𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 43. 00

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La puerta de la habitación perteneciente a YoonGi es abierta escabrosamente por un Alan agitado y exaltado, que no había medido la fuerza con la que le aventó una patada a la cerradura digital. Se cabe mencionar que Alan ha hecho acto de presencia con su uniforme militar puesto, lo que parece indicar que está de turno. Es decir, la cerradura digital ha quedado irreparablemente destruida por culpa de unas pesadas botas con puntas de hierro.

Alan se adentra a la habitación de YoonGi irrumpiendo su privacidad. Con posterioridad, una vez cruzado el salón para llegar hasta la cama de YoonGi, hace un examen visual alrededor del cuadro para certificar que puede tener la seria y urgente conversación con YoonGi, la cual antes no pudo tocar por cuestiones de un ajetreado trabajo.

En el interior del cuadro está la mano derecha de YoonGi, HoSeok, sentado en un sillón reclinable ubicado en el rincón de lectura. El rincón de lectura está reservado a un lado del juego de ventanas. HoSeok tiene unas magulladuras en el rostro. Un NiKi dormido yace en la cama junto al papá y el papá, YoonGi, reposa en ella como el médico de confianza de la familia le aconsejó una vez atendió la devastadora herida por flecha.

YoonGi no tiene alguna ropa que cubra de sus caderas para arriba,  por lo que se le puede apreciar un vendaje alrededor de los pectorales, cruzando las puntadas en el pecho y terminando en el hombro. YoonGi está posicionado de lado, para no incomodar las otras puntadas existentes en el omóplato. Pese a su estado delicado, no se ve exactamente moribundo. De hecho, está anclado jugando en el celular.

—¿Qué haces aquí, zorra? ¿Hoy cómo planeas joder mi día? —YoonGi se dirige a Alan solamente después de desalojar su enfoque de la pantalla de su celular y trasladarla a Alan—. ¿No tienes otra cara en dónde poner tu gordo culo?

—Mira, grandísimo bastardo con un gramo de cerebro, ¿qué parte de ❝mantente bajo perfil porque le pueden poner precio a tu cabeza❞ ¡no entendiste!? —Alan acaba haciendo erupción cual volcán activo y se exalta en contra de YoonGi. Lo señala con el dedo índice, lo fusila con sus llameantes ojos plateados y le gruñe con bravura—. ¡Te dije que me dejaras a mí encontrar la raíz del problema, no que te fueras a las afueras de la ciudad para hacer una matancina que casi te cuesta tu anciana y decrépita vida!

Los ojos de YoonGi se engrandecen dentro de sus órbitas mientras subsiste totalmente boquiabierto y sin una nimiedad de palabras, porque todas se las está robando Alan y su evidentemente histeria con la que le está lanzando una sarta de insultos, sermones y protestas. Alan se ha desatado en gritos que no exponen más que todo el miedo convertido en rabia que lo maneja, causado por el estado delicado de YoonGi.

Alan revela en voz alta que estuvo en medio de una reunión con sus superiores cuando le llegó la noticia, no sólo de la matancina que ocurrió a las afueras de la capital, sino también sobre que YoonGi fue el principal autor y que acabó severamente malherido. Alan, apenas la reunión se dio por terminada, envió a sus oficiales a hacerse cargo del problema en lo que él viajaba a toda velocidad por las calles para llegar lo más pronto posible a la residencia Min; con el corazón en la boca y el miedo perpetuo de que YoonGi estuviese realmente fatal.

𝐄ᴸ ᴵᴺᶠᴵᴱᴿᴺᴼ ᴰᴱ 𝐀ˡᵉˣᵃᶰᵈʳᵒᵛᶤᶜʰ| ʏᴏᴏɴᴍɪɴ. [Pausado].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora