Salió de la cama y se dirigió con pasos lentos hacia la cocina, parándose en la puerta de la misma, observando en silencio a Caelan, que estaba de espaldas a ella, leyendo algo en su celular por lo que podía ver.
Lo escuchó repetir algo en voz baja, al parecer un paso de la receta, y luego se dirigió a la alacena para tomar unas especias.
Se sentó en una de las sillas, y sólo entonces él se giró para mirarla por un segundo... Desde que había salido de la cama supo que ella se estaba acercando, pero no quería incomodarla.
—Tengo unos quince minutos más para terminar esto, no sé si quieres esperar en la sala hasta entonces.
—No, estoy bien.
—¿Segura? —le inquirió sin mirarla, sacando unas cosas del refrigerador.
—Ajá.
—Okay... ¿Cómo te sientes?
—Mejor, no me siento tan cansada, creo que las vitaminas, el hierro y el descanso están haciendo efecto.
—Espero que mañana el médico nos diga lo mismo, y que la bebé haya aumentado unos gramos más.
—Mi amiga llegará el miércoles, ya no hará falta que estés aquí —pronunció deteniéndolo, tomándolo por sorpresa—. Ella me ayudará ahora hasta que termine mi reposo.
—¿Por qué? A mí no me molesta hacerlo, y me gusta saber que de algún modo te estoy ayudando en el embarazo.
—Porque no te quiero aquí, Caelan. Además tú tienes tu trabajo y cosas que hacer.
—Pero mi hija me necesita —le dijo mirándola—. Hasta que el médico no me asegure que el embarazo ya no es de riesgo, no me iré.
—Caelan —pronunció frunciendo el ceño—. Sabes bien que no me gusta verte, y mucho menos escucharte, y lo que yo necesito en este momento, es tranquilidad.
—Estoy... Estoy intentando dar lo mejor de mí para ayudarte y que te mejores, y así de ese modo, que la bebé también pueda estar bien. ¿Por qué no puedes verlo del mismo modo? No estoy haciendo esto para molestarte de algún modo, sólo quiero cuidar de mi hija.
—Pero yo no te quiero cerca, y Emi vendrá a ayudarme con mis cuidados. Cuando la niña nazca, podrás estar con ella. Mientras yo la lleve, no te quiero aquí.
La observó a los ojos, sintiéndose tan frustrado.
—Mañana luego de la ecografía me iré.
—Okay.
Asintió con la cabeza y le dió la espalda, terminando de condimentar lo que había en una cacerola... Dejando todo segundo después.
—Sírvete lo que quieras comer cuando esté listo —le dijo saliendo de la cocina, para volver a su casa.
Melissa podía llegar a ser muy fría e infantil cuando algo se le metía en la cabeza.
***
—Llámalo mami, por favor.
Mar observó a su hija y luego asintió con la cabeza, sintiéndose resignada a hacerlo... Odiaba que la niña sintiera tanto cariño por ese tipo.
—Okay mi amor, pero si el tío no responde, es porque ocupado ¿De acuerdo?
—Sí.
Marcó el número del castaño, y luego de unos segundos le respondió.
"—Mar ¿Qué ocurre?"
—Lamento tener que molestarte, pero Lottie quería hablar contigo —pronunció viendo como su hija sonreía emocionada al escuchar su voz.
"—Pásame con ella."
Le dió el celular a la niña, quien ansiosa lo tomó llevándolo a su oreja.
—¡Hola tío Elan! ¿Mañana vendrás, verdad?
"—Hola Lottie, por supuesto que sí, princesa, ahí estaré para tu cumpleaños."
—Mami ya compró todo para mí cumpleaños, ¡Tendré un pastel gigante! Y muchos globos de colores, y el tío Samir me regaló un oso enorme, es más alto que mami.
"—Wou, mi amor, eso suena increíble, ya quiero que me lo enseñes todo."
—Tío Elan ¿Te quedarás unos días conmigo? —le inquirió en un tono bajito, afligida.
—Charlotte —pronunció Mar en advertencia, haciéndola bajar la mirada.
"—Sí, me quedaré unos días contigo."
Los ojitos de la niña se cubrieron lágrimas, haciendo un mohín.
—Y-Yo te extraño mucho, ¿Puedes quedarte muchos días conmigo?
"—Lottie."
Mar respiró profundo y le quitó el celular para abrazarla y darle un suave beso en la cabeza, escuchando a la niña sollozar. Sabía que su hija era muy sensible.
—Te llamo luego, adiós —le dijo antes de cortar y dejar el celular de lado—. Hija, ya te expliqué que el tío Caelan es una persona muy ocupada, y no puede estar al pendiente de tí. Cuando él está libre y puede, viene a verte y quedarse unos días.
—L-Lo siento, m-mami.
—No te estoy regañando hija, sólo te explico cuál es la situación ¿Sí? Y eso no quiere decir que él no te quiera, o no te extrañe también, es sólo que tiene mucho trabajo y vive lejos de aquí.
—E-Está bien.
La alejó un poco de ella para mirarla y secarle las lágrimas, sonriéndole suavemente.
—Te amo mucho, no me gusta verte triste.
—Yo también te amo.
—Mi niña hermosa —sonrió volviéndola a abrazar.
Aunque le doliera recordar lo que había ocurrido, sabía que tener a aquel bebé no hubiera sido lo correcto... Pero a veces era imposible no pensarlo y que la culpa la carcomiera.
***
—Martes por la madrugada—
Terminó de preparar el bolso que se llevaría para el viaje hacia el bosque, y se dispuso a dormir unas horas, antes de tener que ir a buscar a Melissa a su casa e ir a la visita con el médico.
Realmente dudaba del poder dormir aquella noche, su cabeza era un desastre en ese momento. Quería ver a Charlotte, le tenía un cariño verdadero y sincero a la niña, pero tener que ver nuevamente a Mar lo atormentaba.
Y tampoco podía dejar de pensar en su bebé, en verdad esperaba escuchar algo alentador por parte del médico luego de realizarle la ecografía a Melissa. Sólo esperaba que le dijera que los cuidados estaban funcionando.
Ahora que ella no lo necesitaba más, podía quedarse un tiempo en el bosque hasta que la niña naciera, pero... ¿Podría realmente vivir tan cerca de Mar y fingir que no sentía nada tampoco?
El lazo entre ellos aún seguía, la marca estaba intacta, él no se había unido a nadie más, y ella tampoco.
...