"—¿Cómo está la Omega y el cachorro?"
—El martes tiene control nuevamente, y le harán una ecografía para saber cómo se encuentra la bebé —le contó mientras hablaba por celular y le preparaba el desayuno a Melissa—. Pero viene cumpliendo las órdenes del obstetra al pie de la letra, reposo, descanso y buena alimentación.
"—¿Y el estrés? ¿Cómo está lidiando con tu presencia?"
—No tenemos contacto más que lo necesario. Cuando estoy cocinando, ella está en la habitación y yo también aprovecho ese tiempo para acomodar y limpiar un poco. Y cuando debo hacerlo en su habitación, ella está bañándose o en la cocina comiendo.
"—Es un avance, pudieron ponerse de acuerdo en algo."
—Sí, pero... Luego del control de Melissa, yo necesito viajar ese martes. Estaría regresando el jueves por la mañana.
"—¿Por qué? No te necesito en la empresa, y las tuyas tampoco necesitan que tú estés presente, puedes resolverlo desde tu ordenador o por llamada a cualquier tipo de urgencia."
—No es por el trabajo, Cecilia, es un asunto personal.
"—¿Qué asunto personal es más importante que tu cachorro en gestación y riesgo de aborto?"
Caelan desvió la mirada, suspirando.
—Le prometí a Lottie que estaría en su vida siempre que lo necesitara, que no iba a dejarla y sería el padre que no tenía, ya que después de todo, biológicamente son mis hijos también... Shayne era mi gemelo.
"—¿Tú estás escuchando la estupidez que estás diciendo? Y no es que simpatice más con el cachorro de una Omega que con el de la otra, ya que después de todo, ambos tendrían la misma relevancia al ser parte de mi familia, pero tú no estás priorizando tu mayor responsabilidad, que es TU hija."
—Pero que yo me vaya dos días, no hará ninguna diferencia. Además, mi hija aún no ha nacido, no entiende, en cambio Charlotte sí.
"—Charlotte es tu sobrina, no tu hija, empieza a meterte eso en la cabeza. Porque cuando tu propia hija nazca, y tenga la capacidad de reclamarte tiempo y atención, será la única con derecho a hacerlo."
—Lo sé —susurró con pesar.
"—Caelan, sé sincero contigo mismo. Esto lo haces por la niña ¿O por Mar?"
—Eso tienen en común ambas, el detestarme. Lo hago por Lottie, lo prometo.
"—Lo que digas, el martes avísame como está el cachorro. Adiós."
Cortó la llamada y terminó de preparar el desayuno para llevárselo a Melissa. Sabía que Cecilia tenía razón, pero no podía evitar sentir pena por Charlotte, después de todo, sólo era una niña pequeña que anhelaba tener un papá.
Una niña que había crecido viendo fotos y pequeños videos de Shayne, y que al verlo a él, fácilmente creyó que se trataba de su progenitor.
Entró a la habitación de la rubia y apoyó la bandeja sobre la mesa de noche. La observó dormir, estando ella de lado, apoyando una de sus manos en su pequeño vientre.
Se acercó más a la cama y apoyó su mano en su panza también, intentando sentir a su bebé.
"—¿Te duele mucho?
Lo miró a los ojos, negando con la cabeza, pero sabía que estaba mintiendo. La besó suavemente y salió de ella, acariciando su mejilla, antes de repartir suaves besos por su piel.
—Lo siento, no quería herirte.
—N-No, no, yo lo siento, estoy arruinando nuestra noche —sollozó—. Lo lamento, intentémoslo una vez más, prometo no quejarme, no voy a-
—Así no funciona Melissa —la interrumpió, acostándose a su lado para abrazarla a su cuerpo—. No necesitamos forzarlo.
—¿N-No?
—No, estamos bien así —pronunció mirando el techo, mientras la abrazaba... Y sentía el pecho vacío."
Sólo había bastado una noche para darle origen a su hija, una noche en la que él no pudo marcar ni unirse a Melissa, debido a que la joven rubia no soportó más allá de la eyaculación de él.
Inexperta en todo, y él no había podido ni siquiera valorar eso, siendo su primera vez con un hombre.
La había dejado sola tanto tiempo, y cuando más lo había necesitado. Le había mentido sin remordimiento alguno, despreciándola por completo para irse a follar con otra mujer, que no lo buscaba más que por sexo.
Cuando Melissa le había tenido un cariño y respeto real.
Deslizó su mano lentamente y le acarició la suya, tocando sus dedos después de tantos meses, sintiendo la suavidad y tibieza de su piel, escuchando su lenta y tranquila respiración.
Levantó la mirada y observó su rostro apacible mientras dormía, absorta de la presencia de él, y lo que estaba causando.
Jamás se había permitido apreciarla bien, o siquiera tomado el tiempo de observarla y conocerla. La había elegido al azar, él sólo necesitaba una Omega a quien marcar y así romper el lazo que tenía con Mar... Pero Melissa era hermosa y él no lo había visto realmente.
Su piel era tan clara y suave, y sobre su nariz y mejillas habían pequeñas pintitas, como si un pintor hubiese salpicado con su pincel sobre ella con descuido, pero formando un patrón único y perfecto.
Tenía las pestañas castaño claro, al igual que sus cejas, un tono más oscuro que el rubio natural de su cabello... Todo en ella era natural y único.
Y ahora, después de observarla, de admirarla, lo único que deseaba en ese momento era besarla.
Se permitió acariciarle la mejilla, sintiendo como ella se estremecía bajo su tacto, como la primera vez que lo había hecho.
—Lamento no haberte cuidado y amado como merecías, tú... Te merecías el mundo entero, y que yo te protegiera de tanta mierda que nos rodea, y fuí tu principal causa de dolor, fui quien más te ha dañado y fallado. Te merecías un hombre de verdad, no a la basura que te tocó. Tú-
Melissa abrió los ojos en ese momento, mirándolo confundida, y Caelan alejó su mano rápidamente por inercia de su mejilla.
—¿Por qué estás llorando? —le preguntó en un tono bajo, sin entender que le pasaba y porqué no la había despertado.
El castaño se llevó una mano a sus ojos, secando sus lágrimas, y negó con la cabeza.
—Descuida, no pasa nada. Te traje el desayuno, si necesitas algo más, avísame.
—De acuerdo, gracias —le dijo sentándose, observándolo extrañada.
Si él no quería contarle, ella tampoco iba a insistir, no era como si le importara tampoco.
...