🌍 Capítulo 3

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JACK


- ¡No quedan galletas! - Sheyla gritó desde la cocina. Tenía medio cuerpo metido en la despensa - ¡Te las has comido todas! - me acusó.

- Pero escóndete. No, agarra eso, saca el arma tío - la ignoré porque estaba en llamada y en mitad de una batalla en el Fornite contra Terri.

- ¿Me estás escuchando? - Sheyla se puso frente a mi - no tenemos galletas.

- Cómprale galletas a la perezosa que sino no va a parar de molestar - se escuchó la voz de Terri desde los altavoces del ordenador.

- Estáis viciados - resopló volteando los ojos - Jack... Quiero
galletas - puso carita de cordero degollado - ¿Podrías ir a comprar? Porfiiiii..... - juntó sus manos en son de súplica.

La miré ya del cansancio que tenía nada más de escucharla.

- Sheyla, solo compramos una vez a la semana porque sino no nos da para pagar el agua, y esta semana ya hemos comprado - le dije intentando que entrara en razón.

- Pero se nos pasó comprar galletas y tú te has comido las últimas - se cruzó de brazos.

- Las galletas son prescindibles, podemos pasar sin ellas - la miré manteniendo mi posición pero sus ojos en son de súplica me debilitaron - aaaggg...esta bien - me despedí de Terri y apagué el portátil - la semana que viene no podemos más caprichos, estamos justos este mes.

- Gracias Jack - Sheyla me abrazó y apretó fuerte mi cuerpo. Yo le correspondí y agarré las llaves de casa para salir - no tardo.

Mi barrio era pequeño. Las calles estaban algo sucias y los bloques estaban casi en ruinas. Solo había un supermercado en el que íbamos todos los habitantes. También tenía una comisaría ya que había algunas calles en las que era mejor ni asomarse. La biblioteca quedaba en medio, era un edificio antiguo y en buenas condiones. Correos también quedaba cerca de casa. Era pequeña, solo tenía una recepcionista, la cual ponía los sellos y se encargaba de mandar las cartas. Todos los vecinos nos conocíamos entre nosotros. Sheyla y yo nos habíamos criado ahí desde pequeños. Cuando nuestros padres se divorciaron se fueron a vivir lejos el uno del otro y al principio nos costó alejarnos de nuestro barrio. Pero ahora estábamos encantados. Todo lo teníamos a la mano.

Entré al súper y busqué el pasillo de las galletas y dulces. Revisé todas las estanterías buscando las galletas favoritas de Shey.

- Aún no estoy segura de si apuntarme o no - escuché decir detrás de la estantería.

- Yo si que me apunto, nunca se sabe de lo que puede salir en una carta - mi intención no era pegar la oreja... Pero creo que sabía de lo que hablaban.

Caminé poco a poco con las galletas en la mano hasta ver quienes eran las que estaban detrás.

Sofía y Natasha, dos compañeras de clase estaban debatiendo lo que nos había mandado el profesor sobre el amigo por correspondencia, mientras elegían que chocolate escoger.

- El chocolate con leche es mejor que el blanco - las miré sonriendo mientras interrumpía la conversación.

- ¡Jack...! - Sofía me miró y sonrió - no te habíamos visto.

- En realidad yo tampoco a vosotras, os he escuchado - sonreí.

- ¿Te has apuntado para tener un amigo por correspondencia? - Natasha se acercó a mi y me miró curiosa.

- No he firmado en ningún sitio, pero en teoría sí.

- Nosotras nos lo estamos pensando - Sofía agarró el chocolate con leche.

𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora