SANDRA
Erick me llevó a un restaurante precioso. Era de un ambiente tropical y moderno. Había reservado una mesa en el ático, al aire libre, con vistas preciosas hacia las montañas.
Había estado treinta largos minutos decidiendo la ropa que iba a llevar. Al final decidí vestirme con un vestido blanco y mangas abullonadas. El cual también llevaba un cinturón negro y zapatos finos y elegantes.
No era una chica de maquillarme mucho, pero intenté arreglarme más de lo normal. También me retoqué el pelo y me eché mi fragancia favorita.
Erick también estaba bastante guapo esa noche. Llevaba unos pantalones negros con una camisa blanca, la cual se había dejado dos botones sin abrochar.
- Este sitio es precioso - dije sonriendo mientras apoyaba mi barbilla en mis manos entrelazadas.
- Pero tu eres el plato estrella, estas preciosa esta noche - Erick me miraba sonriendo.
Mis mejillas se sonrojaron y empecé a beber un poco de agua que nos habían puesto en la mesa.
- ¿Tiffany y Keyti ya no te molestan?
- No mucho, lo intentan pero menos que antes - sonreí.
- Si algún día necesitas que yo intervenga... Dímelo.
- No es necesario, pero gracias.
El camarero nos interrumpió preguntándonos que íbamos a tomar. En su mano llevaba una libreta pequeña y un lápiz.
- Creo que probaré el solomillo - dije tímidamente.
- Yo pediré otro - Erick me sonreía.
El camarero asintió, apuntó todo en la libreta y se marchó.
- Sandra... Quería traerte aquí por un motivo - Erick empezó a sudar pequeñas gotas por la frente y empezó a poner recta la espalda - llevamos mucho tiempo hablando y quedando...
Mientras él hablaba yo me empecé a sentir mal por dentro. Como si tuviera ganas de desaparecer o salir corriendo. Jack y yo no eramos nada, pero me sentía una traidora en esos momentos.
- Eres una chica increíble y me gustaría ser más que tu amigo - Erick sacó una pequeña cajita que contenía un finito collar con una perla preciosa - ten, es para ti...como un símbolo de que podemos llegar a ser algo más - me lo extendió.
No me creía lo que veía y escuchaba. Erick era la envidia de la chicas. Era el popular, el guapo... Y yo era la que pasaba desapercibida entre toda la gente. Ahora lo tenía frente a mi pidiéndome que fuera su novia.
- Yo... - ni siquiera hice el amago de agarrar el collar.
Miraba a Erick y en mi mente retumbaba el nombre de aquel rubio con ojos color del cielo. Si, no podría tocarlo, no podría abrazarlo, pero me gustaba. Me gustaba aquel muchacho y no podía estar con una persona y pensar en otra.
- Quizás sea culpa mía por no dejar las cosas claras desde un principio - dije preocupada, sentía que la ansiedad iba a venir en cualquier momento. Erick empezó a fruncir el ceño algo triste - no puedo aceptar ese regalo Erick y tampoco puedo ser algo más que tu amiga.
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𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬
RomanceAmor...contacto...confianza...una pantalla y miles de kilómetros de por medio. Sí, el amor es algo impredecible. Nunca se sabe cómo, dónde o con quien te enamorarás. Y de entre millones de personas que hay en el planeta tierra puede ser con cualqui...