Cap 58: Te amo.

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Hajun

Siempre había pensado que las relaciones de pareja eran aburridas e innecesarias. Si tenías a alguien que te quitara las ganas de vez en cuando, atarse no valía la pena. No me interesaba conocer sus miedos o defectos, sus pensamientos sobre la vida o sueños.

Me aterraba quedarme en el mismo lugar para siempre.
Y ahora, por obra del destino (o del karma), me encontraba acostado mirando al techo, con una persona durmiendo plácidamente sobre mi pecho.

Su respiración baja y regular me hacía cosquillas en mi nuca.
Acaricié su mano y se removió, colocando la frente sobre mi pecho. Bajé la vista para mirarlo mejor. Tenía las marcas de la almohada en el rostro, sus mejillas salpicadas de pecas, labios prominentes y sonrosados eran algo a lo que me había vuelto adicto ver al despertar.

No me hubiese imaginado como alguien podría significar tanto para mí al punto de que el simple acto de verlo dormir se sintiera tan mágico. Me había vuelto adicto a su olor, sus hábitos, nuestras conversaciones en la cocina mientras preparábamos la cena, nuestra perfecta sincronización en el campo de fútbol.

Puede sonar tonto si lo dijera en voz alta, pero parecía que éramos como dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección. Como si hubiéramos nacido para estar lado del otro. Y, aunque la sensación era placentera, también me aterraba.

A veces surgían dudas en mi mente debido a que habíamos pasado por varios incidentes incómodos desde que salieron los anuncios de su propuesta de matrimonio frente a todos en aquel bar, y con ello, los rumores de que ambos éramos gay.

Muchos chicos se nos habían insinuado de las formas más atrevidas posibles y aunque eran rechazados, siempre había alguien que lo intentaba una vez más.

Por otro lado, al alcanzar un nivel de fama, por bajo que fuese, sufríamos de acoso por parte de los reporteros que siempre estaban merodeando a nuestro alrededor. Adiós a cenas pacíficas en restaurantes o sitios de esparcimiento común.

Muchas veces, me abrumaba que el simple hecho de ir a por un café se convertía en un campo de batalla del que debíamos huir para evitar el atosigamiento.

Matt estaba muy tenso y estresado con la situación. No era costumbre encontrarse bajo el escrutinio público. Hacía todo lo posible por mantenernos lejos de los inconvenientes.

Hoy era un día importante, sería el último antes de nuestra boda.
Matt se removió un poco y abrió los ojos para encontrarse con los míos.

—Buenos días, dormilón —lo saludé besando la punta de su nariz.

—Buenos días —respondió separándose un poco para estirarse —. ¿Llevas rato despierto?

—No mucho.

—Me estabas observando y pensando que soy lo más bello del mundo, ¿verdad?

—Ni de cerca.

Él sonrió y se metió debajo de las sábanas.

—Alguien aquí abajo no opina igual.

—No eres tú. Soy yo que siempre estoy cachondo —aseguré mientras sentía sus labios rodear mi erección.

—Por mí. Di las cosas como son.

Asentí, y medio gemí, enredando mis dedos en su cabello, instándolo a tomarme más profundo. Su técnica había mejorado tanto que solo bastaron unas pocas succiones para hacerme terminar.

Sonriente, salió de debajo de las sábanas limpiando las comisuras. Se acostó a mi lado.

—¿Por qué tenías esa expresión antes? ¿Ya te arrepentiste de casarte conmigo? —cuestionó mirándome con atención —. Puedes renunciar ahora, porque si me dejas plantado en el altar te juro que...

Me acosté sobre él y cerré mi mano alrededor de su garganta para presionarlo contra el colchón dejando un fuerte beso sobre sus labios.

—Eso jamás —aseveré —. No será que eres tú quien se está arrepintiendo, ¿eh, Capitán?

—Nunca. No te vas a librar de mí.

Sonreí y lo estreché fuertemente contra mí.

Así pasamos el resto de la mañana.

                          (...)

La música del bar era estruendosa y abrumante. No podía creer que sitios como este solían ser mis favoritos poco tiempo atrás.

Y menos podía creer que ahora lo era cualquiera mientras pudiese estar cerca de Matt, independientemente del lugar o de la distancia entre nosotros, me sentía completo si estaba alrededor. Por lo que ahora me sentía incómodo al tenerlo lejos.

Estábamos celebrando la despedida de soltero de ambos, y como era lógico, nuestro grupo se había dividido. Se suponía que debíamos hacerlo aparte.

Mi grupo estaba conformado por Jay, algunos miembros del equipo de fútbol e incluso se nos había unido el entrenador Owen.

—Pues como oyen, ellos se peleaban todo el tiempo. —El entrenador no podía dejar pasar el día sin avergonzarme y les contaba a algunos fanáticos que me habían reconocido y se reunieron para saber de nosotros —. Los castigaba y volvían a hacerlo. Creo que a Matt siempre le gustó Hajun y por eso lo provocaba.

Los chicos me miraban reían y se susurraban.

A medida que avanzaba la noche, necesitaba salir de allí con urgencia. Aunque amaba pasar tiempo con mis amigos, tenía a alguien más en mente desde bien temprano y no podía sacarlo de allí.

Me despedí de los chicos y fui hasta el lugar donde Matt había quedado con sus amigos.

Cuando llegué, reconocí de inmediato la mesa donde estaban reunidos, pues los demás chicos se veían alrededor de esta. Pero Matt no estaba. Barrí con la mirada todo el lugar, hasta que lo encontré en la barra.

Me acerqué para darle una sorpresa, cuando alguien se me adelantó. Llegó hasta él y lo tocó por la cintura.

Estábamos un poco alejados, pero pude reconocerlo como uno de los modelos que participaban en la campaña de Versace.
Me quedé inmóvil, simplemente observando.

Matt lo miró, escuchó algo que le dijo y negó lentamente. El chico se rascó la nuca y volvió a colocar la mano en la cintura contraria. Matt retiró su mano y se apartó un poco.

No iba a quedarme ahí. Fui hasta el lugar y me detuve con los brazos cruzados frente al modelo que coqueteaba con mi novio. Él me miró sorprendido, probablemente debido a que me había reconocido.

—¿Crees que puedes competir con alguien que luce como yo? —Fue lo único que se me ocurrió decir.

Sí, acababa de compararme con un puto modelo de Versace. Mi ego estaba por las nubes en estos días.

Matt se había girado al darse cuenta de que era yo. Me eché hacia atrás y lo tomé de la cintura, para luego besarlo con posesión.

Nos ensimismamos tanto en el acto, que ninguno se percató de que el chico se había marchado.

—No cambias, ¿verdad? —inquirió riendo contra mis labios —. ¿No te da vergüenza?

—Matt, si tienes que ocultar el amor, entonces no es real.

Él sonrió y rodó los ojos.

—Te amo, Kim.

—También te amo, capitán.

........

Mucha azúcar por aquí. Como les gusta a ustedes.

Si dios quiere y todo sale como debe, el domingo tendremos la última actualización de The love you're born to find.

Gracias por el apoyo y el amor que me han dado.

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