Se sentía tan nerviosa, que hasta había olvidado como caminar erguida. Después de ignorar a Caelan los días anteriores al dichoso jueves, lo inevitable había llegado... Conocer a Cecilia.
Respiró profundo y entró a la cafetería donde iban a encontrarse. Se había colocado su vestido más formal, y atado su lacio cabello rubio en una coleta, intentando lucir tranquila.
Algo imposible.
Ni siquiera necesitó que Cecilia se acercara a ella para saber quién era, con simplemente mirarla una vez fue suficiente. Su imagen era imponente, de eso no había duda alguna.
Estaba sentada ya en una mesa, luciendo un traje azul oscuro, que resaltaba el azul de sus ojos. ¿Azul? De cerca se veían algo verdosos, eran de un color extraño.
—Hola Melissa, toma asiento por favor —le dijo haciendo un ademán con su mano, cuando la tuvo en frente.
La joven rubia sólo se limitó a susurrar un hola, antes de sentarse frente a ella, tomándose de las manos.
—¿P-Para qué me citó?
—Hay algunos asuntos que debemos resolver, desde que aceptaste casarte con mi hermano, aceptaste también formar parte de nuestra familia —le dijo sin mirarla, mezclando su café.
—Hice un pedido de divorcio hace-
—Divorcio que aún no se ha efectuado —la interrumpió—. Y aunque lo hicieras, el cachorro que llevas es un Wildwolf —le dijo mirándola fijo a los ojos, intimidándola.
—S-Sí.
—¿Por qué quiere romper tu unión con mi hermano?
—S-Son... Motivos p-personales.
—Puedo solucionar eso en cuestión de minutos, y liberarte de él, si me das un motivo razonable de hacerlo.
Melissa miró a Cecilia, y sus ojos se cubrieron de lágrimas... Era a la primera persona con quién iba a compartir por lo que había pasado.
—É-Él me engañó —pronunció bajito, intentando ser fuerte y que el nudo de la garganta no le impidiera continuar—... No llevábamos ni d-dos días casados, cuándo se fue con su amante.
Su voz se quebró y tomó una servilleta de la mesa, para secar sus lágrimas.
—L-Lo siento.
—Está bien, continúa.
—Me dejó sola en el hotel en nuestra luna de miel, no le importó las veces que lo llamé, que lo necesité, ni... M-Mentirme con que su madre estaba enferma, jamás le importé ni un poco, y sabía en lo que estaba metiéndome al casarme con un alfa de la familia Wildwolf, pero... N-No creí que me humillaría tanto en tan poco tiempo.
—¿Con quién te engañó? ¿Lo sabes?
Melissa asintió con la cabeza, secando su nariz.
—C-Con su cuñada.
Cecilia lo pensó por un momento y luego tomó su cartera, sacando una carpeta de ella.
—Tu cachorro es un Wildwolf, y como tal, debe vivir en las mismas condiciones que cualquier otro miembro de nuestra familia.
—Gracias, pero-
—No, no te estoy preguntando si estás de acuerdo, o si quieres aceptar lo que te estoy por ofrecer, estás obligada a hacerlo.
—No le q-quiero deber nada a nadie.
—Yo no soy mi hermano, no tengo ningún tipo de interés en ti para que creas que luego te sacaré algo en cara —le dijo entregándole un bolígrafo—. Firma.
—¿Q-Qué es?
—El futuro de tu hijo.
La futura madre observó la carpeta y luego a Cecilia.
—E-Es una niña.
—Con mayor razón, firma, dale el futuro que se merece, cubriendo sus necesidades y enseñándole que aún siendo mujer, tiene posibilidades en el mundo de triunfar.
***
Estaba por entrar a su departamento, cuando vio el auto de su hermana estacionado frente al mismo. Curioso, se acercó hasta la puerta y se encontró con la rubia ya allí.
—Cecilia ¿Qué haces aquí? —le inquirió extrañado.
—Hablemos adentro.
El castaño asintió con la cabeza y abrió la puerta de su hogar, dejando que ella entrara primero.
—Hablé con tu ex mujer, me contó lo que ocurrió.
—Es mi mujer, y... Lo sé, me equivoqué, pero estoy trabajando en ello, no te preocupes.
—Es tu ex mujer en cuestión de horas, yo ya me estoy haciendo cargo de ello —le dijo indiferente—. Pero eso es lo de menos en este momento.
—¿A qué te refieres?
—Estuviste con la mujer de Shayne, engendraste un hijo con ella, que terminó en un aborto, y dejaste sola a tu mujer, pudiendo haber provocado otro. ¿Qué es lo que realmente quieres, Caelan?
—Mar es mi luna —le dijo sin titubear—. Pero ella ama a Shayne, jamás lo aceptará. Estuvimos juntos, pasamos el celo juntos, pero luego de eso, ella siempre me rechaza. Ella lo ama, y ningún lazo lo cambiará.
—¿Y qué piensas hacer?
—Alejarme de ella, entendí que no podemos estar juntos, y yo seré padre además, mi prioridad ahora es mi hija, nadie más.
—La Omega no te quiere en su vida, y con justa razón. Deberías estar agradecido de no cargar con otra muerte sobre tus hombros, aunque... De seguro ya debes estar acostumbrado ¿No?
Caelan desvió la mirada al escuchar aquello, con cierta aflicción.
—Hice estupideces de las cuales estoy arrepentido, y no tiene sentido hablar del pasado.
Cecilia ignoró su claro arrepentimiento y caminó por la sala, dándole la espalda.
—Nuestro padre cometió muchas estupideces en su vida. Fue un pésimo esposo, compañero, padre, hermano, abuelo, etcétera, etcétera —pronunció con aburrimiento—. Pero es innegable que siempre se preocupó por nosotros, y dejarnos un futuro asegurado.
—Lo sé.
—Tu hija tendrá lo mismo, como cualquier otro miembro de la familia Wildwolf.
—No te preocupes, estoy trabajando en ello, aunque su madre no quiera saber de mí.
—Ella no te necesita, Caelan —le dijo mirándolo—. Has fallado en todo, tuviste la oportunidad de ser una mejor versión de lo que fue nuestro padre, y decidiste ser la misma mierda.
—¿Viniste a martirizarme?
—No, sólo recordarte que eres la misma mierda que todos los hombres de nuestra familia, y que como siempre, yo tuve que resolver sus cagadas. Tienes veinticuatro horas para dejar el pueblo.
—¿Q-Qué?
—Le di mi palabra a la Omega que terminaría su embarazo tranquilo y lejos de tí. Tienes veinticuatro horas para abandonar el pueblo, y no te estoy preguntando si estás de acuerdo o no, es una orden directa —pronunció seria, mirándolo fijo a los ojos—. Si para mañana a esta hora este departamento no está vacío, vete despidiendo de todo lo que has conocido hasta ahora.
...