𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 29. 00

73 12 196
                                    

El sonido viscoso podría ser el único sonido que gobierna aquella habitación apenas iluminada por los rayos de luz que se filtran de entre las cortinas, si no fuese porque unos jadeos débiles se hacen escuchar y se unen al compás del sonido viscos...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sonido viscoso podría ser el único sonido que gobierna aquella habitación apenas iluminada por los rayos de luz que se filtran de entre las cortinas, si no fuese porque unos jadeos débiles se hacen escuchar y se unen al compás del sonido viscoso que es hecho por YoonGi. Para ser más exactos, los que hace con sus dedos ágiles y escurridizos.

JiMin está acostado sobre la amplia cama de YoonGi. No hace mucho YoonGi le sacó las bermudas y lo dejó al completo desnudo. YoonGi le abrió las piernas hasta donde su flexibilidad le permitió, para éste meterse y acomodarse entre ellas. Actualmente, JiMin se reserva boca arriba sobre la cama y una de sus gruesas piernas reposa sobre el antebrazo de YoonGi, que la carga y la sujeta con la mano para que no resbale.

Es un de más comentar el hecho de que las piernas de JiMin son un par de gelatinas y que él está luchando por no soltar ruidos más fuertes, mordiéndose los labios tan hostilmente que podría provocar una herida con el filo de sus dientes. Pero sucede que JiMin, que no sabe qué hacer o cómo reaccionar, piensa que lo mejor que puede hacer de su parte es simplemente mantener sus labios atrapados entre sus dientes.

—Si pudieras verte con mis ojos justo ahora, cariño, a ti también te sangraría la nariz —YoonGi murmura con su voz dos tonos más graves, admirando a JiMin desde arriba mientras sus pupilas terminan por dilatarse extasiadas—. Mírate, sólo te estoy dando mis dedos y eres todo un desastre con patas. ¿Quieres matar a papi?

JiMin gimotea como respuesta. Continúa aferrándose a los edredones con sus puños y removiéndose como pez fuera del agua sobre la cama. Aprieta los ojos constantemente, sus atractivas pestañas están húmedas debido a que, en silencio, ha derramado algunas lágrimas. El placer se desborda en él, así que es inconsciente de su parte soltar estas aguas saladas.

Siente los dedos de YoonGi tan profundo dentro de él que se pregunta cómo una entrada tan estrecha puede albergar tres largos y huesudos dedos. No encuentra una respuesta lógica cuando ni siquiera sabe cómo es que YoonGi hizo para profanar su entrada siendo virgen. No le cabe duda de que YoonGi tiene mucha experiencia en este ámbito; es un tipo de manos ágiles que sabe con exactitud qué decir para mantener encendido el momento.

El sonido viscoso que se crea mientras YoonGi mueve los dedos dentro de él es lo suficiente para que una ola de calor lo envuelva, al saber que dicho sonido, básicamente, él lo provoca. Los dedos de YoonGi trabajan en su interior de diversas maneras y todas dejan sus piernas temblando. YoonGi simula tijeras, los dedos se abren y se cierran a un ritmo adecuado, después los junta y los mueve de forma circular. Hay otras veces en que los dobla y entonces toca un punto que le arrancan un gemido.

Ahora lo que está haciendo YoonGi es una serie de embestidas con sus tres dedos, los saca a la mitad y con la misma los adentra en el interior de JiMin. Mientras YoonGi realiza este método de preparación en JiMin, YoonGi siente cómo sus dedos, con el pasar del tiempo, se van mojando cada vez más. Esto debido a que JiMin resulta desprender más humedad de la que YoonGi pudo haber pensado.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora