𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 27. 00

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Hoy está siendo un buen día para pasar el resto de la mañana dentro de la alberca. No hay trabajo por hacer, hay un radiante sol, un cielo azul asombroso y un precioso clima. JiMin ama el agua; ama las albercas, ama la lluvia, ama la regadera. Estar en uno de estos tres lugares mejoran su humor en cuestión de segundos, porque lo ayudan a soltar los músculos y a dejar el estrés de lado.

JiMin viste unas bermudas azul celeste con el diseño de una verde palmera en el borde del ruedillo derecho, el forro negro sobresale cubriendo un poco sus muslos tonificados. El resto de su cuerpo está al desnudo, exponiendo las tantas cicatrices que tiene esparcidas por el torso y la espalda, como huellas imborrables de sus batallas más intrépidas a lo largo de su vida.

Hace no mucho estuvo practicando natación, espalda y mariposa, para no perder lo aprendido en sus años de estudiante. Ahora está en la orilla de la alberca revisando los recientes mensajes que uno que otro cliente le ha mandado en las últimas horas con el fin de que realice algunos trabajos. Lo que lo lleva a pensar en que necesita buscar a una persona nueva que lo ayude con el trabajo.

Su rojo cabello mojado escurre gotas de agua que terminan salpicando la pantalla de su celular, maldice en su lengua natal por ello. Opta por ponerse las gafas de sol sobre la cabeza, para detener los mechones de su cabello mojado que lo están molestando. En eso, mientras termina de responder un par de mensajes más, la sombra de una silueta aparece frente a él.

Al quitar los ojos de su celular y elevar poco a poco la cabeza, se topa con YoonGi. YoonGi parece estar listo para entrar a la alberca y hacerle compañía, pues trae puesto unas bermudas negras. YoonGi fuma un cigarrillo saborizado; de sandía, para ser más específicos. Tiene al descubierto su cuerpo robusto y de piel lechosa que brilla tanto como el sol. No posee un abdomen definido, pero sus gruesos pectorales llaman mucho la atención.

Hasta en ese momento, en el que JiMin lo examina de pies a cabeza, se entera de que YoonGi tiene el brazo izquierdo y el omóplato cubierto de tatuajes, que son liderados por el color rojo. JiMin no puede creer que esté aceptando, aunque para sí mismo, que a YoonGi le quedan los tatuajes como anillo al dedo. YoonGi es muy blanco, así que la tinta le genera un muy encantador atractivo.

—¿Por qué estás exhibiendo tu cuerpo tan descaradamente, insolente cuchurrumin? —YoonGi ladea la cabeza observando a JiMin desde arriba, expulsando el humo de su cigarro de entre sus labios—. Cualquier hombre morboso cerca de aquí podría acosarte. ¿Ves por qué tengo que cuidarte?

—YoonGi, aquí no hay nadie. —JiMin blanquea los ojos.

—Exactamente, qué bueno que ya notaste que no hay ningún hombre rondando por aquí —asiente YoonGi, con una mano dentro del bolsillo de sus bermudas negras—. ¿Sabes por qué? Porque yo los mandé al carajo pensando en tu privacidad, mi dulce de leche.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora