Matt
Accedí a ir a la fiesta de Jay porque realmente necesitaba liberar el estrés inmenso de los últimos días.
Llevaba una semana acostándome a las tres de la mañana, estudiando. Desde que supe que este nuevo estudiante tenía las mismas notas que yo, comenzó una obsesión por saber más.
No puedo permitir que alguien obtenga mejor calificación que yo. Tenía dos hermanos con los que competir. Ya bastante tenía con ser el bastardo, para ahora también perder el primer lugar en la escuela.
Tenía que ser el número uno justo como ellos dos. La empresa de mi padre nunca estaría bajo mi mando, pero por lo menos no seré una decepción.
Amaba ser el centro de atención en todos lados, ya que en mi casa no podría serlo.
Al principio creí que la fiesta era para celebrar que todos los de nuestro grupo habíamos logrado pasar la prueba y entrado al equipo de fútbol.
Además de celebrar mi victoria como capitán. Pero en cuanto llegamos al lugar, y luego de una hora, pude darme cuenta de que no era así. Alguien ya se había apoderado de la fiesta, la atención y sobre todo de las chicas. En especial Danya. El idiota de Kim.
A decir verdad, sabía bien todos los rumores que rodeaban mi ruptura con ella. Algunos tenían sus teorías, pero realmente nadie sabe la verdad. Solo ella y yo.
Estuvimos tres meses juntos, y no pudimos acostarnos…ni una vez. Tampoco es que mi timidez con las chicas fuese algo que los demás sabían, pero me afectaba internamente.
Odiaba admitirlo, pero en el momento que Danya y yo teníamos un acercamiento con intenciones sexuales, mis piernas comenzaban a temblar, mis manos a sudar y mi corazón se descontrolaba.
Perdía el control total de mi cuerpo. Era humillante y frustrante. Ella fue muy comprensiva al respecto, pero llegamos a un punto que ni siquiera podíamos jugar.
Mi problema se hacía cada vez mayor. Decidí terminar nuestra relación por su bien.
No merecía perder su tiempo con alguien así. Tal vez en el futuro, cuando viviéramos otras experiencias, y yo me recuperara, podríamos intentarlo nuevamente.
Pensé que era otro tipo de chica, aunque luego de ver la forma en la que actuó en esta fiesta, creo que ya no era la misma que conocía.
Les pongo en contexto: en el jardín había una especie de fuente, alrededor de la cual estaban bailando, cantando y mojándose bajo los interminables chorros de agua que brotaban.
La música estaba increíblemente alta. El alcohol ya estaba desparramado por todos lados, no era de sorprenderse que casi todos estuviesen ebrios ya.
Por mi parte, estaba sentado en una de las tumbonas que había colocadas lejos del centro de la diversión. Con mi vaso de bebida en una mano.
Mis dos mejores amigos se habían ido a formar parte de la diversión. Traidores. Aunque no los juzgaba, ellos sí eran adolescentes normales, yo era más bien una especie de viejo impotente y aburrido.
Tomé otro sorbo de mi bebida.
Al parecer a alguien se le ocurrió un juego que no tenía pizca de ética ni inocencia, este consistía en cantar la canción que estaba sonando en ese momento. El que se equivocaba, tenía que despojarse de una pieza de ropa. Repugnante.
—¿De verdad no quieres jugar? —Brad había llegado corriendo hacia mí. Su cabello teñido de rubio estaba húmedo y el agua le caía a chorros. Sus mejillas estaban sonrosadas y estaba hablando más alto de lo necesario.
Negué con la cabeza.
—No sabes lo que te pierdes. Ese tío Kim es súper divertido —dijo Andrew, sus rizos también estaban pegados a su frente y los ojos desenfocados.
—Vayan a divertirse ustedes chicos. Saben que esto no es lo mío.
Luego de que ambos se fueron mi celular sonó: era un mensaje de Betty. Debía ensayar hasta tarde hoy y no tendría tiempo para escribirme. Lo agradecí internamente porque estaba un poco decaído y no quería contagiarla con mi mal humor.
Cuando levanté la vista, estaba sonando una canción: No Guidance, de Chris Brown y Drake. ¡Dios, amaba esa canción! Comencé a cantarla, el grupo de baile frente a mí hizo lo mismo, pero Kim se confundió en la letra. ¡Qué idiota!
Todos lo señalaron, y Danya se acercó a él, levantando su polo, para quitárselo. Él sonrió y levantó las manos para facilitarle la tarea.
Me incomodé. Las pocas veces que ella lo hizo conmigo, no podía continuar más allá de eso. ¿Cómo podía este idiota hacerlo sin incomodarse ni un poco? Al contrario, por la sonrisa en su rostro parecía disfrutarlo.
Su cuerpo indiscutiblemente estaba muy bien, de forma general. Tenía el abdomen marcado discretamente, su cintura delgada y sus brazos ligeramente tonificados.
No envidiaba su cuerpo, de hecho, era bastante semejante al mío, sino su desenvolvimiento. Las chicas se estaban volviendo locas por acercarse. Y muchas lo hicieron.
El idiota se equivocaba en las canciones más de la cuenta, aunque otros también lo hicieron. En poco tiempo todos estaban en bóxer y continuaban bailando como si nada. Las chicas también solo usaban la ropa interior.
Hubo un instante en que el juego pareció terminar, porque por supuesto, nadie se iba a desnudar por completo y hacer un espectáculo. Gracias a dios.
Pero de un momento a otro, a Kim lo acorralaron entre dos chicas. Una era Danya y la otra era Karla. Jamás imaginé ser testigo de algo así: ambas derramaron bebida sobre el abdomen de Kim, y a la vez se agacharon para lamer todo el líquido desde abajo hasta que llegaron a los labios de él. Besándose los tres a la vez. Sentí un ardor en la boca del estómago.
No podía cambiar la mirada de lugar, me parecía asqueroso como podían comportarse así, sin inhibiciones. Cuando a mí me costaba tanto trabajo hacer menos que eso.
Pero me molesté y no soporté ver eso ni un segundo más. Me coloqué de pie y lancé el vaso de bebida lejos.
Salí de la fiesta un poco mareado, e increíblemente molesto. Por un lado, me dolió ver a la chica que una vez amé tanto comportarse como una cualquiera, con un perfecto desconocido, sentía que mi percepción de ella cambió y ya no volvería a verla como antes. Y, por otro lado, me molestó la actitud de ese imbécil presuntuoso.
Sí, lo admito, estoy celoso como la mierda. Esto se acaba de convertir en una competencia personal de quien es mejor.
Me encargaría de demostrarle que soy mejor en absolutamente todo. No importa si su desenvolvimiento sexual es mejor que el mío. Cuando terminara con él, sería lo único que le quedaría.
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The love you're born to find
RomansaLa actitud desenfadada y liberal de Hajun solía atraer la atención de todos los que lo conocían. Matthew, quien goza de un excelente récord académico y una conducta impecable, detesta (y envidia) el desenvolvimiento del que presume el chico. Para t...