tiene un bebé muy lindo, hace casi dos meses cumplió un año, Ciel.

—Que lindo nombre.

—Y mi última hermana es Milena, ella también vive en el bosque, hasta donde sé no ha tenido hijos aún, pero está unido a un muchacho de su edad hace un tiempo.

—Has perdido a muchas personas en tu vida.

—Mis hermanos lo eran todo para mí, con la muerte de Skyler me sentí realmente solo, vacío, es por eso que decidí hacer un viaje al bosque, alejarme de la ciudad y las empresas. Y allí fue donde volví a ver a Mar, siempre la detesté por el simple hecho de ser una Omega, incluso más de una vez deseé matarla, durante mucho tiempo la culpé por la muerte de Shayne.

—¿Y cómo pasaste de odiarla a cogertela?

—Mis sobrinos eran la única familia de sangre que tenía, es por eso que hice una casa cerca de la suya, para poder verlos. En una de esas visitas, Mar estaba atravesando el celo, y... Bueno, el resto ya lo sabes.

Melissa respiró profundo y desvió la mirada.

—Sólo tengo una hermana, Karina, ella es una beta y cuando cumplió los dieciocho se fue de casa.

—¿A donde?

—No lo sé, yo era una niña, tenía cinco años en ese momento, pero mamá decía que se había ido con un tipo más grande que ella. Intenté buscarla por redes sociales, pero nunca la encontré. Quizás no tiene o no usa su verdadero nombre.

—Quizás tus padres hicieron un trato por ella...

—Podría ser, lo hicieron conmigo ¿Por qué no con ella? —pronunció con recelo—. ¿Conoces a mi otro comprador?

—¿Elian Silverstone?

—Sí.

—Sí, lo conozco, tiene cuarenta y cinco años, es un empresario también.

—¿Por qué no dejaste que él me comprara? Estoy segura que habían muchachas mucho más bonitas y hábiles que yo.

—Porque me gustaste tú, porque tus padres estaban desesperados por entregarte, y yo quería formar una familia.

—Sigue sin ser una respuesta convincente de porqué no dejaste que él me comprara.

—Elian tiene varias omegas en su poder, tiene una especie de harem. Y al verte a ti, tan joven, tan inocente, realmente no quise que pasaras por eso, Melissa. Y lo sé, igual arruiné tu vida —le dijo dejándola de abrazar—. No cumplí a mi palabra, te engañé, te embaracé y te dejé sola, así que terminé siendo la misma porquería.

—Cuando te apareciste en mi casa por primera vez, tú también me gustaste mucho, eras el... Primer hombre que se fijaba en mi —pronunció en un tono tembloroso de voz, sintiendo como sus ojos se cristalizaban—. Un hombre muy atractivo, con mirada seria, buen porte y millonario fijándose en una estúpida Omega como yo, que ilusa fui.

—Melissa.

—¿Cómo llegué a creer que tú te fijarias en mi por qué sí? ¿Que podrías llegar a quererme? Qué imbé-

La besó, callándola y tomándola por sorpresa.

—No te olvides que yo te escogí entre muchas porque sí me gustaste, sí me fijé en ti y te quise como esposa, Melissa —le dijo a escasos centímetros de sus labios, con los ojos cerrados—. Antes de arruinar todo entre nosotros, yo quería mi vida a tu lado. Sí te elegí ¿Okay?

—¿P-Por qué me besaste?

—Porque me gustas —pronunció antes de volver a hacerlo, haciéndola cerrar los ojos esta vez y que abriera la boca, correspondiéndole.

Ella era tan dulce, y detrás de su mirada de odio, de su posición fría y distante, seguía estando la jovencita tímida, cálida y tierna que había conocido meses atrás.

—N-No, no, no, tú solo tienes ganas y quieres quitartelas conmigo porque no puedes con ella —murmuró la rubia alejándolo, agitada.

—Te recuerdo que estoy tomando represores hace meses —le dijo con calma, acariciándole el rostro—. No siento más nada por ella, incluso su marca comenzó a desaparecer lentamente.

—E-Eso es mentira.

—Es verdad, cuando el lazo de unión no se fortalece, la marca desaparece con el tiempo.

Lo miró a los ojos, buscando si le estaba diciendo la verdad o no.

—No tengo ganas de tener sexo, Melissa, sólo quiero tenerte así conmigo, sentirte, y sentir a nuestra bebé —pronunció acariciando su vientre—. Nuestra pequeña y tú pasaron por mucha angustia y tristeza, déjame aunque sea estas últimas semanas estar con ustedes, cuidarlas y mimarlas. Permíteme enseñarte ese lado mío que nadie más ha visto, pero que ahora es sólo de ustedes dos.

...

MelissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora