🌍 Capítulo 32

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JACK

Salí de las duchas frotandome la cabeza con una toalla. Odiaba el secador, me dejaba sordo cuando lo apagaba.
Caminé, mientras me peleaba con las gotas de mi pelo, al pasillo del instituto. Y fui cuando vi a Terri quieto en mitad del pasillo y a Sheyla salir llorando y corrido del instituto. Terri me miró y pude verle sangre en los labios.

"¿Qué ha pasado?" pensé mientras me acercaba lentamente a él. Tenía los ojos rojos y sudaba. En vez de decirme nada, salió corriendo detrás de mi hermana y mi instinto fue hacer lo mismo.

En ese momento todo pasó tan rápido y a la vez a cámara lenta.
Mi hermana corría pasando entre la gente y fue cuando deseé haber sido yo.

- ¡Sheyla! - Terri gritó estirando su brazo para agarrarla, pero el coche la alcanzó antes.

Corrí empujando a los demás que gritaban y miraban la escena con terror. Sentía como mis cosas se caían por el camino pero me dio igual.

Me tiré a la carretera agarrando el cuerpo de mi hermana. Tenía un fuerte golpe en la cabeza que hacía que le sangrara incluso por los oídos.

El conductor salió del coche en estado de shock al mirar el estado de mi hermana.

- ¡Llamad a urgencias! ¡Que alguien llame a urgencias! - grité acercando el cuerpo de Sheyla a mi pecho.

Terri lloraba y negaba mil veces la situación. Agarraba la mano de Sheyla mirando a sus ojos.

Escondí su cara más en mi pecho para que nadie pudiera mirarla.

La ambulancia no tardo en llegar.

Le dijeron a las demás personas que se fueran del lugar.

A penas que vieron el cuerpo de mi hermana y comprobaron su pulso, le colocaron un manto para víctimas reflectante.

- No - Terri miraba a los de emergencias - ¡No! ¡No la han mirado bien! ¡Mirenla! - Terri se agarró a la camilla destapandola de nuevo.

Los paramédicos le agarraron y lo apartaron.

Yo seguía tirado en el suelo viendo la marca que ella había dejado y a mi hermana en aquella bolsa. Sentí que mi corazón no me correspondía. Un agente de policía se acercó a Terri para primero tranquilizarle y después hablar con él sobre lo que habia pasado.

Terri me miró y cayó de rodillas a la carretera.

La perdí. Perdí a mi hermana, mi mejor amiga, mi confidente. Nada volvería a ser igual. El mundo seguía girando, pero el mío se detuvo en ese instante.

***

Estábamos en la sala de espera del hospital. Sentados en unas sillas incómodas, rodeados de paredes blancas y el olor a desinfectante. Terri estaba a mi lado, en silencio, con la mirada perdida y las manos entrelazadas en un intento de mantener la calma. De vez en cuando, me ponía una mano en el hombro, un gesto simple que dice más de lo que las palabras podrían expresar. No hablabamos nada, aún se nos repetía esa misma escena una y otra vez. Como una pesadilla de la que no podiamos escapar.

Los minutos pasaban lentos. Y de vez en cuando los médicos nos traían agua mientras le realizaban la autopsia. También nos dieron varios calmantes porque de los nervios ya no podíamos ni maternernos en pie.

𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora