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Su hija sería una Wildwolf... Que emoción.

Pura ironía con aquel comentario del tipo ese.

—Tu familia no quiso asistir a nuestra boda por ser yo una Omega ¿Qué te hace creer que aceptarían a mi hija por ser de mi misma casta? Ustedes nos detestan. Por Dios, Caelan ¡Tú hobby favorito era marcar omegas cuando estabas aburrido! —exclamó con rabia—. Tú te piensas que yo teniendo conocimiento de eso ¿Te dejaré estar cerca de la niña? ¡Ni de broma!

—No puedes juzgarme por algo que hacía cuando era joven, no soy la misma persona, no pienso del mismo modo —pronunció serio.

—Okay, entonces lo haré por lo más reciente y por lo que SÍ me hiciste a mi, y eso fue serme infiel —bramó con rabia, enseñándole sus dientes—. Y eso es algo que jamás en la vida voy a perdonarte, no importa todo el dinero que gastes ni el tiempo que pierdas, yo jamás te perdonaré eso.

Él la observó a los ojos y luego respiró profundo.

—Nadie asistió a nuestra boda de mi parte, porque mi familia no lo sabía... No es que ellos te hayan rechazado, simplemente no lo sabían.

Melissa negó con la cabeza y lo rodeó para ir hasta la puerta y abrirla.

—Eso ya no me interesa ni me sorprende, vete por favor.

—¿Qué debo hacer para que creas que Mar ya no significa nada para mí?

—No me importa, vete Caelan.

—Melissa ¿Puedes dejar el rencor de lado y-?

—¡Te fuiste a follar con tu amante al segundo día de casados! —le gritó ya harta—. ¿Cómo carajos tienes cara para venir a hablarme o pedirme algo así? No te importé jamás, ni cuando te suplicaba de verte, por algo de tu maldita atención o viajar contigo. ¡Hasta estoy segura que inventaste lo de tu madre para seguir con ella cogiendo! ¡Entiéndelo de una maldita vez, Caelan! ¡No quiero verte!

Él castaño asintió con la cabeza y salió de la casa. Quizás se había apresurado en regresar, tal vez a ella le faltaba un poco más de tiempo para perdonarlo y dejar el rencor de lado.

Melissa respiró profundo, y sus ojos se cristalizaron, tomando asiento por un momento hasta lograr calmarse un poco. Odiaba tener que recordar lo frágil y estúpida que había sido aquellas primeras semanas.

Lo odiaba completamente.

***

—Semanas después—

Observó a su hermano que estaba dándole de comer a su sobrino, mientras el niño muy tranquilo lo aceptaba, jugando con unos autitos en la mesa.

—¿Es difícil? —le inquirió Caelan.

—No, al menos él no es difícil —le dijo Vladik, el hermano gemelo de Lev—. Ciel siempre ha sido un niño muy tranquilo, así como lo ves, así era de más pequeño también.

Vladik se había unido el año anterior con una joven beta, hija de unos empresarios financieros conocidos de su familia. Y aunque no tuvieron mucho tiempo de conocerse antes del casamiento, lograron llevarse bien.

Lastimosamente, la muchacha había tenido una complicación durante el parto, quedando una semana en coma, antes de fallecer. Es por eso que Vladik ahora tenía que hacerse cargo de su hijo, un pequeño bebé de ya ocho meses de vida.

—¿Crees que vaya a ser beta como su madre?

—No lo sé, es muy pequeño para saberlo —pronunció dándole otra cucharada de papilla.

—Tiene un carácter muy parecido al de ellos.

—Quizás, es sólo un bebé aún, no es algo en lo que piense o que me importe.

Caelan lo observó curioso, recostándose en el respaldo de la silla.

—¿En serio no te importa?

—No, a mí edad ya no me interesa ese tipo de cosas, y si algo he aprendido durante todos estos años, es que el mundo ha cambiado mucho.

—Sí, el mundo cambia, pero los alfas siempre estaremos arriba.

—O no —pronunció antes de mirarlo—. No siempre, han estado creando drogas capaces de controlarnos, así que, nada será seguro en el futuro. Además... Toda esta mierda de la familia me tiene harto, Ciel ni siquiera es Wildwolf.

—¿Qué? ¿No le pusiste tu apellido al niño?

—No, lleva el apellido de su madre, Ciel es un Blackforest. Así lo deseaba ella, y yo cumplí su último deseo. Mis empresas ahora llevan el apellido de mi hijo, el futuro dueño.

—¿Y cómo tomó nuestro padre eso?

—Ya sabes cuál fue su reacción, pero no es algo que a mis treinta y cuatro años de vida, me interese. Perdí mi juventud persiguiendo el sueño estúpido y egoísta de él ¿Y qué conseguí? Nada. La única buena cosa que hice, fue a este niño, y fue gracias de ignorarlo a él, que quería que me casara con otra mujer.

Caelan observó a Ciel y vio como el niño tomaba su vasito de agua, sujetándolo de dos agarraderas que tenía a sus lados, para que no se le cayera.

Realmente era un bebé muy lindo, de piel blanca y cabello negro, como su hermano, y grandes ojos café, rasgo que seguramente había heredado de su madre, ya que Vladik tenía ojos grises.

—¿Y qué hay de ti? Me contó Lev que te casaste hace unos meses, felicidades, no estaba al tanto.

—No hay nada que felicitar, mi matrimonio fue un fracaso —murmuró—. La Omega está preñada pero no quiere saber nada de mí.

—¿La tomaste a la fuerza? No esperes otro resultado si fue así.

—No, pero la engañé y no es algo que ella pueda perdonar.

Vladik tomó a su hijo en brazos, y luego miró a su hermano.

—Tienes casi cuarenta años ¿En serio sigues actuando de ese modo tan patético y nefasto?

—No lo hice con la intención de herirla, yo estaba unido a otra Omega, fue un error.

—La verdad, no entiendo esa necesidad tuya, que siempre has tenido, de marcar omegas, Caelan. Recuerda como terminó Shayne gracias a eso también. Comienza a pensar antes de actuar, especialmente ahora que serás padre.

...

MelissaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora