Hajun
Las cosas en mi casa continuaban tensas, al punto de hacerme desear irme por completo de allí.
Lamentablemente, no podría hacerlo hasta que trabajara y pudiese valerme por mí mismo. Afortunadamente, no había recibido amenazas de su parte sobre dejar a Matt o dejarían de pagarme los estudios. Por lo menos, ese límite no lo habían cruzado.
—Entonces, ¿Matt es tu novio? —Jay estaba acostado en el sofá de mi cuarto, lanzando una pelota contra la pared.
—Algo así. Aunque no vayas a decir nada en el instituto.
—No puedo decirte que me sorprende. Desde hace tiempo comencé a notar algo entre ustedes. Lo que no entiendo bien es porqué tú le contaste a tus padres y él aún no.
—Tiene una situación en su casa ahora mismo y lo mejor será mantenernos en secreto. Te lo cuento porque te conozco y sé que no dirás nada. Solo necesito desahogarme y, tal vez, que me aconsejes.
Él se reincorporó en el sofá y me miró por encima del respaldo de este. Yo estaba sentado en la ventana.
—¿Estás seguro de eso? ¿No será que teme la reacción de su familia? Sabes que siempre ha hecho hasta lo imposible por ser el hijo perfecto. El ejemplo a seguir. Esto puede ser algo que lo afecte de manera diferente que a ti. Pienso que debes aclarar las cosas con él. No vaya a ser que no esté dispuesto a sacrificar todo por ti, como lo has hecho tú. Es solo mi opinión. No quiero que te hagas daño esperando un paso que tal vez no esté dispuesto a dar.
Nos quedamos mirándonos por unos segundos. Tenía toda la razón. Pensaba hablar con él lo más pronto posible. Aunque en el fondo, temía que no me diera la respuesta que anhelaba escuchar.
(…)Realmente intenté durante toda la semana acercarme a Matt. Pero de alguna forma, no podía. Apenas me dirigía la palabra, cuando estábamos en los entrenamientos, se limitaba a darme alguna que otra instrucción y nada más.
En las clases, parecía distante e irritado. No me acercaba mucho, respetando su decisión. No quería provocarle problemas con sus hermanos.
Aun así, no pensaba permitir que esta situación se alargara aún más. Cuando terminamos la práctica el viernes, lo llamé para que me siguiera, cuando llegué al lugar que quería, lo tomé del brazo y nos encerré en uno de los clósets de limpieza.
—¿Qué haces? Alguien podría vernos —indicó con sigilo mientras me dedicaba a besarlo por todos lados.
—Me da igual.
—Tenemos que hablar —dijo, lo que se escuchó más como un gemido porque en ese instante estaba absorto en su cuello.
—Claro, cuando termine.
Subí mis labios para encontrarme con los suyos. Sostuve su rostro, besándonos con fervor, nuestras lenguas eran un lío de chasquidos y saliva. Amaba la fuerza con la que me correspondía cada vez que estábamos en esa situación. No sé quien de los dos estaba más desesperado.
Zafé las trencillas de su short deportivo y lo bajé junto a sus calzoncillos hasta la mitad de los muslos. Lo giré haciéndolo quedar de frente a la pared y apoyé su espalda en mi pecho.
—¿Tan necesitado estás?
—No te veo intentando apartarme -—repliqué, colocándome de rodillas.
Lo miré desde abajo por un instante, intentando decidir cuál de todas las cosas que tenía en mente hacer primero.
Llevé mis manos a sus nalgas y las comencé a masajear lentamente. Eran firmes y perfectas, además de que comenzaban a adquirir el tono rojizo característico de su piel siempre que recibía mucho contacto.
—Quiero intentar algo —le anticipé —. No sé si lo haga bien porque va a ser la primera vez, por lo que acepto críticas…al final.
Escuché una risita, y se inclinó hacia delante.
Tomé sus mejillas y las apreté una vez más, mientras que con mi lengua fui abriendo el espacio entre ellas. Cuando la punta de esta tocó su entrada, sentí que todo su cuerpo tembló y cerró los muslos. Con una de mis manos, lo hice abrirlos nuevamente.
—No me lo hagas más difícil. Ayúdame un poco y tócate tú mismo.
Y lo hice llevar su mano derecha a su erección. Él obedeció como un autómata y comenzó a masturbarse con rapidez.
—Despacio —lo instruí, marcando un ritmo con mi mano sobre la suya alrededor de su erección.
Volví a concentrarme en su trasero, abrí una vez más sus nalgas y moví mi lengua dentro de su entrada. Chupando cuánto estaba a mi alcance. Así estuve varios segundos dándole placer hasta que escuché sus jadeos descarados.
Me coloqué de pie, cubriendo sus labios con mi palma, temeroso de que alguien fuera a escucharlo.
—¿Te gustó? ¿Lo hice bien?
—Lo hiciste perfecto.
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro.
—Sí, como sea —dije fingiendo indiferencia ante su declaración, aunque en realidad la vanidad me llegara hasta los huesos —. Voy a entrar.
Él asintió con demasiada rapidez y se inclinó hacia delante. Doblé un poco las rodillas, lo sostuve de las caderas y entré de un impetuoso empujón.
Rápidamente, comencé a moverme sin piedad en su interior. Los acontecimientos anteriores me habían dejado tan caliente que dudaba poder durar mucho.
Tuve que cubrir su boca con mi mano, y con la otra sostenía su cadera, mientras continuaba follándolo sin piedad. Lo empujé contra la pared, sentía sus dientes clavarse en mi palma, pero el dolor añadía un plus de excitación a la situación.
Sentí su entrada cerrarse alrededor de mi pene con tanta fuerza que me hizo ver las estrellas. Destruyendo el poco control que me quedaba. Pude ver su esencia salir disparada contra la pared.
Tuve que sostenerlo con fuerza pues su clímax lo dejó que apenas podía mantenerse en pie. Pero para su desgracia, aún me faltaba un poco para terminar.
Pasé ambas de mis manos hasta su pecho y lo apreté contra mí, para estar más unidos que antes. En ese momento decidí que deseaba ver mi esencia escurrir de él.
Lo siento, no podía pensar con claridad y esto era por su culpa. Me había vuelto loco y no pensaba perdonárselo.
Mordí su lóbulo al ritmo de mis embestidas, haciéndolo cerrar los pies por instinto.Mala idea, provocó que me corriera con tanta fuerza que tuve que apoyar mi frente en su espalda pues me quedé en blanco por unos segundos.
—Mierda —maldijo él, hablando por primera vez luego de varios minutos —. Eso fue lo máximo.
Estuve de acuerdo, con suavidad salí de su interior. No pretendía lastimarlo…más.
Como esperé, el espectáculo de mi esperma saliendo de él me encantaba cada vez más.
Lo hice girar para colocarnos uno frente al otro. Le di un beso en la mejilla, sonreí y cuando fui a darle otro en los labios, con su mano me dio un empujón en el pecho.
—Hajun, tenemos que hablar.
Asentí, esto sonó un poco más serio.
.......
¿Qué les parecieron los capítulos de hoy? Háganme saber.
Espero que los hayan disfrutado mucho y digan qué teorías tienen con respecto a los siguientes.
¿Cómo se desarrollará la relación de Hajun y Matt a partir de ahora?
Sabemos que Hajun dijo que esperará por él, pero, ¿por cuánto tiempo?
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The love you're born to find
Roman d'amourLa actitud desenfadada y liberal de Hajun solía atraer la atención de todos los que lo conocían. Matthew, quien goza de un excelente récord académico y una conducta impecable, detesta (y envidia) el desenvolvimiento del que presume el chico. Para t...