Cap 11: Ya tuve suficiente de ti

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Hajun

Cuando llegamos, no pude evitar quedarme impresionado con la inmensidad del lugar.

Suponía que su familia debía ser muy grande, y muy rica. La decoración delataba un gusto increíble, todo era de color blanco y crema.

Había enormes cuadros por todos los lugares. Algunos debían ser de pintores famosos, mientras que otros eran simplemente fotografías familiares. Había una enorme escalera de caracol justo detrás de la sala de estar.

—Terminemos este trabajo antes de que llegue mi padre —me dijo cuando entramos a la sala —. Comenzará un cuestionario y no creo que estés de humor.

Asentí y lo seguí. Al entrar solo había una diminuta mujer sentada en el sofá de la sala con una revista en las manos. Su cabello era corto y rubio y ojos verdes.

—Hola, mami. —Matt se inclinó para darle un beso en la mejilla a la mujer —.  Vino mi compañero para hacer un proyecto —dijo refiriéndose a mí.

—Mucho gusto, cariño. Mi nombre es Sarah Davies.

—Mucho gusto, señora Davies, Hajun…Kim.

¿Mamá? Si me preguntaran, lucía demasiado joven. Si realmente lo era, lo más probable es que haya sido un embarazo adolescente.

Se llevarían como máximo quince años. Además de que era extremadamente hermosa, como Matt con el cabello largo.

Un momento: ¿Acabo de admitir que este tonto es hermoso? Tenía que graduar mi vista en el futuro.

Así que el apellido de Matt era Davies. Lo seguí escaleras arriba, sin dejar de observar la majestuosidad del lugar. Había colgados junto a esta unos diplomas enormes. Al parecer de títulos y honoríficos.

Cuando llegamos a la habitación, Matt abrió la puerta dejándome detrás.

—Siéntate por allí. —Me señaló el escritorio pulcramente organizado. Un ordenador de color blanco adornaba el centro de este —. Voy a buscar una toalla para que te duches.

La habitación era amplia, de colores pálidos y estaba muy organizada. Había fotos familiares por algunos lugares de la pared.

—Aquí tienes. —Me extendió una toalla y un juego deportivo.

Cuando ambos nos duchamos, decidimos culminar el trabajo. Su mamá nos preparó algo para merendar, y aproveché la pausa para curiosear. Tomé una de las tostadas y caminé por la habitación.

—¿Cuántos hermanos tienes?

Él levantó la vista del ordenador y me miró por encima de la armadura de sus lentes.

—Eres un poco entrometido.

—Solo un poco.

Giró el rostro y fijó la vista una vez más en el ordenador.

—Tengo tres. Dos medios hermanos mayores, Carl y Sandro, hijos del matrimonio anterior de mi padre y una hermana menor, Karen.

—Ya veo. —En ese momento pude ver las fotos de los mencionados en una de las paredes. Los hombres lucían como unos CEOs misteriosos. Uno tenía el cabello oscuro, con ondas y era delgado. El otro era más alto, cabello corto y algunas canas asomándose. En la foto Matt tenía una expresión seria y soberbia. La chica de la foto era delgada y con el cabello rubio. Miraba la cámara con una amplia sonrisa, a diferencia de los hombres que la rodeaban —. ¿Viven todos aquí?

Él bufó con diversión.

—¿Mis hermanos y yo juntos? No lo creo. Aquí solo vivimos Karen, mamá, mi padre y yo.

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