🌍 Capítulo 27

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JACK

El día menos esperado llegó.

Sandra ya había preparado la maleta el día anterior y sus cosas ya no estaban entre las mías. Me había acostumbrado a ver su ropita junto a la mía. Sus zapatillas bien colocadas en mi armario, su cepillo de dientes pegado al mio. Pero ya todo eso estaba metido en la maleta.

Su vuelo salía a las cuatro de la tarde así que solo tenía para estar con ella desde la mañana y parte de la tarde. Para mi, eso era muy poco.

No dormí en toda la noche, de pensar que si me dormía eran horas que dejaba de estar con ella. Quería aprovechar cada minuto, cada segundo...

La estuve acariciando toda la noche, mirando como dormía y respiraba. Yo no tenía sueño, la pena que sentía en mi interior era más fuerte que el cansancio. Odiaba las despedidas y despedirme de ella dolía más que cualquier otra.

Tenía mi cuerpo completamente pegado al de ella, quería sentirla cerca de mí la última noche. Ya que a la noche siguiente su lado estaría frio y silencioso.

Tendría que volverme a acostumbrar a estar sin ella y eso iba a ser complicado.

Sentía como se movía lentamente y escuchaba su respiración profunda. Sus ojos cerrados y la curva de sus labios formando una boca perfecta.

- Jack - escuché un susurro desde la puerta de mi habitación.

Miré y vi que Sheyla estaba apoyada en el marco de la puerta.

- ¿Puedo dormir con vosotros? - me preguntó débilmente.

Notaba en su tono de voz que estaba triste.

- Claro, ven - me corrí despacito hacia Sandra, sin despertarla y dejé que Sheyla se acostara a mi lado - ¿Qué te pasa?

Intentamos hablar bajito para no despertarla.

- No quiero que se vaya - me miró con esos ojos azules y lágrimas en ellos - siento que es mi amiga y me lo he pasado genial con ella. Si se va me quedo sin nadie.

- ¿Y yo que soy?

- No es lo mismo, tu tienes a Terri. Yo de amigas... Solo tengo a Sandra - se echó en mi pecho - y ahora se va a la conchinchina.

Me reí porque cuando Sheyla estaba triste decía cosas graciosas sin sentido.

- Entiendo como te sientes - acaricié su pelo - pero no podemos hacer nada.

- Tu si puedes hacer algo - me miró - vete con ella.

- ¿Cómo me voy a ir con ella si no tengo si quiera dinero para pagar esta casa? Además no pienso dejarte sola.

- No estoy sola, puedo vivir con Tayler - me miró esperanzada.

- No, ni de broma - reí bajito - mi vida está aquí contigo y su vida está allí. Yo no puedo ofrecerle nada, sus padres tienen dinero, yo no. Yo no soy nada y ella lo es todo. Se merece ser feliz donde le corresponde - era la primera vez que aceptaba en alto la realidad.

Notamos como Sandra se movía y me abrazaba colocando una pierna sobre las mías.

Sheyla y yo dejamos de hablar para no despertarla y cuando vimos que aún seguía dormida, continuamos.

𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora