Jack
- ¿Tengo que pagar yo los gastos para enviar la carta y el sello? - pregunté mientras caminaba a paso ligero al lado del profesor.
- Exacto, nosotros ya os hemos proporcionado las universidades y el centro no puede encargarse de pagar los gastos de envío a todos los voluntarios que están participando - me contestó andando cada vez más rápido por los pasillos de la universidad.
- ¿Y que cree que yo puedo pagarlos? - ya me estaba enfadando - usted tiene un sueldo todos los meses de más de mil euros, yo solo gano más de seiscientos y a veces ni eso.
El profesor bajó rápido las escaleras y me miró.
- Pues entonces retirese del proyecto - sonrió sin mostrar empatía ninguna y comenzó a caminar de nuevo.
- ¡Aquí el ponerse en el lugar de los demás brilla por su ausencia! - me asomé por la barandilla de las escaleras para asegurarme de que me escuchaba.
Di media vuelta y salí enfadado de la universidad. Que poco comprensivos podían llegar a ser algunas personas.
Estaba decidido a que sacrificaría el programa. Mi hermana no iba a pasar hambre por una simple carta.
- ¿Qué te ha dicho? - Terri y Sheyla me esperaban sentandos en un banco. Apenas verme Terri se levantó para preguntarme.
- En otras palabras... que le importa una mierda - miré al frente apretando mi mandíbula.
- ¿Y si compramos los sellos por internet? - Sheyla aportó su idea - suelen venir muchos y baratos. Al igual que los sobres.
- No te preocupes por eso, elijo nuestro bienestar antes que ese amigo por correspondencia - le respondí echandole mi brazo por sus hombros. Ella me agarró la mano y con su otro brazo rodeó mi cintura.
Caminamos hasta la calle donde nos despedimos de Terri y seguimos rumbo a casa. Antes de entrar revisé el correo y ahí estaba. Después de casi cuatro días me llega la primera carta. La saqué y leí el nombre.
- Es una chica - me salió decirlo en alto.
- ¿Qué? - Sheyla me miraba extrañada y se acercó para ver el
sobre - ¡Es de tu amigo por correspondencia!Abrí el sobre y saqué la carta. Vi su letra, su escritura, leí su nombre un par de veces e intenté imaginármela. Aunque no sabia como era. Empecé a leer sus palabras y de la misma emoción mis labios formaban una sonrisa. Sheyla leía junto a mi cada palabra.
- ¡Es rica! - dijo en voz alta al leer que vivía en un residencial.
- Que injusta es la vida, unos con tan poco y otros con tanto - dije sin parar de leer.
Al terminar la lectura agarré el sobre y la volví a meter dentro de él. Entramos en casa y me senté frente a mi escritorio. Saqué un folio en blanco y un bolígrafo. Coloque su carta al lado para ir respondiéndole a las preguntas.
- Ya si que te has olvidado del dinero eh... - Sheyla me miraba desde el marco de la puerta - compraré los sellos por internet - dijo sonriendo y tumbandose en mi cama con el móvil en sus manos.
***
Para Sandra:
Hola de nuevo... Sandra, bonito nombre. Pensé que ibas a ser de mi edad. Pero me gusta pensar que eres menor. No me malpienses, lo digo en el buen sentido. Yo cumplo los años en septiembre. Soy de los que van diciendo..."cada año me duelen más los huesos". Pero ¿sabes que? Bicho malo nunca muere. Así que podré envejecer todo lo que sea y moriré satisfecho de días. Tampoco me pude imaginar que ibas a ser una chica. Daba por hecho que me tocaría un muchacho y me equivoqué. Aunque no puedo quejarme tampoco.
ESTÁS LEYENDO
𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬
RomanceAmor...contacto...confianza...una pantalla y miles de kilómetros de por medio. Sí, el amor es algo impredecible. Nunca se sabe cómo, dónde o con quien te enamorarás. Y de entre millones de personas que hay en el planeta tierra puede ser con cualqui...