🌎 Capítulo 4

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SANDRA

Volví del trabajo algo cansada. Hacer los helados y atender a las personas a la vez era agotador.

No era el trabajo de mis sueños. Yo quería trabajar en algo como mi madre, ella era directora de ventas y mi padre abogado. Pero según ellos yo necesitaba ir cogiendo experiencia en el mundo laboral desde muy joven. Me exigían en las notas finales todo sobresalientes y querían que fuera la primera en mi promoción. Era cansado tener que ser perfecta las veinticuatro horas. Pero entendía que si me lo exigían era por alguna razón de peso.

Vivía en un residencial. Mi casa estaba al lado de un pequeño parque donde iban todos los críos de la urbanización.

Mi casa constaba de tres plantas. La primera, al entrar, estaba el amplio salón y la cocina. Con una pequeña isla en medio donde desayunabamos y comíamos de vez en cuando. Al fondo estaba el ventanal de cristal que daba hacia el jardín y la piscina privada.

Subiendo las escaleras de caracol llegábamos a la segunda planta. Donde encontrábamos varias habitaciones y dos cuartos de baño. La habitación de mis padres estaba al final de un pasillo iluminado por luces redondas pequeñas en el suelo. Ellos dormían en una cama de matrimonio bastante grande. Tenían un vestidor al lado de la cama y una tele enfrente para distraerse cuando no podían dormir. En las mesitas de noche pusieron dos pequeñas lámparas de mimbre preciosas.

Mi habitación estaba al otro lado del pasillo. Mi cama estaba pegada a la pared, al lado tenía una ventana y enfrente un pequeño balcón que daba a la piscina. Mi escritorio quedaba a la izquierda de la puerta principal. Era blanco con los cajones negros. Tenía una lámpara ovalada al lado del escritorio para iluminar y hacer la habitación más elegante. Mi armario era lo bastante grande como para que pudiera tener más de diez vestidos, pantalones, camisetas, faldas, zapatos, etc... En la pared puse un collage de fotos en forma de corazón. Y en el centro, puse una alfombra redonda de pelito y de color rosa.

Mi habitación era mi zona de confort, mi descanso. Podía tirarme horas allí dentro. A veces venía películas con mi portátil, otras me sacaba un libro y leía en el balcón. Me encantaba mi cuarto.

En la última planta de la casa podíamos encontrar otra sala llena de libros, con una chimenea de pizarra, sillones y dos sofás formando un semicículo alrededor de la chimenea y un mesa redonda de cristal. Debajo de la mesa había una pequeña alfombra redonda de color negra, gris y blanca. Haciendo así que la habitación sea más pintoresca.
Las estanterías estaban llenas de libros clasificados por categorías. Romance, drama, terror, historia, etc...

Al salir de esa sala nos encontrábamos frente a un pasillo que daba a una puerta de cristal. Al abrirla podíamos dar con un pequeño jardín, cada planta en su macetero. Un balancín en forma de sofá circular y un pequeño jacuzzi de madera que instalamos para cuando fuera invierno. Ya que el agua salia caliente.

Por supuesto la casa constaba con un sótano donde estaba la lavadora, secadora, la plancha y algunos trastos más.

Así era mi casa. No necesitaba nada más.

- Cielo... ¿Cómo ha ido hoy el día? - me preguntó mi madre.

- Bien - escondí el pequeño corte que me hice en el dedo gordo. Pelar las manzanas no se me daba bien.

- Me alegro - mi madre se miraba en el espejo que teníamos en la entrada de casa y se retocaba los labios de rojo - tengo que salir porque han venido unos clientes muy importantes y es necesario que estemos todos en la reunión - me explicaba metiendo unos papeles en su bolso.

𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora