Extras #1

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Matt

La luz del sol se filtró por los ventanales enormes y coloridos de la habitación, aunque aún era débil, cuando me dio justo en el rostro gruñí y arrugué un poco la nariz.

Pasé mis manos por detrás de la cabeza, estiré mis brazos y piernas.
En ese instante, faltaba un peso sobre mí, Hajun no estaba a mi lado. Con cuidado removí las sábanas para asegurarme de que no se hallaba escondido entre ellas. Levanté la vista hasta el otro lado de la habitación donde estaba ubicada la cuna de Lucas y la pequeña cama de Amal, pero ninguno estaba ahí.

Al principio teníamos pensado dejarlos a ambos dormir en su propia habitación, mientras que nosotros estábamos en la nuestra, pero temía que algo sucediera estando lejos y mejor preparamos una lo suficientemente grande para dormir los cuatro, cómodos.  De todos modos, Amal se colaba todas las noches en nuestra cama y Lucas se despertaba muchas veces en la madrugada.

Hajun había decidido ser el padre que se quedaba en casa, a cuidar de esta y de los niños. Sinceramente, podíamos costearnos niñeras a tiempo completo, pero esto no era lo que habíamos pensado cuando decidimos tener a nuestros hijos.

No podíamos continuar la rutina que teníamos antes de tenerlos: irnos a otro país durante un mes, jugando los partidos y luego regresar a casa.
Primero intentamos pertenecer a equipos diferentes, tampoco funcionó.

Igual debíamos irnos por demasiado tiempo a distintos lugares, así que cuando llegó Lucas decidimos que solo uno de nosotros siguiera su trabajo, después de todo estaba seguro de que en nuestro amor no habría cabida a los celos o a rencores por parte de ninguno.

Luego de encontrarnos con el entrenador Owen —quien continuaba preocupándose por nosotros y nos visitaba con frecuencia, a pesar del paso del tiempo — Hajun me pidió que quien siguiera en el camino del fútbol fuese yo.

Ambos son increíblemente buenos —nos había dicho Owen —, pero Matt es quien tiene el temple de líder que se necesita en un equipo profesional. Sería una lástima que no fuera él quien continuara. Aunque ser padre de familia también es algo en lo que ambos destacan y no tiene porqué sentirse inferior quien se quede con el rol. Es su decisión, chicos, asegúrense de tomar la correcta y que ninguno de los dos salga herido. Su amor es demasiado bueno para que algo como esto lo debilite.

Ese mismo día, cuando Owen se marchó, analizamos los pros y los contras, hasta que fue el propio Hajun quien tomó la decisión de que fuese yo quien se quedara en el equipo. Sin rencores.

Al principio, le tomó un poco de tiempo acostumbrarse a la idea de que sería él a tiempo completo con los niños. Tenía ínfimas habilidades domésticas, producto de nunca haber necesitado hacerlas en su casa. Diría que la cocina fue su mayor reto en ese caso, por ello contratamos una ama de llaves para que realizara todas las labores, además de una niñera que cuidaba a los niños en caso de alguna emergencia, o a veces cuando necesitábamos nuestro espacio. Que en los últimos meses había sido bastante escueto.

Había pasado casi cinco meses desde esa decisión y todo iba bien.

Fui hasta la ducha, y luego de darme un baño rápido, salí a la cocina. De lejos se podía escuchar un murmullo, además olí un delicioso aroma a tostadas.

Cuando entré en la cocina la imagen que estaba ante mis ojos eran hermosa: Amal estaba sentada en una de las banquetas que se hallaban alrededor de la isla, en una mano sostenía una tostada de jalea de fresa que Hajun le había preparado, mientras que con la otra sostenía tres lápices de colores, con una hoja de papel delante.  Lucas estaba sentado en su silla de bebé, al lado de Amal, su servil delante, con una cuchara pequeña llevaba a su boca en porciones el puré que tenía delante.

The love you're born to find Donde viven las historias. Descúbrelo ahora