𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 36. 00

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YoonGi apoya las caderas contra el capó de su auto deportivo color azul

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YoonGi apoya las caderas contra el capó de su auto deportivo color azul. Cruza sus brazos y los pies en espera de que JiMin termine de salir de las tierras de Park JiHoon. Su expresión sigue siendo la misma de hace unos minutos atrás; sigue tan sombría como una habitación a oscuras. Su mandíbula subsiste tan apretada que sus dientes rechinan. La sangre hierve recorriendo por sus venas.

JiMin se visibiliza tras un par de minutos de espera. Suelta su rifle calibre 223 para que repose colgando en su espalda. A continuación, se posiciona frente a YoonGi con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón negro de vestir. Sus ojos esmeraldas se posan sobre YoonGi, porque desafiar a quien primero lo desafía es parte de su rutina en la vida.

Es evidente que YoonGi tiene un problema con él. Es evidente lo mucho que YoonGi tiene para decirle y él está dispuesto a escucharlo sin problema, para también poner sus cartas sobre la mesa y expresar que no va a formar más parte de la gente de YoonGi si éste continúa con su aborrecible e insensata actitud. Esta no es la forma en la que a JiMin le gusta trabajar; no le gusta la imprudencia, la indiscreción y la insensatez.

—¿Quién te dio el puto permiso de sacar tu puta arma y amenazar con ella a tu puto jefe? —YoonGi no está pidiendo una respuesta, está exigiendo una utilizando un tono hostil.

—No necesito permiso para tomar mi arma y usarla en contra de la insensatez. —JiMin da su respuesta. No es la que YoonGi exigía escuchar, pero sí la que JiMin debía de dar—. ¿Nos vamos?

—¿Me estás llamando insensato, niño? Tú no te haces una puta idea de la mierda que acabas de hacer. Meterte en donde yo no te he llamado es una falta —él masculla palabras que se salen con veneno de su boca—. ¿Por qué crees que puedes intervenir en mis asuntos? Yo soy tu jefe, por tanto, soy quien te dice cuándo y cómo hacer una mierda.

—Si no le gusta mi trabajo, entonces despídame —es lo único que JiMin dice a voz neutra, invisibilizando sus expresiones—. Mejor aún, yo renuncio.

<Este mocoso de mierda>, YoonGi gruñe para sus adentros mientras ve a JiMin girarse con la intención de retirarse y no ser más participe de una conversación que todavía no termina.

JiMin tiene la errónea creencia de que tiene el poder sobre sí mismo para darle la espalda a YoonGi e irse dejándolo con las palabras en la boca. ¿JiMin se sujeta a la idea de que puede renunciar en cualquier momento y alejarse de su lado como si la relación que ambos tienen es sólo laboral? JiMin piensa que es así, pero YoonGi sabe que hay un error. Lo laboral es sólo una excusa realizada por él. Realmente nunca existió.

—¿Tú de verdad eres tan ingenuo como para creer que puedes renunciar e irte con tanta facilidad, señorito Alex? —YoonGi se sube al capó del auto y al techo continuamente. Extrae su pistola del cinturón en su pantalón y la levanta apuntando hacia JiMin—. El día que hiciste un trato conmigo, ese día debiste imaginar que, la única forma de irte de mi lado, es muerto.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora