SANDRA
Me desperté del pequeño descanso que había tenido. Abrí los ojos lentamente ya que el sol me molestaba. Se escuchaba el sonido de los pájaros y el ruido de coches pasando por las calles. Miré a un lado donde había un mueble de madera, al girarme sonreí al fijarme en lo que estaba a mi lado.
El cuerpo de Jack estaba cubierto por la fina sábana blanca, su brazo izquierdo estaba doblado y echado por arriba de su cabeza. Su pelo caía en la cama dejándose ver destellos castaños y rubios. Su pecho liso subía y bajaba por las respiraciones. Me acerqué a él entrelazando mis piernas con las suyas y mirando esas pestañas largas y rizadas.
Eras las seis y media de la tarde. Habíamos dormido dos horas.
Dibujé con mi dedo la fina línea que dejaba su hueso de la clavícula y bajé hasta su pectoral, pecho, ombligo y después volví a subir mis caricias hasta su cuello. Redondeé con el dedo su barbilla y dejé pequeños besos en su cuello. Seguí dibujando su cuerpo sobre su piel, deslicé mi dedo por sus costillas y lo subí a su rostro. Le acaricié la cara y el pelo. Él empezó a moverse lentamente y su respiración ya no era tan profunda. Empezó a parpadear hasta que al fin abrió los ojos encontrándose con los míos. Sonrió apenas verme y dejó un beso fugaz en mis labios.
- Si me despiertas así todos los días... No dejaré que te vayas de vuelta a México - se rio mirándome.
- Pues en ese caso te despertaré así los quince días - me puse sobre él mirándolo - ¿Has dormido bien? - yo también reía.
- Mejor que nunca - me respondió acariciando mi espalda por debajo de mi camiseta.
Cuando me tocaba, era como si las estrellas del universo conspiraran para encender un firmamento de sensaciones en mi piel, haciendo que cada poro brille con luz propia. Y esa sensacion solo podía sentirla con él.
- Podría mirarte dias - me dijo incorporandose en la cama, yo me senté sobre él.
- Te cansarías del mismo rostro todos los días - dije agarrandome de sus hombros.
- No me cansaría de ti... - me miró besando mi cuello, haciendo que me estremeciera y cerrara los ojos - porque eres un enigma que deseo desvelar lentamente... disfrutando cada instante... Cada mirada - me miró pegando su frente a la mía - cada sonrisa, cada palabra tuya es un tesoro que nunca dejaría de apreciar.
Se me cortó el aliento al notar sus labios sobre mi piel. Y mis mejillas sonrojaron al escuchar sus palabras.
- No me dijiste que eras poeta - bromeé poniéndome a un lado de la cama para ponerme su camiseta, ya que para mi parecía un vestido.
- Bueno... Solo llevas unas pocas horas conmigo - se colocó de lado apoyando su cabeza en su mano y mirando como me vestía - tengo secretos escondidos que solo saldrán a la luz contigo - me miró pícaro y también se levantó.
- Pues habrá que descubrirlo, pero si queremos salir esta noche creo que será mejor empezando con darnos un buen baño - sonreí gateando hasta él y dejando un beso en la punta de su nariz.
Jack correspondió y también se levantó para poder ducharse.
***
- No...cariño callate un rato y escuchame... Te ahogas en vaso de agua - Sheyla hablaba por teléfono mientras se pintaba las uñas de los pies - hemos quedado con Terri en la plaza central de la ciudad. Allí nos vemos todos.... No, no quiero que vengas a recogernos porque habíamos pensado en ir andado, así Sandra podrá ver más cosas... Siii llévate el coche para que después no se nos haga tan tarde... - Sheyla nos miró y volteó los ojos - hombres - susurró mirándome, yo reia - vale cariño, hasta luego... Si... Y yo... Adiós.... - colgó y soltó el móvil en el sofá.
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𝔅𝔞𝔧𝔬 𝔢𝔩 𝔪𝔦𝔰𝔪𝔬 𝔠𝔦𝔢𝔩𝔬
RomanceAmor...contacto...confianza...una pantalla y miles de kilómetros de por medio. Sí, el amor es algo impredecible. Nunca se sabe cómo, dónde o con quien te enamorarás. Y de entre millones de personas que hay en el planeta tierra puede ser con cualqui...