Matthew
Luego de la noche del cumpleaños de Betty, Hajun y yo no nos habíamos vuelto a dirigir la palabra.
Tal vez debía haberle contado que ella se había trasladado a una escuela privada en Estados Unidos, pues su rendimiento en la anterior había disminuido.
Motivo que mis hermanos aprovecharon para rentarnos un apartamento para los dos. Le podría haber contado que tenía planes de irme a vivir solo una vez que me graduara, terminar mi relación con ella y pedirle a él que se viniera conmigo.
Podía haberle contado tantas cosas, si no fuese un cobarde de mierda.
Ahora estábamos preparándonos para el encuentro que tendríamos nuevamente con la escuela de los pijos. No me hacía mucha gracia volver a verles las caras, y mucho menos al tal Wilson, con el que casi nos vamos a los golpes la última vez.
La próxima semana sería nuestra graduación, por lo que no podía permitir que hubiese ningún conflicto pues quedaríamos suspendidos, nos perderíamos la fiesta de fin de curso y además el partido más importante de la temporada.
Este se realizaría con varios integrantes de equipo nacional de fútbol de espectadores. Vendrían de todos los lugares personas solo para verlo. Por lo que, en este partido no podía haber problemas.
Aún no había llegado nadie, decidí ir más temprano pues, con un poco de suerte, Hajun tendría la misma idea y podría verlo a solas. Pero no fue así, me senté en un banco habilitado para los jugadores y comencé a ponerme los zapatos. Hasta que vi aparecer al entrenador Owen.
—Ah, hola, entrenador.
—¿Esperabas a alguien más?
—No —negué, pero la nota de mi voz no parecía estar de acuerdo.
—¿Puedo? —preguntó señalando el espacio en la banca a mi lado.
Asentí, y volví a fijar mi mirada en el campo.
—Mira, chaval, yo sé que he sido un hijo de puta con ustedes muchas veces, pero lo hago por su bien. Y también quiero que sepas si necesitas cualquier consejo cuentas conmigo.
—Se lo agradezco, entrenador.
—Ahora, ¿podrías decirme por qué carajos mi mejor jugador y mi capitán de equipo están en el nivel más bajo de su condición? Tú estás en la cancha, mas tu mente no. El idiota de Kim ni siquiera está viniendo a la escuela. — Él había elevado el tono un poco, pero tomó una respiración profunda y prosiguió con un tono más suave —. Escucha, sé que enamorarse a esta edad genera un montón de dudas y problemas. Cuando era adolescente también lo hice, la amaba mucho y…
—¿Terminaron juntos? —pregunté, de inmediato me golpeó en la nuca una vez, y luego lo hizo de nuevo.
—Una por interrumpirme, y otra por estar equivocado. Ella fue una zorra, y me engañó con mi mejor amigo.
Lo miré confundido, no sabía si esta era su idea de reconfortarme.
—Lo que quiero decir es que existen miles de motivos para no estar con alguien. No dejes que el hecho de que sea hombre se convierta en uno de ellos.
Bajé la vista y comencé a reflexionar, tenía razón. Sonreí por lo bajo, hasta que me di cuenta de algo muy importante:
—Pero, entrenador; ¿quién dice que me gusta un chico?
Él se había puesto de pie, me golpeó en la mejilla con la palma suavemente.
—Vamos, Matt. Estuve en España, y los vi. Llevo diez años trabajando en este instituto. Nada se me pasa.
Mi rostro enrojeció.
Él no entendía mi situación.
(…)
El partido fue feroz. Al parecer, los pijos habían mejorado sus habilidades. Lograron empatarnos a tres goles.
A pesar de que todos dimos lo mejor, Hajun fue de los más interesados. Había centrado toda su atención en el campo. Sin dejar que su ira tomara el control.Lástima que no lo hice de la misma forma. Wilson continuaba sobre mí durante los noventa minutos de juego. Me empujó hasta el cansancio, y yo lo hice de igual manera. Se burlaba en los vestidores de algunos de nosotros y me llamó nenaza en varias ocasiones. Estaba comenzando a acalorarme y pretendía darle un correctivo una vez terminara el partido.
Aunque logramos ganarles una vez más, continuaba molesto por todo.
—¿A quién llamaste nenaza, idiota? —Fui hasta el capitán contrario y tiré de su brazo hasta ponerlo de frente a mí —. Dímelo en la cara si te atreves.
Él me miró incrédulo y enarcó las cejas. Me dio un empujón, lanzándome hacia atrás. En el instante que iba a dar un paso delante para devolverle el golpe, un rápido movimiento me dejó descolocado.
Hajun se interpuso entre ambos y le asestó un puñetazo en el rostro de Wilson. Este se lo devolvió.
Por mi parte, desperté de mi letargo y golpeé al capitán para evitar que le pegara a Hajun.
De pronto, comenzaron a llegar los demás miembros del equipo y el lugar convulsionó. Todos comenzamos a golpearnos unos a los otros como una estampida.
Sin dudas, un desastre total.
ESTÁS LEYENDO
The love you're born to find
RomanceLa actitud desenfadada y liberal de Hajun solía atraer la atención de todos los que lo conocían. Matthew, quien goza de un excelente récord académico y una conducta impecable, detesta (y envidia) el desenvolvimiento del que presume el chico. Para t...