𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 16. 00

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El crepúsculo vespertino se cuela entre los ventanales que hay en el despacho de YoonGi. Los ventanales tienen sus puertas cristalinas abiertas, por lo que la briza de un próximo conticinio hace acto de presencia, menzclándose con el aire acondicionado del despacho.

Hay un tablero de ajedrez sobre la mesa, YoonGi está frente a JiMin; cada uno concentrado en sus respectivas piezas y en cuál será la siguiente que van a mover. El juego parece que va a llegar a su fin en cuestión de minutos y YoonGi es el que está seguro de que esta será su primera derrota en el ajedrez, desde que lo juega.

JiMin resulta más bueno para el ajedrez de lo que YoonGi se pudo detener a pensar antes de ofrecerle una partida para matar lo que queda de tarde. Por supuesto, el juego es con apuestas; dinero real. Ahora YoonGi tiene el presentimiento infallable de que JiMin se llevará ese rollo de dólares que hay sobre la mesa, a un lado del tablero de ajedrez.

YoonGi sufre de un tic nervioso en la pierna derecha, no deja de moverse y, por lo tanto, su pie zapatea contra el piso simultáneamente. Está reclinado con dirección a la mesa, con el mentón apoyado encima de sus manos entrelazadas. Sus codos reposan en sus rodillas y sus ojos están fijamente puestos en la pieza que JiMin está moviendo.

JiMin está de piernas cruzadas, totalmente tranquilo y despreocupado. A diferencia de YoonGi, no sufre cuando debe de mover una de sus piezas. Se le ve seguro de cada una de sus movidas, como si fuese un experto en ganar partidas de ajedrez. En cada movida logra percibir la inquietud y la ansiedad de YoonGi. YoonGi sufre por su profesionalidad.

—Tengo miedo, cuchurrumin —confiesa YoonGi con el dedo pulgar entre los dientes, pues su última movida terminó siendo su sentencia de muerte.

—Sufra en silencio —le dice JiMin un segundo antes de hacer jaque mate y ganar el juego.

YoonGi expulsa un suspiro deprimido y abulta los labios cabizbajo. Su récord de años de ardua batalla ha sido destruido por un ruso diez años menor que él, al que parece que haberle hecho jaque mate fue la cosa más fácil del mundo. YoonGi necesita un minuto para procesar la pérdida.

JiMin, mientras tanto, toma el rollo de billetes para contar la jugosa cantidad que YoonGi había apostado con la seguridad de ganar. Una vez termina de contar hasta el último billete, se guarda el rollo en uno de los bolsillos de su abrigo de cola larga; tan larga que, aunque de pie, ella se arrastra en el piso.

—¿Hay alguna cosa en la que este dulce de leche no sea bueno? ¿Eh? —quiere saber YoonGi, quien vuelve a apoyar el mentón en sus manos para, esta vez, observar al menor frente a él con una sonrisa estúpida—. El sabor de la derrota nunca había sabido tan dulce como ahora, ¿sabes, cariño?

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora